El toro y la estrella son un emblema muy antiguo, apareciendo ya en monedas de varias ciudades españolas acuñadas en época romana.
La tradición cuenta que en el siglo XII, durante la Reconquista, el rey Alfonso II tras tomar varias plazas importantes, siguió por la ribera del Martín, y al llegar a lo que ahora es Teruel partió a su ejército para enfrentarse a rebeldes en las montañas de Prades, quedando el resto de sus guerreros en las llanuras de Cella, con órdenes de permanecer a la defensiva. En este punto es donde se confunden historia y leyenda, pues los guerreros desobedecieron las órdenes del rey, y siguieron a un toro bravo al que le iba siguiendo una estrella desde el firmamento, pues lo habían visto en sueños premonitorios. Señal que según ellos, marcaba el sitio donde establecer una nueva población. Así, tomaron la fortaleza de Teruel plantando su estandarte en la plaza conquistada.
Este hecho, se encuentra representado en uno de los cuatro cuarteles del escudo de Teruel, con un toro que lleva encima una estrella.
Por otra parte, según la etimología de Teruel, el antiguo Turba o Turbana, proviene de dos palabras hebreas, "thor" y "bat", que significan "lugar del toro".
Según otros autores, la fundación de la ciudad de Teruel se atribuye a los fenicios, que remontando el cauce del río Turia en busca de un lugar para establecerse, encontraron al fin una buena tierra con mucho ganado, levantando allí un pueblo y dando el nombre a dicho río de Turriar o Turia, debido a la abundancia de toros que había, y aplicando el nombre también a la población.
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