¿Tienes 40 años y estás a la espera de que llegue
noviembre cuando comercialicen la nueva Nintendo, la videoconsola con la
que jugabas al Súper Mario?¿Tu memoria regresó a la legendaria E.T., el extraterrestre, cuando los protagonistas se
subieron a sus bicicletas? Si oyes la famosa canción del cola-cao, ¿Te acuerdas
de tu infancia?
Si todo esto te pasó y has sonreído al leerlo, tú
también caíste en los tentáculos de la nostalgia, un arma prácticamente
infalible de la que empresas y marcas conocen el potencial y saben explotar muy
bien. La usan para que compres.
La
sensación de nostalgia puede activarse de muchas maneras. Funciona
tanto en el desarrollo de nuevos productos que beben del pasado, como a
través del rescate y revisión de artículos de antaño que tuvieron éxito o
campañas publicitarias que explotan recursos sonoros y visuales icónicos. Pero
no todo vale para ser rescatado. Para que un objeto, un logotipo, un estilo o
una canción sean capaces de tocar las fibras más sensibles del consumidor
es necesario que su uso haya trascendido y sean capaces de generar un valor
añadido. “Lo retro es como los vinos: debe tener un poso”, compara.
Los consumidores están dispuestos a gastar más cuando se
sienten nostálgicos. La gente es más propensa a pagar por productos y servicios
capaces de recrear los sentimientos de seguridad y tranquilidad con los que se
identifican en épocas pasadas, y este efecto se amplifica sobre todo en las
fases de incertidumbre política y económica.
En el sector del gran consumo empezó a “volver al
pasado” . “Por ejemplo, Danone lanzó el formato de medio kilo y lo
presentó como el Danone de siempre; lo planteó como una vuelta al
origen, otra de las tendencias que ahora está en boga.
El rápido
desarrollo tecnológico, los cambios en la manera de relacionarse y las nuevas
lógicas que mueven una realidad cada vez más interconectada han movido las
cartas sobre la mesa. “Vivimos en un mundo donde todo es novedad, lo que
causa desconcierto y a la vez parece que siempre nos están engañando.También
por eso, el pasado gusta; porque transmite confianza.
Lo
retro, lo “vintage” vende y nosotros lo compramos!!!!!!!