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lunes, 22 de mayo de 2017

LOS PROBLEMAS DE LA CENTRAL TÉRMICA DE ANDORRA (TERUEL).-





Teruel implora a Italia para salvar su mayor industria: "Sin la térmica solo habrá viejos".

Roberto Miguel Gil, de 43 años, dueño de una empresa de muebles, es el guía perfecto para dar una vuelta por los alrededores de Andorra (Teruel). Es presidente de la patronal de empresarios y conoce a todo el que ha intentado montar un negocio en este pueblo de poco menos de 8.000 habitantes en el despoblado norte de Teruel. Dando una vuelta por los polígonos semivacíos o en ruinas de Teruel, da pinceladas de las historias que esconde cada nave abandonada. "Ese fue un desgarramantas que vendió una especie de enchufes que iban a ahorrar un 30% de la electricidad pero ni llegó a poner la cimentación. Aquella era una empresa fantástica de gres pero tuvo mala suerte con la crisis, y la de más allá iba a ser el secadero de jamones más grande de Europa que quedó en una modesta carnicería. Esa otra está saliendo del concurso de acreedores...". Pocas tienen actividad. Las plantas crecen silvestres y tres señoras pasean a buen ritmo por el polígono.
A unos ocho kilómetros del pueblo está el premio gordo. Una enorme cementera en la que Cemex invirtió 90 millones de euros está sin terminar. Es una mole de hierros con un cartel a la entrada: "Inicio de las obras: junio de 2017. Objetivo: accidentes 0". Es increíble que no la hayan saqueado. "Los sábados por la noche ves alguna furgoneta de gente buscando a ver si puede entrar y una vez llamamos a la Guardia Civil, pero por ahora nos respetan", explica el guarda de seguridad. Solo se oye un zumbido. A unos cientos de metros está la térmica de carbón de Endesa, la central que produce electricidad y cuyo humo para los vecinos es trabajo y prosperidad desde hace 40 años, aunque para los ecologistas y la Comisión Europea es una bomba retardada del cambio climático que conviene ir desactivando. Estos últimos meses, gracias a la sequía que ha hundido el nivel de los embalses, funciona con frecuencia. Pero su futuro parece tan negro como las pilas de carbón que almacena.


Desde que el pasado 4 de mayo Francesco Starace, consejero delegado de Enel (la matriz italiana de Endesa), confirmó que no va a invertir en la planta para cumplir los requisitos medioambientales para que siga más allá de 2020, sobre Andorra se ha ceñido una nube negra. La alcaldesa, Sofía Ciércoles (IU), no resta dramatismo a la situación: "La economía del pueblo depende de la térmica. Son 200 empleos directos pero 300 en la mina. Más las contratas, los transportistas, los empleos indirectos… Hablamos de 4.000 empleos. Si cierra, sería la muerte natural de toda la comarca".
Cuando todo el mundo habla de la despoblación, de frenar el hundimiento de lo que se ha llamado la España vacía, cierra la que es probablemente la mayor industria de Teruel. Andorra se ve limpio, cuidado y con servicios. Durante 40 años, la térmica y sus bien pagados empleados y prejubilados han mantenido comercios y negocios. "A veces venía un transportista a traerme muebles y me preguntaba si el pueblo estaba en fiestas por la cantidad de gente que había en la calle. Pero eso ya no pasa. Hace unos años se fueron 3.000 empleados de golpe. Los restaurantes de menú han perdido un turno", explica Miguel, el presidente de los empresarios. Además estaban los impuestos. La alcaldesa hace las cuentas: "La térmica paga al Ayuntamiento 1,6 millones al año en el equivalente al IBI y otros 600.000 de Impuesto de Actividades Económicas. Eso sobre un presupuesto total de 7,5 millones". El 30% de los ingresos municipales vienen de la central. El Ayuntamiento, con 140 empleados, es el tercer empleador del pueblo. Y tiene dinero para ofrecer guardería municipal, piscina de verano y de invierno, pista de atletismo, pádel, residencia de mayores… La sede de la institución comarcal donde recibe la ajetreada alcaldesa, pendiente de una moción de confianza en un Ayuntamiento con seis grupos políticos, está en la antigua sede de las oficinas de Endesa y todo el mundo conoce a alguien relacionado con la central. Andorra es la térmica de Endesa. Sin ella nadie se imagina qué pasaría.


Endesa insiste en que no hay marcha atrás. "No es un farol. Hay una norma europea para reducir las emisiones y no es rentable invertir 200 millones. Ya lo dijimos hace tiempo. Si cambian el marco normativo, puede ser, pero si no, el cierre está decidido", explican fuentes de la compañía. También han anunciado el cierre de Cubillos del Sil (León). Sí mantendrá la de Carboneras (Almería) y As Pontes (Galicia). A Andorra el carbón llega desde medio mundo (Indonesia, Sudáfrica, Colombia, EEUU…) y se mezcla con el autóctono para producir electricidad. El problema es que en España sobra potencia eléctrica instalada y cada vez funciona menos horas. Si se le suman inversiones, aumenta el coste del kilowatio y con ello el coste al que entra al sistema, por lo que funcionaría menos horas. Esa al menos es la explicación oficial.

"Los últimos meses sí ha funcionado por la sequía, pero con esas inversiones cada vez sale menos a cuenta", explica Hilario Mombiela, presidente del comité de empresa que despacha con un café helado en uno de los bares del centro del pueblo. Hilario entró a trabajar en Endesa como minero en 1981, con solo 18 años. Él ha vivido todo el proceso y tiene buena memoria. "Cuando se anunció la OPA de Gas Natural sobre Endesa era San Macario, el patrón del pueblo. Eran las cuatro de la mañana cuando nos dijeron que al día siguiente a las nueve de la mañana venía a vernos Manuel Pizarro [entonces presidente de Endesa y turolense]. Allí se lanzó a parar la OPA". Eso fue en 2005, con el Gobierno del PSOE. Al final, Endesa no fue para Gas Natural ni para la alemana Eon, sino para la empresa pública italiana Enel previo pelotazo.
El ministro de Energía, Álvaro Nadal, no lo ha explicado tan gráficamente, pero no es descabellado que comparta la afirmación. El pasado 9 de mayo dijo algo de ese estilo en el Senado. En respuesta a un senador socialista, culpó al Gobierno de Zapatero de haber llegado a esta situación: "No fue un Gobierno del Partido Popular el que trajo a España, como propietaria de la principal eléctrica española, a una empresa pública italiana que para hacer política de empleo en Italia no le importa generar desempleo en España; que para hacer política medioambiental en Italia no le importa hacer política de pérdida de competitividad en España. Fueron ustedes los que la trajeron, a pesar de las advertencias del Partido Popular cuando estaba en la oposición, de que no era buena idea traer una empresa cuyo propietario y gestor era el gobierno italiano, porque, al final, está haciéndose política a favor de los ciudadanos italianos a costa del consumidor español y de los trabajadores españoles". 

Aunque el Gobierno de Castilla y León, del PP, ha apuntado que existe la posibilidad de que el Gobierno decrete algún tipo de expropiación para evitar el cierre de las centrales, en Andorra los consultados lo ven improbable, por la dificultad y lo que alargaría el proceso.
El problema en Andorra revela la dificultad para diversificar la economía de las zonas mineras (según los más benévolos) o la incompetencia con la que se han tirado cientos de millones de dinero público (si se pregunta a los más críticos). Durante años, los planes del carbón han dado cientos de millones en ayudas públicas a estas comarcas para que se implantaran empresas. El resultado son polígonos industriales vacíos y muchos carteles del Gobierno de España ante empresas fallidas. El vivero de empresas tiene dos de los 10 locales ocupados por jóvenes del pueblo. Roberto, el presidente de los empresarios, cree que no se hizo todo mal pero que falló la apuesta: "He visto otras zonas mineras y allí se ha tirado el dinero pero aquí no lo hemos hecho tan mal. Se apostó por la cementera y el gres, que con el lugar que ocupamos tenía sentido, pero llegó la crisis de la construcción y se lo llevó todo.
 Mucha gente no se cree que vaya a cerrar la térmica. El presidente del comité de empresa es uno de ellos: "La veo funcionando y perfectamente y no me creo que cierre en tres años. No me cabe en la cabeza".

Roberto Miguel no es optimista, asegura que no puede evitarlo, que no le sale aunque le piden que lo intente. "La gente dice que cómo va a cerrar. También veían la cementera medio terminada y decían que era imposible que la dejaran así pero ahí está, nunca la acabaron. El otro día un amigo electricista me dijo que se va con sus cuatro hijos a Zuera. El 80% de mis clientes diría que es gente que trabaja en la central. Los trabajadores cualificados no tendrán problema, se irán a otro sitios. No hay turismo ni apenas agricultura. Salvo que venga una gran industria de verdad lo veo muy mal. Si cierra la térmica ya solo quedarán los viejos". Por si acaso, él ha montado una empresa de muebles para ancianos.

NECESITAMOS LAS INVERSIONES PARA NO TERMINAR DE ANIQUILAR LA PROVINCIA DE TERUEL.