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sábado, 6 de marzo de 2021

NO ME LO PUEDO CREER.-




NO ME LO PUEDO CREER. tras treinta años paseando  por las cercanías de mi casa, por los planizares de arcilla roja que cubren la superficie del piso de los aledaños de la ciudad, no puedo asimilar que me haya despistado. Ha habido un momento en el que me ha parecido encontrarme en un paraje totalmente desconocido, sin ninguna referencia a la que agarrarme y centrarme de nuevo para poder continuar este tranquilo y reiterado paseo matinal.
 
NO ME LO PUEDO CREER, porque cuando me he repuesto de este susto inicial y habiéndome parecido estar de nuevo centrado y con la normalidad por bandera, llego a una calle, ya dentro del casco urbano, y todo me parece nuevo, donde unos personajes van caminando de forma rápida e huidiza, como si se escondiesen de algo, intentando alejarse los unos de los otros. Un poco más adelante me tropiezo con una cola muy larga formada por hombres y mujeres medio camuflados tras sus mascarillas para intentar conseguir una barra de pan o. si me apuran, llenar las bolsas de la comprar y salir pitando.

NO ME LO PUEDO CREER, en las aceras veo gente sentada en las terrazas de los bares, con el !cortado" delante de la mesa y sus caras ateridas por la rasca de nuestra tierra. Apuran la consumición casi de forma clandestina para, lo antes posible, proseguir con sus tareas cotidianas.

NO ME LO PUEDO CREER, y, sin embargo cada vez son más las furgonetas de reparto aparcadas en doble fila, a lo largo de las calles, con el propósito de llevar a los hogares por vía virtual los productos que han solicitado.

NO ME LO PUEDO CREER, aquí que es tan típico el "capazo" no veo ningún grupo de gente que se para a charlar y ponerse al día de las novedades de las familias y del vecindario. De cuando en vez dos personas se cruzan y se paran frente a frente  una distancia prudencial como queriendo evitar ser vistas en tal fragrante conflicto.

NO ME LO PUEDO CREER, Los viandantes caminan por las calles pertrechados de sus mascarillas sin otro interés que salvar con premura la distancia desde su casa al trabajo o viceversa. Pasan sin mirar a otros peatones  y, si se sientes observados, se quedan mirando fijamente al interfecto porque no reconocen a ese vecino, a esa compañera o al tendero de la esquina. En el hipotético caso de reconocerlo, se saludan con un golpe afirmativo de cabeza o un escueto "HOLA", mientras siguen su camino para no entretenerse y romper la dinámica del automatismo general que nos invade.

NO ME LO PUEDO CREER, Todas estas acciones cotidianas que hemos realizado a lo largo de nuestra vida, han cambiado. Nos han hecho más individualistas, recelosos de perder nuestra intimidad, obviamos todo lo vivido en sociedad a lo largo de nuestra existencia.


¿Será posible que el "bicho" haya podido modificarnos tanto en tan poco tiempo? ¿Habrá podido el coronavirus cambiar de un plumazo todas nuestras costumbre labradas a lo largo de  nuestras vidas?
¿Cómo es posible que la Covid-19 haya podido derribar todos los cimientos de nuestro modo de vida, desviando nuestras prioridades, nuestros gustos e intereses?


                                         ! NO ME LO PUEDO CREER¡




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jueves, 9 de abril de 2020

SAN ROQUE, UN SANTO PARA TIEMPOS DE PANDEMIA.-




SAN ROQUE ES EL SANTO PROTECTOR CONTRA LAS PESTES.



Nacido en Montpellier en 1350, el joven Roque, que era huérfano, decidió repartir sus posesiones y salir en peregrinación a Roma, a causa de su fe. Ahí empezó todo. En el camino, se dedicó a cuidar a los infectados por la peste (que estaba causando estragos, convertida en una crisis abismal que afectaba a muchas regiones de Europa), sanándolos con la señal de la cruz.
Se quedó en Romaña, junto a los apestados, hasta que cesó allí la epidemia, y finalmente alcanzó Roma, donde permaneció tres años. Dispuesto a regresar a su ciudad de origen, a su paso por Piacenza se contagió y decidió esconderse cerca de un río (o en un bosque, según la versión) para no exponer a los lugareños a contraer la enfermedad por ocuparse de él.
Entonces apareció el célebre animal de refranero: el perro de San Roque. Que vivía en la casa de un noble y encontró el refugio de Roque, empezando a llevarle cada día un trozo de pan. Movido por la curiosidad, al observar el habitual misterioso paseo del can, el dueño del perro lo siguió y encontró a Roque, curándolo.

Cuando recuperó la salud, Roque emprendió el camino de vuelta definitiva a Montpellier. Pero esa ciudad no volvió a ser un hogar: al ser huérfano, haberse marchado durante tantos años y regresar con la ropa perjudicada por la peregrinación, nadie le reconoció y le acusaron de vagabundo. Condenado a prisión, el salvador de los contagiados moriría poco tiempo después, encarcelado.
 A San Roque se le reconoce por vestir hábito de peregrino (y a veces sombrero) y tener normalmente en alguna parte de la pierna un bubón de peste abierto, representando su contagio. Le suele acompañar el perro que le alimentó, acurrucado.

Al reconocer su santidad, la tradición le empezó a invocar contra la peste, las plagas y enfermedades contagiosas en general. En 1630, tiempos de peste nuevamente, su culto se disparó, llegándose a construir un oratorio consagrado a San Roque en cada ciudad que temía por la salud de su población.
Su protección epidemiológica llega al mundo vegetal, ya que San Roque salva a los viñedos de la "peste" que enferma sus cepas. Del mismo modo, adoptó la protección de los sepultureros, por haberse dedicado a dar sepultura a los contagiados por la peste.
                                        


  

                                              Coplas populares sobre San Roque
                                                                   Por decir 'Viva san Roque'

                                                           me metieron prisionero,
                                                           y ahora que estoy en prisiones
                                                           ¡Viva san Roque y el perro!

                                                            Arrímate a mi viña

                                                           que soy san Roque
                                                           que si viene la peste
                                                           que no te toque.


  QUE EN ESTOS TEMPOS CONVULSOS, SAN ROQUE NOS TENGA A SALVO A TODOS DE LA ENFERMEDAD Y QUE LOS CONTAGIADOS SANEN PRONTO.