1.- Conviene solucionar los problemas reales, no los
imaginarios. Y la sanidad pública en España, frente al extendido tópico, no es
insostenible, ineficaz ni cara. Al contrario, es de las más
baratas y eficientes del mundo. Somos uno de los países que menos
porcentaje de renta destina a su sistema público de salud: el 6,25% del PIB, unos
1.500 euros al año por persona. Con ese presupuesto, el Estado da una cobertura
casi universal, muy superior a la de la mayoría de países de nuestro entorno.
Gastamos menos que el resto de Europa, pero muchos europeos se vienen a España
a operar. Por algo será.
2. El modelo
privatizador que ha puesto en marcha la Comunidad de Madrid consiste en subcontratar la
gestión de seis hospitales y 27 centros de salud públicos a empresas privadas.
Estas compañías se ocuparán del servicio y, a cambio, la Comunidad de Madrid
pagará todas las facturas con un canon anual. La sanidad, al menos por ahora,
seguirá siendo gratuita para el ciudadano, pero el hospital quedará en manos
privadas con contratos a los que después será difícil dar marcha atrás.
3. Por
descontado, estas empresas no son ONGs. Pretenden ganar dinero, así que al
coste del hospital habrá que sumar su margen comercial, su beneficio. Una de
ellas, la más grande de las que operan en España, se llama Capio y pertenece a
un fondo de inversión estadounidense, CVC, que presume de
"multiplicar por 2,7 el retorno de las cantidades invertidas".
Ese negocio, obviamente, va a salir de tu salud.
4. Incluso
suponiendo que lo privado funciona siempre mejor que lo público –que ya es
mucho suponer, para que tal cosa suceda hace falta algo en el mercado que en
este modelo no existirá: competencia. No la habrá porque el ciudadano no suele
elegir a qué hospital privatizado va. Cada empresa concesionaria, y hay apenas
tres, explotará su centro sin que los recortes en su calidad afecten a sus
ingresos. Así, convertiremos un servicio público eficiente y barato en lo más
ineficaz que hay para el ahora enfermo, mañana consumidor: un oligopolio
privado.
5. La Comunidad de Madrid
apenas ha dado datos. Solo dice que los hospitales públicos cuestan de media
600 euros por habitante y que los privatizados salen solo por 411 euros. Sin
embargo, estas cifras son bastante discutibles porque los privatizados no
asumen costes que sí están en los grandes hospitales públicos, como los
trasplantes o la investigación. Además, a los 411 euros hay que sumar el canon
por la construcción del centro –también privada– y el de administración, con lo
que la cifra real es mayor. ¿Cuánto? No lo sabemos. Nos falta información. Lo
poco que ha explicado el PP madrileño de su modelo, una reforma del sistema
sanitario que después será difícil de corregir, son estos once
folios. Es un mínimo informe que no justifica una transformación tan
radical.
6. Sí sabemos
que algunos hospitales saldrán más caros para la Comunidad de Madrid
cuando sean privatizados que ahora que son públicos. El Hospital Infanta Leonor
de Vallecas, por ejemplo, cuesta al año 100 millones de euros. Atiende a
325.000 madrileños, por lo que la concesionaria que se quede con esta joyita –a
411 euros por habitante– recibirá 143 millones de euros al año. Es decir,
que el "ahorro" de la privatización nos saldrá un 43% más caro nada
más empezar. ¿A que es un negocio genial?
7. Las dos
autonomías que, antes que Madrid, han sido pioneras en España en este modelo
privatizador son Catalunya y la Comunidad Valenciana.
Las dos están hoy quebradas, en gran medida por sus costes sanitarios. ¿De
verdad son los ejemplos a seguir?
EN DEFINITIVA, CREO QUE ESTAMOS ANTE UN PROBLEMA MUY SERIO, EN EL QUE NOS JUGAMOS UN SISTEMA ESTABLECIDO Y QUE PUEDE TENER CONSECUENCIAS IRREVERSIBLES.
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