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viernes, 15 de marzo de 2013

LA MARCA ESPAÑA Y LA SELECCIÓN NACIONAL DE FÚTBOL.-



               El actual Gobierno ha abrazado con denuedo la idea de propagar en el exterior que la marca España, que los productos que lanza nuestro país son de calidad y nuestros hombres de negocios cumplidores. En otras palabras, que plasme fuera lo que por diversas razones ya lograron holgadamente Alemania, Japón y, parcialmente, Francia.

              La tarea es loable pero no sencilla, ni puede dar

 frutos a corto plazo, nuestros productos no sólo han

 de ser de calidad, nuestros plazos de entrega los

ajustados sino que han de ser competitivos en el

precio. Sin ello, la labor de relaciones públicas de la

 Administración será totalmente estéril.

              En esa campaña de promoción se impone el

 realismo. En el apetitoso mercado de Estados Unidos

 (312 millones de buenos consumidores) hay que huir

 de clichés como el de que la existencia de más de 50

 millones de hispanos constituyen un caballo de Troya

 único para nuestras exportaciones. Esto son

 pamemas, los hispanos de Estados Unidos -60

% deben ser de origen mexicano- no se sienten 

mayormente identificados con nosotrosy en su bagaje

 cultural no afloran los lazos históricos o familiares

 con España.


       Otra tentación de la que hay que escapar es la que

 podríamos llamar"estamos encantados de habernos

 conocido".

              Hace un tiempo, se produjo una reunión en

 Nueva York a la que asistieron varios ministros del

 anterior Gobierno, una treintena de los más

 importantes empresarios españoles y que presidía el

 Príncipe de Asturias. El evento parecía 

descomunalmente importante para nuestra incursión 

en el mercado americano pero faltaba un detalle 

esencial, la contraparte, los creadores de opinión 

estadounidenses: no estaban. Asistieron sólo un par

 de políticos americanos de segunda fila y la 

repercusión en la prensa fue mínima por no decir nula.

 Esta organización en Estados Unidos  de un cónclave 

que, en la realidad, es "de nosotros y para nosotros"

 ha sido una tentación en la que han caído abundantes

 comunidades autónomas.






              Por el contrario, si pensamos en otros 

mercados, principalmente en los emergentes, España

 tiene ahora una herramienta que facilita su 

penetración. Me refiero a la selección que capitanea

 Del Bosque. Su popularidad es global. En Sudáfrica,

 por primera vez en la historia, la selección española

 se convirtió en el segundo equipo de muchas naciones

 africanas ("después del mío, España").Conquistamos,

 sin darnos cuenta,  el papel que tradicionalmente

 ocupaba Brasil.

              No entiendo, en consecuencia, que se critique 

a la selección por mantener amistosos en diversos

 lugares del globo. Voy más allá, el Gobierno debería

 saber con suficiente antelación adonde va a volar 

fugazmente la Roja para explotar el desplazamiento.




               No se me escapa que, por muchas razones,

 los compromisos de los clubes, el cansancio de los 

jugadores, el no perder de vista  que tenemos otro 

Mundial en puertas..., la selección no puede 

multiplicar sus apariciones fuera para airear el nombre 

de España y sus productos. Pero no nos engañemos. Si

 los Casillas, Ramos, Xavi, Villa, Iniesta, Torres... 

van a retozar dentro de ocho meses en China,

 Indonesia, Sudáfrica, Argelia o Kenia, el montar a su

 alrededor una feria comercial española, una semana

 turística, una serie de eventos para difundir nuestra

 producción de cualquier tipo significará -el imán de la

 selección es poderoso- un número mucho mayor de 

visitantes y un impacto en los medios de información

 que se triplicará. Es un lobby rentable y gratuito.



              No pido que la selección siga a nuestros 
exportadores, pero sí que éstos y el gobierno sigan, en
 la medida de lo posible a la selección.