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miércoles, 28 de noviembre de 2012

7 RAZONES PARA NO PRIVATIZAR LA SANIDAD PÚBLICA.-




              1.- Conviene solucionar los problemas reales, no los imaginarios. Y la sanidad pública en España, frente al extendido tópico, no es insostenible, ineficaz ni cara. Al contrario, es de las más baratas y eficientes del mundo. Somos uno de los países que menos porcentaje de renta destina a su sistema público de salud: el 6,25% del PIB, unos 1.500 euros al año por persona. Con ese presupuesto, el Estado da una cobertura casi universal, muy superior a la de la mayoría de países de nuestro entorno. Gastamos menos que el resto de Europa, pero muchos europeos se vienen a España a operar. Por algo será. 
              2. El modelo privatizador que ha puesto en marcha la Comunidad de Madrid consiste en subcontratar la gestión de seis hospitales y 27 centros de salud públicos a empresas privadas. Estas compañías se ocuparán del servicio y, a cambio, la Comunidad de Madrid pagará todas las facturas con un canon anual. La sanidad, al menos por ahora, seguirá siendo gratuita para el ciudadano, pero el hospital quedará en manos privadas con contratos a los que después será difícil dar marcha atrás.
             3. Por descontado, estas empresas no son ONGs. Pretenden ganar dinero, así que al coste del hospital habrá que sumar su margen comercial, su beneficio. Una de ellas, la más grande de las que operan en España, se llama Capio y pertenece a un fondo de inversión estadounidense, CVC, que presume de "multiplicar por 2,7 el retorno de las cantidades invertidas". Ese negocio, obviamente, va a salir de tu salud.
                              
            4. Incluso suponiendo que lo privado funciona siempre mejor que lo público –que ya es mucho suponer, para que tal cosa suceda hace falta algo en el mercado que en este modelo no existirá: competencia. No la habrá porque el ciudadano no suele elegir a qué hospital privatizado va. Cada empresa concesionaria, y hay apenas tres, explotará su centro sin que los recortes en su calidad afecten a sus ingresos. Así, convertiremos un servicio público eficiente y barato en lo más ineficaz que hay para el ahora enfermo, mañana consumidor: un oligopolio privado.
          5. La Comunidad de Madrid apenas ha dado datos. Solo dice que los hospitales públicos cuestan de media 600 euros por habitante y que los privatizados salen solo por 411 euros. Sin embargo, estas cifras son bastante discutibles porque los privatizados no asumen costes que sí están en los grandes hospitales públicos, como los trasplantes o la investigación. Además, a los 411 euros hay que sumar el canon por la construcción del centro –también privada– y el de administración, con lo que la cifra real es mayor. ¿Cuánto? No lo sabemos. Nos falta información. Lo poco que ha explicado el PP madrileño de su modelo, una reforma del sistema sanitario que después será difícil de corregir, son estos once folios. Es un mínimo informe que no justifica una transformación tan radical.

                                          
6. Sí sabemos que algunos hospitales saldrán más caros para la Comunidad de Madrid cuando sean privatizados que ahora que son públicos. El Hospital Infanta Leonor de Vallecas, por ejemplo, cuesta al año 100 millones de euros.  Atiende a 325.000 madrileños, por lo que la concesionaria que se quede con esta joyita –a 411 euros por habitante–  recibirá 143 millones de euros al año. Es decir, que el "ahorro" de la privatización nos saldrá un 43% más caro nada más empezar. ¿A que es un negocio genial?
7. Las dos autonomías que, antes que Madrid, han sido pioneras en España en este modelo privatizador son Catalunya y la Comunidad Valenciana. Las dos están hoy quebradas, en gran medida por sus costes sanitarios. ¿De verdad son los ejemplos a seguir?
          EN DEFINITIVA, CREO QUE ESTAMOS ANTE UN PROBLEMA MUY SERIO, EN EL QUE NOS JUGAMOS UN SISTEMA ESTABLECIDO Y QUE PUEDE TENER CONSECUENCIAS IRREVERSIBLES.


martes, 7 de agosto de 2012

CARTA DE A, ARTURO P. REVERTE AL PRESIDENTE

A ver si lo he entendido, señor presidente... Hasta por morirme debo pagar un 21 %... A ver si lo entiendo. Insisto.Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin contar asesores, cómplices y colegas. O en Alemania faltan políticos, o aquí sobran. Si en Alemania faltan, apenas tengo nada que decir. Si en España sobran, tengo algunas preguntas. Señor presidente.

¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)? Subpregunta: si un concejal de Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar
a 15 asesores... ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes?
¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputadosprovinciales? ¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come?


Ese tinglado regional, repartido en diecisiete chiringuitos distintos,
duplicados, nos cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar
sólo la mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de
Letras.
En vista de eso, ¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de
sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos? Que en vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la
gente que de verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa,desvergonzada y manifiestamente incompetente?


A ese negocio autonómico absurdo e

insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores del pueblo, embajadas propias, empresas,
instituciones. Negocios casi privados (o sin casi) con dinero público.


El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas
nuestras.Treinta años engordándolos con nuestra imbecilidad y abulia política.
Cuando no con complicidad ciudadana directa: Valencia, Andalucía...Con unos tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a
menudo lentos y abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso.


Esos políticos de todo signo (hasta sindicalistas, rediós) puestos en cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes. Impunes,todos.


Me creeré a un presidente de Gobierno, sea del color que sea, cuando confiese públicamente que este Estado-disparate es insostenible.Cuando alguien diga, señor presidente, mirándonos a los ojos, "voy a
luchar por un gran pacto de Estado con la oposición"; "me voy a cargar esta barbaridad, racionalizándola, reduciéndola, controlándola, adecuándola a lo real y necesario"; "voy a desmontarles el negocio a
todos los que pueda. Y a los que no pueda, a limitárselo al máximo. A lo imprescindible"; "aquí hay dos autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo, dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla".


"Y el que quiera entrar en política para servir al pueb
lo, que se lo pague de su bolsillo".

Pero dudo que haga eso, señor presidente. Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como el PSOE lo es de la suya. Ese
toque de jacobinismo es ya imposible. Tiene gracia. No paran de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto, señor presidente:
no hay cojones. Seguirán pagándolo los mismos, cada vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre.


El negocio autonómico beneficia a demasiada gente. Usted, señor presidente, como la oposición si gobernara, como cualquiera que lo haga en España, seguirá yendo a lo fácil. A cargar a una población triturada, con cinco millones de parados, haciéndonos aun más pobres, menos sanos, menos educados. Hasta el ocio para olvidarlo y la cultura para soportarlo serán imposibles.

Así que cuando lo pienso, a veces se me va la olla y me veo deseando una intervención exterior. Que le vayan a frau Merkel con derechos históricos, defensores del pueblo, inmersiones lingüísticas, embajadas
y golferías autonómicas. De tanto reírse, le dará un ataque de hipo. De hippen, o como se diga allí.


Lo escribía el poeta Cavafis en Esperando a los bárbaros. Quizá los
bárbaros traigan una solución, después de todo. Para esto, que nos
invadan los bárbaros de una puta vez. Que todo se vaya al carajo y el
Sentido Común reconozca a los suyos. Si quedan.
Recristo. Qué a gusto me he quedado esta tarde, señor presidente. Lola
acaba de abrir el bar. Esta noche me emborracho. Como Gardel en el
tango. Fiera venganza la del tiempo. Parece un título de Lope de Vega.
Un tango adecuado para este pasaje".