Omar y Abdalá eran
dos alarifes mudéjares
residentes en Teruel allá por el siglo XIII. Ambos se
disputaban el amor de una joven y hermosa dama
mudéjar llamada Zoraida. Para
dirimir quién de los
dos podía quedarse con la hermosa dama,
decidieron, de
mutuo acuerdo, competir por la mujer
de sus sueños construyendo dos torres
perfectas.
Abdalá construyó la Torre de El Salvador, por su
parte Omar hizo lo
propio con la de San Martín.
Terminados los dos monumentos, un jurado otorgó la
victoria a Abdalá por la pulcra verticalidad de su torre .
Fue de esta manera
como Abdalá consiguió la mano
de Zoraida. Omar por su parte, que había
trabajado
día y noche con sus obreros y había terminado antes
su monumento, construyó una torre igualmente bella,
pero un tanto inclinada.
Desesperado por
su doble derrota decidió
poner fin a su vida arrojándose desde lo alto de la
torre de San Martín.