Los españoles pasamos unas tres horas al día mirando la
pantalla de 'smartphones' y tabletas. La distancia a la que colocamos
estos dispositivos, a diferencia de lo que ocurre con ordenadores y
televisiones, está limitada por la longitud de nuestros brazos. Además, la
exposición a ellas es cada vez más temprana, hasta el punto de que los menores
de dos años ya saben desenvolverse en este universo táctil.
Pero ¿qué dice la ciencia sobre los efectos que tienen
estas tecnologías sobre nuestra salud?
La luz es la parte de la radiación electromagnética que
podemos percibir, ondas con una longitud de entre 400 —azul— y 700 nanómetros
—rojo—. A menor longitud de onda, esta tiene mayor energía, y por eso los rayos
ultravioleta (UV, por debajo de los 400 nm) son dañinos para la piel. Pero el
objeto de debate científico no se encuentra ahí, sino un poco más arriba: entre
los 460 y los 480 nanómetros en los que reside la luz azul.
"El problema de valorar cómo afecta la luz azul a las
personas es que no es un efecto inmediato, sino que las radiaciones nocivas se
acumulan con el tiempo", explica el investigador del Departamento de
Óptica de la Universidad de Valencia, Andrés Gené. "La gran duda es cuánta
emisión es necesaria para provocar el daño, y en cuánto tiempo. Hay que tener
en cuenta que, dada la actualidad del tema, en los próximos años se irá
obteniendo más información al respecto".
"El problema de valorar cómo nos afecta la luz azul es
que no es un efecto inmediato, sino que las radiaciones se van acumulando"
Se ha estudiado el efecto que produce la luz azul sobre los
ritmos circadianos —variaciones en la actividad a lo largo del día— de nuestro
organismo y se considera que
"pueden tener consecuencias negativas" en ellos, en que son
necesarios más estudios: "Las consecuencias del uso de 'smartphones' y
tabletas no han sido analizadas en detalle".
Uno de los estudios más citados al respecto en 2012 y
llevado a cabo por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid,
concluyó que la luz led daña el epitelio pigmentario de la retina en células
humanas cultivadas 'in vitro'. Esta etiqueta es importante: aunque los
resultados mostraron un aumento en el 'suicidio' celular —apoptosis— de hasta
el 89%, no permiten deducir qué pasaría en un organismo vivo.
Esta semana, científicos de la misma universidad han
presentado resultados preliminares sobre los efectos de los ledes, ahora sí, en
ratas. Este estudio, todavía no publicado en una revista científica, sugiere
que las luces también favorecen la apoptosis en las células de la retina de
animales vivos. Aun así, es obligatorio señalar el conflicto de intereses de la
investigadora principal, en cuyas relaciones con una empresa de filtros ya
ahondó la web 'Hipertextual con profundidad. Relacionar estos trabajos con
enfermedades como la degeneración macular en seres humanos es, de momento,
prematuro.
Molestias e insomnio.
Al margen de esto, se asegura que algunos usuarios presentan
molestias derivadas del uso de estas tecnologías: dolor de cabeza, picor de
ojos, visión borrosa... "En estos casos, el desencadenante no es la
emisión lumínica de las pantallas, sino el esfuerzo sostenido durante un tiempo
determinado".
Algunos usuarios presentan dolor de cabeza, picor de ojos y
visión borrosa, pero es debido al esfuerzo excesivo y no a la emisión lumínica.
Más estudiada está la relación entre las pantallas y el
insomnio, debido a la disrupción en los ritmos circadianos. Las conclusiones
mostraron que los participantes estaban menos cansados por la noche, les
costaba más tiempo dormirse y su actividad matutina se reducía por la fatiga.
El descubrimiento de los ledes de este color permitió
conseguir luces blancas y valió a sus creadores el Premio Nobel de Física
en 2014. Hoy se utilizan en televisores, portátiles y móviles, y despiertan
dudas entre algunos investigadores. A la espera de que el comité de la CE se
posicione al respecto, ¿qué dicen los organismos públicos sobre los riesgos de
los ledes? La Sociedad Española de Oftalmología no recomienda el uso de filtros
para proteger nuestros ojos.
Es mejor, eso sí, dejar las pantallas
a un lado si queremos descansar bien.