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jueves, 9 de noviembre de 2017

CASTIGAR A LOS HIJOS CON SILENCIO ES MAS PELIGROSO QUE CON PALABRAS.-


«Castigar con silencio es más peligroso que con palabras. Y se hereda de padres a hijos»
«Las palabras son poderosísimas. Pueden llegar a determinar el rumbo de nuestro pensamiento, nuestra actitud ante la vida e incluso, nuestra salud y longevidad». El uso de determinadas palabras (o la ausencia de estas) en el día a día puede suponer la diferencia entre el éxito y la derrota en cualquier ámbito. «El lenguaje nos permite gestionar nuestra propia inteligencia». «Si nos parece normal dedicar todos los días un tiempo a cuidar nuestro cuerpo, a asearnos, vigilar nuestra dieta o hacer algo de ejercicio, ¿por qué no dedicar también a cuidar cada una de nuestras palabras?
—La mayoría de nuestros deseos están centrados en mejorar nuestras circunstancias, pero estamos lejos de plantearnos mejorar nuestro lenguaje: así somos, así hablamos.
—El lenguaje refleja nuestra existencia, nuestra historia, nuestras esperanzas. El lenguaje es un espejo de cómo somos. Cuando somos conscientes de nuestras palabras nos damos cuenta de que no vemos el mundo tal y como es, sino tal y como hablamos—¿Cómo podemos cambiar el uso de las palabras?
—Habitando las palabras. Hablar es habitar el mundo. Deberíamos hacernos cargo de nuestros vocablos, de su destino. Un buen ejercicio es intentar identificar las palabras que queremos que adquieran importancia en nuestra vida, aquellas que queremos «habitar
—¿Por qué es tan importante buscar ese lenguaje positivo?
El lenguaje positivo busca evolutivamente dirigir nuestra atención y nuestra voluntad hacia el aspecto favorable de las cosas y de la vida.

 Tomar conciencia de nuestro lenguaje es fundamental para escribir nuestro destino. Es más, las palabras influyen en nuestra posibilidad de supervivencia, ya que la expresión de emociones positivas hace que nos fijemos, que prestemos atención, a aquellos estímulos físicos y mentales que cada vez son más relevantes para llevar una vida duradera, plena y con el mayor grado de felicidad posible. generará otro tipo de respuestas. Este es el poder de las palabras.
—También en el sentido negativo. La pareja, los padres, o los hijos son los que suelen soportar los efectos devastadores del lenguaje de la ira—Esto es así. El enfado desmesurado se propaga con mayor facilidad en los entornos íntimos. Se trata de una cuestión de confianza, y hacemos uso de ello. Las mayores muestras de enojo las solemos cometer en casa, ese terreno que sabemos seguro y donde no hay que fingir
—Sabemos entonces que descuidamos los entornos más queridos pero, ¿qué podemos hacer para evitarlo?
—Hay dos momentos clave para nuestro entrenamiento. Uno tiene que ver con «cómo llegamos a casa», y el segundo, con reconstruir o reparar lo que inconscientemente, hemos dañado.
—¿Qué puedes hacer en lo relativo a «cómo llegas a casa»?
—Es importante realizar un pequeño acto, una señal de respeto, frente a la puerta de entrada, que puede consistir en respirar antes de girar completamente la llave
—Pero, ¿cómo reparamos los daños una vez se han hecho estragos?
—En este caso es importante cuidar nuestro diálogo interior y no culpabilizarnos en exceso. Solemos tratarnos duramente cuando perdermos los papeles, lo pasamos mal precisamente por haber hecho que lo pasan mal los demás, renegamos más de la cuenta y alargamos innecesariamente la reflexión sobre las causas de nuestro comportamiento.

—Igual que las palabras curan, el silencio es asesino y que se hereda de padres a hijos.
—En efecto. Castigar con el silencio es más peligroso que con palabras. El silencio es asesino, y se hereda de padres a hijos. Es un pozo sin fondo porque cuando se intenta salir ya no hay marcha atrás, se trata de un camino sin retorno cierto
—¿Qué hacer con esta variable tan temida de la ira?
Con el tacto surge... la palabra. Una cosa lleva a la otra. A los alumnos les privamos de vista, los dejamos sentados en soledad y se callan. Entonces, les damos la mano de un compañero, da igual de quién sea, y empieza la conversación. Siempre obtenemos el mismo resultado. Sin duda, el tacto es la antesala del lenguaje verbal.
1. Incrementemos las palabras que tienen que ver con el sentimiento positivo y hagamos visibles esas palabras de algún modo; una forma creativa consiste en hacer de la cocina un «fortín» de positividad.
2. Sorprendamos con algún «detallito», música, algo rico para compartir y, por supuesto, un post-it con algún mensaje especial que se desliza en una cartera, un bolso o un estuche escolar.
3. Rebajemos el verbo «ser»  utilicemos mejor el verbo «estar», «parecer» o «comportarse», de forma que un «eres tonto» quede en un «estás tonto».
4. Hagamos asambleas divertidas centrándonos en las fortalezas de cada uno, juguemos a decirnos cómo nos vemos desde lo positivo, precisamente, para construir posteriormente aquello que tenemos que mejorar. Podemos expresarlo mediante palabras, dibujos, cuentos, etc.
5. Cuando preguntemos «¿cómo estás?», procuremos sentarnos, apagar la tele y callar, no sólo exterior, sino interiormente, anulemos los prejuicios, detengamos los argumentos o las interpretaciones que suelen ocupar nuestra mente y busquemos la calma interior.

8. Elaboremos un calendario emocional para expresar nuestros sentimientos, hagámoslo físicamente con cuadros grandes para que cualquiera pueda poner en la casilla correspondiente palabras a lo que les ocurre por dentro, propiciando el conocimiento emocional compartido.
9. Incrementemos la cantidad de «síes» y rebajemos la de los «noes», fijémonos más en lo que tienen y no tanto en lo que les falta, anotemos logros, méritos, agradecimientos y saldremos realmente favorecidos.
10. Demos más importancia a la voz humana... La tradición oral, escuchar algo de alguien, algo que nos importa de alguien que, incluso, no conocemos.De todas las historias, las que más captan nuestra atención son las que hablan de nosotros mismos, las que hablan de lo cotidiano, de lo que les sucedió hace ya tiempo  a nuestros mayores.


martes, 18 de marzo de 2014

Cómo son los principales bulos o mitos falsos del ahorro en casa. Fotos y chistes.-


Son muchos los 'bulos' extendidos por la sociedad sobre las medidas de ahorro doméstico. 
Hay que tener en cuenta que existen multitud de estudios de eficiencia energética que deben
 ser tenidos en cuenta a la hora de medir el gasto del hogar. En tiempos de crisis económica
 es muy importante mejorar los hábitos de consumo para reducir el gasto mensual en energía.
                  1/  Fregar los platos: ¿lavavajillas o a mano?
Normalmente se tienda a pensar que fregar los platos a mano reduce
 el consumo de energía o de agua. En realidad el fenómeno que se produce es el opuesto. Fregar a mano con agua caliente puede
 resultar más caro hasta un 60% respecto al uso de un lavavajillas adecuado.
El consumo diario de una familia tipo en España para fregar platos
 es:
- A mano: 88,8 Litros.
Lavavajillas eficiente: 54,2 Litros, teniendo en cuenta que el 
ahorro de energía en agua caliente puede ascender a 1,06 Kwh
 diarios.
                            2/ El 'smartphone' casi no consume: falso.
Todos los días utilizas tu teléfono móvil y deseas que esté con
 la batería llena hasta el final de la jornada pero... ¿Cuánto cuesta
 al año el gasto de energía?
Según un estudio de la Universidad de Standford el consumo de 
un 'smartphone' gama media asciende a los 60,80 Kwh al año.
 Hay que considerar que hay otros estudios que aseguran que
 consumen hasta los 361 Kwh (una nevera consume al año 
322 Kwh).
Ante las dudas existentes, se recomienda cargarlo menos y dejar
 de vez en cuando que se acabe la batería. De hecho, diferentes fabricantes de móviles recomiendan este último punto para mejorar 
las capacidades de la batería.
                           
                          3/¿Y la calefacción?
Arrancar la calefacción produce un consumo inicial importante 
hasta llegar a los 21º aconsejados. Sin embargo, esto supone
 mucho menor gasto que mantener la temperatura constante.
Es preferible encender la calefacción al llegar a casa en lugar 
de mantenerla encendida durante el día. Aunque quieras mantener
 la temperatura, en realidad, el calor se disipa o pierde por paredes, huecos, ventanas, techos etc. Cada grado arriba o abajo, en media supone un 7% en el consumo.               


                   4¿Vitrocerámica o gas?
La subida de los precios de la energía es una realidad, sea de la
 luz o el gas. Por este motivo, cocinar puede salir muy caro en 
función a qué aparato utilices. Por ejemplo, calentar un litro y 
medio de agua requiere:
- 0,19 Kwh en la placa de inducción.
- 0,21kwh en una vitrocerámica convencional.
- 0,29 Kwh en un hornillo de gas.
Teniendo en cuenta los precios de la energía, puede resultar más económico guisar en gas que con la electricidad.
       



lunes, 9 de diciembre de 2013

AHORRAR EN LA CALEFACCIÓN DE TU HOGAR. FOTOS.-


·  1/ ¿Qué temperatura quieres alcanzar en tu hogar?Mucha gente piensa que, para estar a gusto en casa, hay que alcanzar temperaturas muy altas. Esto es falso, y una temperatura que ronde los 20C será más que suficiente para lograr un buen grado de confort en una vivienda. En los dormitorios la temperatura puede incluso rebajarse en dos o tres grados. No olvides que a mayor temperatura, mayor gasto energético, por lo que mantener una temperatura de 20C te ahorrará mucho dinero.







2/La calefacción, apagada de noche. 










Llevas todo el día con la calefacción puesta, cuando cae la noche toca apagarla, ya que al estar metidos en la cama, no la necesitamos tanto como a lo largo del día. Para evitar que el calor acumulado se pierda, no olvides mantener las ventanas y puertas cerradas, cerrar las persianas y correr las cortinas. Esto no quiere decir que no puedas dejar la ventana entreabierta para que no se ‘cargue’ el aire, ya que, al fin y al cabo, dormir una noche entera con las ventanas cerradas, esté o no esté la calefacción encendida, garantiza un amanecer un buen dolor de cabeza al despertar.
  

3/ Usa válvulas termostáticas y termostatos programables.Su precio no es demasiado elevado y además se instalan muy fácilmente (puedes encontrarlos en tiendas de bricolaje). Garantizan que, una vez alcanzada la temperatura deseada, ésta se mantenga mediante un sistema que ‘corta’ la calefacción, con el consiguiente ahorro energético.

















4/ ¿Qué hacer si vas a salir?

 
Si vas a salir de tu casa puedes apagar la calefacción y cerrar las ventanas y puertas, pero al volver tendrías que encenderla de nuevo para alcanzar la temperatura deseada, lo que aumentaría el consumo energético. En lugar de esto, es mucho mejor que regules la temperatura del termostato y que la fijes a 15C, una temperatura que te permitirá ahorrar mucha energía. De hecho, en muchos termostatos, los 15C están marcados como ‘temperatura económica’.

·  5/ Proporciona un buen mantenimiento a tu sistema de calefacción.
Ya conoces el dicho: ‘lo barato sale caro’. Si escatimas en gastos de mantenimiento y reparación, tu calefacción lo notará, y es posible que te encuentres con que la única manera de arreglar tu sistema de calefacción es instalando uno nuevo.

·  6/ Purga los radiadores,
tienden a llenarse aire y es necesario eliminarlo, ya que interfieren en la labor de los calefactores y limitan su capacidad de transmitir calor. Por ello, antes de que llegue el frío, es muy recomendable que purgues todos los radiadores de tu casa para sacar el aire que pueda haber contenido en todos ellos.  

7/ Cuidado con lo que colocas delante de los radiadores. Colocar bultos gordos u otros objetos delante de un radiador afecta y limita su capacidad para transmitir calor, por lo que se tendrá que destinar más energía para alcanzar la temperatura deseada. Así mismo, es importante saber cómo instalar el radiador para optimizar su rendimiento.
 8/ Por la mañana, antes de encender la calefacción,
abre las ventanas para que se ventile la casa y se renueve el aire. Con que dejes las ventanas abiertas durante diez minutos será suficiente. Una vez las hayas cerrado enciende la calefacción, nunca antes, ya que todo el calor se escapará, malgastando energía y dinero.