Peracense es
uno de los castillos más impresionantes de Aragón y de toda España,
situado en un paisaje dominado por las piedras de ródeno, con componentes
ferruginosos que le dan su característico color rojizo.
Como los
constructores aprovecharon al máximo la topografía original del terreno, parece
que el castillo y la montaña se funden, haciéndose difícil en ocasiones
diferenciar dónde empieza la mano del hombre y dónde estamos frente a la
naturaleza.
Rodeado de
un entorno natural único, el castillo de Peracense se asienta sobre una
prolongación rocosa de rodeno fuertemente escarpada, que pertenece a la
terminación sur de Sierra Menera, junto al cerro de San Ginés, en Teruel.
Su cota media es de 1.365 metros sobre el nivel del mar.
Las
fortificaciones que podemos encontrar en la zona surgieron con los numerosos
episodios bélicos que se sucedieron desde hace siglos. En concreto, la
inexpugnable fortaleza data de los siglos XII-XIII tras la ocupación cristiana
del territorio turolense y en época de fricciones entre la corona castellana y
la aragonesa.
No obstante,
las excavaciones arqueológicas permiten asegurar que el solar del castillo
ya se ocupó desde el final de a Edad de Bronce, con un poblado a los pies de su
lado sur, desde la Edad de Hierro. Ello fue debido a la riqueza minera de la
zona, compatible con la explotación agrícola del cercano valle del Jiloca y con
el pastoreo.
El castillo
se ocupó de nuevo en época islámica (siglos X y XI). A partir de estas fechas
la documentación histórica que se posee es muy escasa.
Con toda
probabilidad, las grandes obras de reforma y ampliación del castillo se
realizan a mediados del siglo XIV, con Alfonso IV y Pedro IV. Por ello, el
espesor de los muros de este recinto (hasta 3,5 metros) y su configuración responden
a la intención de soportar asedios con artillería y también de proteger el
resto de los lienzos interiores de los disparos desde los altozanos próximos.
El recinto
cuenta con tres partes amuralladas concéntricas hasta el último
bastión, donde se hallaban la residencia del alcaide y un aljibe que
recogía el agua de lluvia.
Todo el
castillo ocupa una superficie superior a los 10.000 metros cuadrados y fue
restaurado en 1986 para que el visitante pueda conocer cómo era la vida diaria
en este estratégico enclave, en la vía natural de acceso hacia Aragón para las
tropas castellanas.
El castillo
cuenta con varios aljibes, almacenes, zona para la tropa, ermita y cementerio.
Junto al cuerpo de guardia, situado a la derecha de la segunda puerta, se
conservan restos de las reglas de juegos a base de perforaciones en la roca,
que unidos a los dados hallados en las excavaciones ilustran parte de los
pasatiempos de los defensores.
Con la
unificación de los reinos de Castilla y Aragón y la unidad nacional, el
castillo va perdiendo su función defensiva y estratégica, y se produce el
consiguiente abandono provocado por el desuso.
La entrada
al castillo de Peracense en Teruel cuesta 3 euros para los adultos y 2
para los niños. Conviene consultar los días y el horario de apertura ya que en temporada baja es
limitado.