Este pequeño pueblo de la provincia de Teruel, llamado Corbalán fue en su día, sede del barón de Escriche, quien ganó su rango, gracias a vencer a una legendaria fiera, que atemorizaba a los habitantes de todo este territorio, y que había vencido a los más atrevidos caballeros.
Para derrotar a esta horrible bestia, se bastó de un sencillo espejo y una espada.
Cuando se enfrentó al monstruo lo primero que hizo fue colocar el espejo ante su cara, por lo que la fiera se viera reflejada, quedando boquiabierta ante su fealdad, momento que aprovechó el valiente, para clavarle la espada en la boca, el único punto vulnerable que la fiera tenía, y que hasta entonces nadie había podido vulnerar.
De esta manera, consiguió matar a la bestia, y se pudo volver a repoblar el lugar.
El rey agradecido ante semejante valentía, le concedió en baronía, todas las tierras que fuera capaz de recorrer durante un día, naciendo así la Baronía de Escriche.
Aquella hazaña, es el origen de la siguiente jota:
"Nadie le teme a la fiera,
que la fiera ya murió
al revolver una esquina,
un valiente la mató."
La Casa Grande es un edificio del siglo XVI sede de la baronía de Escriche. El palacio fue adquirido en 2001 por la Diputación Provincial de Teruel y está previsto realizar un complejo hostelero de calidad con una importante zona deportiva y natural integrada. El proyecto correrá a cargo de Patxi Mangado, autor del premiado pabellón de España de la Expo.
Como es habitual en los palacios renacentistas, en la planta baja del palacio se situaban las dependencias de la servidumbre, la cárcel, las cuadras y el patíbulo. La primera planta era la planta noble, a la cual se accede mediante una escalera monumental y en la última planta se encontraban los graneros y almacenes. En las estancias del barón hay una serie de pinturas murales de gran valor artístico que han estado al borde de su desaparición. Se trata de 41 pinturas datadas a finales del siglo XVII o comienzos del XVIII. Reflejan escenas de género, temas ecuestres y cetrería, paisajes y alegorías de los continentes, además de temas alusivos a la vida del Barón de Escriche, que gobernaba la finca. La autoría no está comprobada, pero podría tratarse de un artista o artistas formados en Valencia.
¿Pero quiénes eran estos barones de Escriche? El linaje de los barones de Escriche arranca de un rico hombre castellano, Muño Sancho, señor de La Finojosa. El primer Escriche será Pascual Sánchez Muñoz, hacia 1176, que sirvió a Alfonso II, Pedro II y Jaime I de Aragón. Pascual y su hijo Gil Sánchez Muñoz serán justicias de Teruel, lo mismo que el nieto Pedro, tercer barón de Escriche. La baronía será revalidada por Alfonso IV en 1328.
A esta familia perteneció Gil Sánchez Muñoz, sucesor del cismático Papa Luna bajo el nombre de Clemente VIII, aunque no llegara a ser reconocido por la Iglesia de Roma y es declarado Antipapa. Tras un paréntesis en el que la baronía estuvo en poder de una rama segundona de los Sánchez Muñoz, Carlos I, en 1538, la restituía a la primogenitura en la persona de Gaspar Sánchez Muñoz. Sucesivas confirmaciones del título, en 1785, al casar el Escriche Antonio con Juana Amat de Terán, la baronía de Escriche se fusionará con la casa de los La Linde.
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