El Ternasco de Aragón es un cordero alimentado
con leche materna y cereales naturales, cuyo peso en canal oscila
entre 8 y 12,5 kg.
El
proceso de crianza de este tipo de cordero se realiza mediante un
aprovechamiento tradicional del territorio aragonés, tanto en pastos de montaña
y media montaña como en las zonas más áridas del valle del Ebro. En la
actualidad (marzo 2018) están adscritas más de 365.000 ovejas de las
razas autóctonas aragonesas Ojinegra de Teruel, Roya Bilbilitana y Rasa
Aragonesa, que junto a la Maellana y la Ansotana,
son únicas razas que forman parte de la IGP Ternasco de Aragón, repartidas
en 667 ganaderías de más de 320 municipios a lo largo de
las tres provincias aragonesas. Por todo ello, podemos afirmar que, como
beneficio adicional, el Ternasco de Aragón favorece la economía rural
aragonesa, su cultura y medio de vida, manteniendo la población y
preservando el medio natural.
Este
exigente proceso de crianza está regulado desde 1989 por el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida Ternasco de
Aragón, lo que supone la distinción de ser la primera carne
fresca en España reconocida con una Denominación específica (actualmente IGP).
Gracias
a que todo el proceso de crianza está previamente definido, y a los frecuentes
controles que se realizan durante todo ese tiempo, se garantizan unos estándares
de calidad óptimos que se traducen en una carne de cordero
tierna, sabrosa y saludable, adecuada para todo tipo de consumidores, desde
los más pequeños a los de mayor edad.
Así
pues, su sabor equilibrado, su versatilidad a la hora de prepararlo y sus
propiedades cardiosaludables – demostradas a partir de varios estudios científicos – son, entre otras, las principales razones por las que comer Ternasco de Aragón.