Los 'smartphones' llegaron para
facilitarnos la vida. Pero los humanos somos, desde el principio de los
tiempos, especialistas en complicarla. Así
que, por si no tuviéramos suficientes problemas de por sí, hemos conseguido que
el móvil añada unos cuantos. ¿Te suena extraño? Pues sigue leyendo, porque es
posible que alguna vez hayas vivido alguno de estos momentos…
PHUBBING
Tu amiga está
explicándote por tercera vez lo cretino que es su novio al que sabes que no va
abandonar y te entra un 'whatsapp'. Es Jaime, con una divertida foto de Julio
Iglesias y un chiste tonto. Y por arte de magia, parece que tu amiga
desaparezca y toda tu atención se focaliza en el mundo virtual. Eso es el
'phubbing': darle más importancia a tu móvil que a la persona que tienes
delante. Los estudios dicen que el 90% de adolescentes lo hacen
habitualmente. Un reciente estudio de la Universidad de Worcester
(Reino Unido) asegura que esta práctica aumenta los niveles de estrés y espolea
los comportamientos compulsivos, que se traducen en una incesante búsqueda de
datos y novedades, mientras ninguneamos al que tenemos en frente. Una
interesante iniciativa es la web Stopphubing.com, que intenta acabar con este descortés
hábito.
NOMOFOBIA
Durante siglos la humanidad ha sobrevivido sin móvil, pero
hoy en día se siente como un auténtico drama vivir apartado del
dispositivo durante unas horas. La nomofobia, que afecta a la mitad de la
población, es el miedo irracional a estar sin móvil: ya sea
por no tener batería, dejárselo en casa o estar fuera de cobertura. Y es que
los usuarios de 'smartphone' lo consultan unas 34 veces al día, por lo que la
relación está muy arraigada. En estos casos, se recomienda racionalizar estos
pensamientos: ser consciente de que no ocurre nada. Si la adicción es grande,
uno debería plantearse estar unas horas al día sin el móvil.
FOMO
¡Qué bien se lo está pasando Andrea en estas fotos que ha
colgado de la fiesta de anoche! ¿Y a mí por qué no me invitaron? El
FOMO (siglas de Fear of Missing Out en inglés) es el miedo de toda la vida a sentirse excluido que provoca, irremediablemente, sentimientos de
no ser suficientemente valorado o de no estar a la altura para los demás. Una
bomba de relojería para la autoestima. Evidentemente, afectará más a las
personas que la tengan baja. En estos casos, se ha de recordar que en las redes
sociales todo parece más divertido de lo que en realidad es. Hay
que intentar hacer otras actividades que nos gusten para no envidiar las
de los demás.
WHATSAPPITIS
No todos los
efectos secundarios de los móviles afectan únicamente a nuestra psique, nuestro
cuerpo también padece lo suyo. La 'whatsappitis', un término acuñado por la
revista científica 'The Lancet', es la adicción a enviar
mensajes por esta 'app' que se cobra una factura física: dolor
de dedos, articulaciones y tendinitis. El tratamiento consiste en tomar
antiinflamatorios y reposar de mensajes durante algunos días. Si esto ocurre,
uno debería plantearse si todos los mensajes que envía son absolutamente
necesarios. Seguramente, se podría prescindir de muchos de ellos y otros se
podían enviar como mensajes de voz.
VIBRANXIETY
El móvil parece
una prolongación de nuestro cuerpo. Pero una cosa es que lo parezca y otra es
que lo sintamos así. Ese es uno de los peligros que podrían ocurrir con
'vibranxiety', un síndrome que nos hace percibir vibraciones inexistentes.
Incluso se nos antoja que están sucediendo incluso cuando no llevamos el
dispositivo encima. Es un reflejo aprendido. Estas alucinaciones también pueden
ser auditivas ('ringxiety') cuando creemos oír el tono de llamada sin
que se haya producido. Estos síntomas muestran la obsesión que nos genera este
pequeño amigo. En estos casos, deberían priorizarse el hecho de estar pendiente
de la llegada de una llamada o un mensaje. Es muy diferente estar atento en un
momento concreto, por una noticia trascendente, que hacerlo sistemáticamente.
Silenciar el teléfono en situaciones en las que esto no ocurre, puede ser de
gran ayuda.