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martes, 28 de octubre de 2014

CÓMO SERÁ LA EDUCACIÓN EN ESPAÑA EN 2.030. FOTOS.

Los sistemas educativos de todo el mundo sufrirán grandes modificaciones de aquí a 2030 propiciados por la revolución tecnológica. En los próximos 15 años, internet va a convertir los colegios en «entornos interactivos» que pondrán patas arriba las formas tradicionales de aprendizaje y cambiarán la manera de ser de docentes, padres y estudiantes.
En la escuela del futuro, las clases magistrales desaparecerán y el profesor ya no ejercerá sólo como transmisor de conocimientos, sino que tendrá como principal misión guiar al alumno a través de su propio proceso de aprendizaje. El currículo estará personalizado a la medida de las necesidades de cada estudiante y se valorarán las habilidades personales y prácticas más que los contenidos académicos. Internet será la principal fuente del saber, incluso más que el colegio, y el inglés se consolidará como la lengua global de la enseñanza. La educación será más cara y durará toda la vida.
Las escuelas se convertirán en redes» donde los alumnos interactuarán entre ellos y con el profesor de forma que se produzca un «aprendizaje colaborativo».
LOS PROFESORES
El rol de los docentes será guiar al estudiante por su propia vía de conocimiento. Serán facilitadores y orientadores, más que transmisores del saber. Hasta hace muy poco, eran la única fuente de información disponible, pero internet lo ha acaparado todo y los alumnos pueden encontrar en la Red buena parte de lo que se explica en clase. Los contenidos online serán la principal fuente de conocimiento en 2030, incluso por encima del colegio, del entorno del alumnado (13%) o de las instituciones culturales (3%).
«El papel de los profesores va a ser aún más relevante. Van a tener que mostrar a los alumnos que hay que ser críticos con la información, que no todo lo que encuentran en internet es correcto, que deben seleccionar y acudir a las fuentes más fiables», dice Ismael Sanz, director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, dependiente del Ministerio de Educación.
Sanz cree que se consolidarán metodologías como el flipped classroom, que consiste en que los chicos preparan por su cuenta las clases y hacen una exposición en el aula, mientras que el profesor realiza una labor de acompañamiento. «Este sistema permitirá que una parte del trabajo se haga en casa y que cada alumno siga su ritmo».
«La clase magistral parece obsoleta. No tiene sentido contar un rollo a 250 estudiantes que no pueden intervenir si se les puede dar algo grabado. Pero, por otro lado, mucho de esto se podía hacer ya y no ha pasado.
LOS ALUMNOS
El perfil del estudiante cambiará en los próximos tres lustros. Será «un alumno con muchas más posibilidades de acceso a fuentes de conocimiento, con una mentalidad más universal y menos localista, protagonista indiscutible de su aprendizaje, un ciudadano global que busca a través del aprendizaje un modo de responder a alguna necesidad del entorno». El currículo tendrá más contenidos personalizados a la medida de cada alumno. Esto tendrá consecuencias en la relación jerárquica con el profesor. «Se desdibuja claramente la línea que separa quiénes son los que enseñan y quiénes son los que aprenden.
Los estudiantes serán «más exigentes» en cuanto a sus expectativas educativas. «El alumno se convierte en cliente: invierte un dinero y espera un retorno. Los profesores van a tener que explicar mucho mejor cómo ponen las notas».
¿Cambiarán también los horarios? Los expertos españoles coinciden en que la frontera entre el colegio y el hogar se desdibujará y el aprendizaje no se restringirá a unas horas y a unos lugares concretos. «El email y otras herramientas de comunicación se están extendiendo mucho. Ahora los profesores ya tenemos muchas conversaciones con los alumnos a las 20.00 horas. Esto de que haya clase de 10.00 a 11.50 horas cambiará, serán  cursos online, y a deshoras. Más estudiantes van a tener que trabajar y no van a poder ir al horario convencional. Veremos escuelas que den clases en verano y los fines de semana».
¿Habrá deberes? «En algún sentido, si hay un cambio, será a que casi todo sean deberes. El horario será más libre y habrá más tarea individual. «Más que deberes, hay que suscitar en los alumnos la necesidad de seguir buscando documentación, de informarse, de compartir conocimientos y de despertarles el gusto por la investigación.
Todo esto afectará, sin lugar a dudas, a las relaciones personales entre los alumnos. El concepto de pandilla se ha terminado y los niños son ahora más solitarios que antes». «Hace 20 años, los críos pasaban más tiempo en la calle, sin demasiada supervisión. Ahora su vida social es más limitada, están más en casa, conectados online, y tienen agenda. Sus padres les llevan a las 17.00 horas a Ajedrez, a las 18.00 a Inglés... Por eso las relaciones sociales se van a cotizar al alza en la escuela del futuro».
EL CURRÍCULO
Las habilidades personales o prácticas serán más valoradas que los conocimientos académicos. Las llamadas soft skills -como la capacidad de hablar en público, de trabajar en equipo, de adaptarse a los imprevistos...- son cada vez más importantes en el entorno profesional, , por si solas, no suplen una buena preparación académica. «Aprender a aprender está bien, pero primero hay que saber de Matemáticas, Ciencias o Historia. Lo que nos sirve es el conocimiento, porque no se aprende fuera de él.
 «Se dice que ésta es la generación mejor preparada, pero los universitarios españoles no saben lo que es el Barroco y nunca han leído a Cervantes. Si lo que pretendemos es formar tecnócratas, primarán las habilidades y los conocimientos quedarán reducidos»,
A la hora de evaluar, y aunque en el ámbito laboral las certificaciones profesionales adquieran cada vez más valor, «éstas no sustituirán a los títulos académicos, particularmente a los emitidos por instituciones universitarias de prestigio».
EL APRENDIZAJE
El aprendizaje se desarrollará a lo largo de toda la vida del alumno y que no se limitará sólo a la etapa de formación obligatoria (entre los seis y los 16 años) y a la universidad. Esto no significa que la educación vaya a ser gratis.  La Administración pública va a dejar de ser la principal fuente de financiación. Aquí España está ya por encima de la media de la OCDE en el porcentaje de educación privada. «La educación pública tiene un papel clave en la igualdad de oportunidades y no va a desaparecer.
 Salas diáfanas con enchufes
El diseño de las aulas va a cambiar mucho en los próximos años. «La arquitectura también educa.Serán  aulas diáfanas rodeadas de pequeños despachos que los alumnos ocupan para trabajar en pequeños grupos. Las mesas y las sillas serán con  ruedas para llevarlas de un lado a otro. Ya no tiene sentido que haya una sala de informática con ordenadores, sino habilitar un espacio cómodo con muchos enchufes para cargar las tabletas y poner un buen wifi». Todo apunta a que buena parte del trabajo se desarrollará entre el alumno e internet y, en este sentido, las grandes bases de datos -el llamado Big Data- serán unas herramientas «muy útiles» para los estudiantes.

 Eso sí, «se hace imprescindible que las nuevas generaciones aprendan en las aulas a saber interpretar y manipular los datos»¿Las ventajas? «Desarrollar el pensamiento computacional y enseñar programación puede hacerse en el proceso de trabajo de un proyecto en el que, a la vez, se esté aprendiendo Literatura, Historia o Química.
Llegarán nuevas asignaturas para entender todo esto habrá un idioma global para la educación -el Inglés. La lengua materna «seguirá desempeñando un papel relevante como vehículo de aprendizaje; eso sí, en un contexto escolar cada vez más multilingüe, en el que se consolidará el inglés como nueva lingua franca».