miércoles, 17 de enero de 2018

EL AZAFRÁN EN EL CAMPO DE VISIEDO.-



EL AZAFRÁN




INTRODUCCIÓN.

Haciendo un poco de historia podemos decir 
que el azafrán fue introducido en España por los
árabes en el siglo VIII, . En Aragón tuvo 
gran importancia  durante los siglos XVI y XVII, por 
todo el reino:  en el somontano oscense y  los 
pueblos ribereños del Cinca, también se cultivo
 en amplias zonas de los  Monegros y por supuesto
 en tierras turolenses.
      En el caso  de la Comunidad de Teruel y por 
tanto también en Visiedo el  cultivo del azafrán 
estaba protegido, así aparece en una ordenanza de 
1598 recogida en la recopilación realizada 
como consecuencia de los  Decretos de Nueva Planta
 de 1708, promulgados por Felipe V. 
Dicha ordenanza  regula las penas impuestas a
 los ganados que perjudicasen el azafrán, estos  
serán amonestados con el pago de varios sueldos, 
según sea el daño.
Las zonas productoras de nuestra provincia han
 sido sobre todo cuatro: zona de Monreal, zona
 de Muniesa, zona del campo de Bello y zona del 
campo de Visiedo.
EL cultivo del azafrán en Visiedo siempre ha sido
 una actividad complementaria, una ayuda para 
las economías familiares basadas principalmente en
 la agricultura y en la ganadería.



CULTIVO

El proceso para la obtención del azafrán empieza con
 el cultivo. La reproducción tiene lugar a partir 
de pequeños bulbos llamados cebollas , que han 
sido previamente extraídos de la tierra procedentes
 de cultivos de años anteriores  y "desgarfolladas"
 (quitar las capas que recubren a la cebolla).A 
este proceso  se le llamaba , ir a sacar cebolla, y 
tenía lugar en el mes de junio, se reunían las personas
 de la casa para la cual se iba ha sacar la cebolla,
 algunos familiares y algunos vecinos, y así se
 ayudaban unos a otros. Se iba  a la finca en el 
carro tirado por machos, en el cual también se 
llevaba el rusá y la cesta de la comida. Una vez en
 la pieza todos se ponían en fila guardando unos 
dos metros de distancia entre uno y otro a lo largo de 
todo el surco (hendidura que se hace en la tierra 
con el rusá) y otra persona con el rusá
 tirado de dos machos se encargaba de ir haciendo 
los surcos para desenvolver la cebolla de la tierra y 
poder ser recogida, esto se hacía con la mano y
 se echaba en un cesto que llevaban en la otra mano
 y servía también para apoyarte, cuando el cesto 
estaba lleno se vaciaba en sacos que estaban 
repartidos por toda la finca.

Una vez que estaba la cebolla en casa hay 
que desgarfollar e ir seleccionando  las mejores 
para después volverlas a sembrar, el resto servía
 de comida para los cerdos. A los cinco ó seis días se
 iba a plantar la cebolla, todo era igual que cuando 
se iba a sacar, pero en este caso lo que se hace
 es ir metiendo  cada cebolla en un "huequecico" 
en la tierra y con el macho y el rusá  se iba envol-
viendo con un surco y sobre ese surco se ponían otra 
vez las cebollas. 
Plantada la cebolla, y sí el tiempo acompañaba, ya
 estaba todo preparado  para que nazca la rosa 
del azafrán, que solía ser para mitad de octubre, para
 el Pilar. Cada planta se mantenía cuatro o cinco 
años, durante los  cuales se reproduce, y al termino 
de los cuales habrá que volver a empezar con el 
proceso de sacar la cebolla, desgarfollarla y 
volver a plantarla .
Durante todo el año era necesario ir a la finca donde 
se tenía sembrado el azafrán  para "dar vuelta del
 ratón", ya que era necesario tener precaución de que 
los ratones no hicieran caños y se comieran las
 cebollas. En caso de que esto sucediera se trataba 
de hacer desaparecer al ratón, bien cazándolos con los
 cepos o "zaumándolos", técnica que consiste en poner
 en la boca del caño un puchero, que tenía un agujero 
por la parte de abajo en uno de sus lados, en el
 puchero se ponía paja un poco húmeda y se le 
prendía fuego, así el puchero  se llenaba de humo y
 con el fuelle que se ponía en el agujero se hacia 
salir el humo hacia el caño y así se lograba que 
saliesen los ratones. En las últimas décadas, 
estas técnicas fueron sustituidas por la costumbre de matar a los ratones asfixiándolos con el butano.



RECOLECCIÓN Y DESBRIZNADO

La recolección tenía lugar para el Pilar y se deno-
minaba "ir a por rosa". El período  de recolección 
duraba unos veinte o veinticinco días de los cuales
con un poco de suerte podía haber tres o cuatro días
 de florada, es decir días en los que  salía mucha rosa. 
La rosa del azafrán es la flor de la cebolla, tiene
 cuatro o  cinco pétalos de color violeta y dentro de 
la flor se encuentra lo que comúnmente se denomi-
naba azafrán, que son pequeños trozos de hilo de 
unos 3cm. y de color rojo, y las lengüetas que son
 de color amarillo y más pequeñas que el azafrán,
 las hojas eran verdes y alargadas y se llamaban 
"cerdas".




La rosa nace todos los días y era necesario recogerla
 a diario, esto se hacía desde el amanecer hasta que 
salía el sol, ya que si no la flor se abría y dificultaba
 la recogida y además comenzaba a marchitarse. Es
 una labor dura ya que la rosa se recogía con la 
mano, teniendo que ir agachados y soportando 
 bajas temperaturas y mucha humedad.
Cuando se terminaba de recoger toda la rosa se llevaba
 a casa y se extendía  sobre sacos para que se
 secase mientras se almorzaba, seguidamente todos 
se ponían a desbriznar, aunque normalmente esta es 
una labor que 
desarrollan las mujeres ayudadas también por 
los ancianos que hubiese en la casa, los hombres 
tenían que hacer otras labores del campo o ganaderas. 
Se iba echando la rosa sobre una mesa alrededor de
 la cual se sentaban  para desbriznar. El desbriz-
nado consistía en quitar las hojas de la rosa y separar
 el azafrán, que se ponía en un montón, y las
 lengüetas, que se ponían  en otro. El azafrán se 
quedaba en casa para ser secado y posterior-
mente vendido, y las lengüetas normalmente se
 vendían en las tiendas del pueblo, estas normal-
mente sólo se recogían en caso de que no hubiese 
mucha rosa, ya que su precio era barato y retrasaba
 la labor del desbriznado.
En ocasiones, cuando la familia no podía desbriznar 
toda la rosa, era necesario  buscar desbriznadoras 
para ayudar, a estas se les pagaba por onzas 
(1 onza = 30gr.) de azafrán que desbriznaban. 
Este proceso ocupaba todo el día, desde mediodía
 hasta altas horas de la noche, por lo que había
 tiempo para largas tertulias y para entretenerse 
contando historias, canciones o romances que hacían
el trabajo más ameno. Al día siguiente y mientras 
duraba la campaña del azafrán se repetía todo el
 proceso.



SECADO Y VENTA DEL AZAFRÁN

Una vez desbriznado el azafrán, se procede a su
 secado ya que es así como se vende para su utiliza-
ción, como condimento para la comida o para 
elaborar medicamentos. Antiguamente el secado se
 hacía en la lumbre del  hogar, se hacía un círculo
 con piedras, sobre las que se ponía 
un cedazo  (instrumento compuesto de un aro y de
 una tela por lo común de cerdas, que cierra la
 parte inferior), o "ciazo", con el azafrán y así con el
 calor de la lumbre se iba secando, más tarde se hacía
 en la cocinilla de carbón y de leña y en los 
últimos tiempos se utilizaba el butano, sobre el que
 se ponía una plancha
 de hierro y encima el cedazo. Esto también era
preciso hacerlo todos los días  para que el azafrán
 no perdiera sus cualidades.

El azafrán tostado se iba guardando día tras día en 
una caja, tapado con papel  y un trapo blanco, en un
 lugar seco y sin humedad.
Normalmente el azafrán no se vendía todos los años, 
se solía guardar algún tiempo, ya que es al segundo
 o tercer año cuando alcanza sus mejores cualidades. 
Los compradores que venían por Visiedo solían 
ser de Albacete, de Daroca o de Monreal.
El azafrán se mide en onzas y en libras. En Visiedo 1
onza = 30gr. Y 1libra = 360gr. Y 1libra=12onzas, 
aunque estas equivalencias pueden variar según
 las zonas.





Actualmente en Visiedo todas las plantaciones de
azafrán han desaparecido, debido sobre todo a que 
tanto su cultivo como su recolección se realizan de
 forma manual y se necesita mucha mano de obra,
 y dado que el medio rural  está sufriendo una 
fuerte despoblación, estas tareas no pueden realizarse.
 A esto también hay que añadir que su precio
 experimentó una fuerte bajada. Por todas estas
 razones, un cultivo muy arraigado en determinadas 
zonas de la provincia prácticamente ha desapare-
cido y corremos el riesgo de perder una serie 
de costumbres y casi ritos que rodeaban su cultivo
 y recolección, en definitiva parte de nuestra historia.
 .

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