Se van a cumplir 16 años desde que entró el euro y los
que recordamos el periodo anterior nos sentimos con derecho a quejarnos como en
su momento les pasaba a nuestros abuelos Ellos nos
contaban que iban al cine y a tomarse algo con 3 pesetas. Parecía
imposible, y sin embargo la subida que se produjo a causa del euro fue mucho más rápida y dramática. Ahora nos damos cuenta de que los
helados que parecían tan caros en la piscina nos resultarían tirados de
precio.
De un día para otro, muchas cosas cotidianas que
costaban 100 pesetas (0,60 €) pasaron a valer un euro, una subida del 66 por ciento en bienes de consumo habitual. Pan,agua embotellada, tabaco... Salir a la calle parecía un
robo, y tras todo este tiempo los ingresos de las familias no han cambiado
tanto.
A finales de los ochenta, los 'polos' de
naranja o limón costaban 15 pesetas, menos de 10 céntimos
Otros productos han mantenido o incluso bajado su
precio. Entre la comida que ahora podemos permitirnos con más holgura que hace
unas décadas están las carnes y los lácteos. La tecnología es
mucho más barata en general, aunque por otro lado hay más aparatos que
consideramos imprescindibles. Un alumno en el colegio sin ordenador tendrá
problemas para seguir el ritmo de la clase, y si nos dejamos el móvil en casa
nos sentimos casi desnudos. Además, nos vemos obligados a cambiar de
teléfono a menudo, nada que ver con los primeros modelos que se
comercializaron, muchos de los cuales aún funcionan. Lo mismo ocurre con las
lavadoras o las televisiones, por obra y gracia del 'low cost'.
La ropa es también más
económica, poniendo las cosas más fáciles a quienes tienen niños pequeños, que cambian
de talla cada año. La calidad de la media de las prendas que compramos es otra
historia, y la deslocalización de la producción crea probablemente más pobreza el tercer mundo de la que soluciona en el primero. A cambio de eso,
ahora llegamos a pagar menos de dos euros por
camisetas nuevas, unas 300 pesetas. Hechas salvedades como estas, hay muchas cosas que
están objetivamente por las nubes... si las comparamos con los precios que vamos
a ver.
Una nueva aplicación online para Reino
Unido llamada Back in my days' ('En mis tiempos') ha reunido multitud de
precios para que los usuarios puedan recordar lo que costaban ciertas cosas
cuando ellos eran jóvenes. Eligiendo la zona del país y el año (desde 1917)
aparece el sueldo medio, el precio de una vivienda, del coche, la
gasolina, la cesta de la compra... Nosotros, entre la alarma y la nostalgia, hemos hecho una pequeña encuesta y hemos buceado un
poco aquí y allá.
Aquí tienes el coste de algunas cosas significativas en 'nuestros tiempos', finales de los
setenta, los ochenta y principios de los noventa.
Precios refrescantes
Refrescos de a peseta. A principios de los
ochenta había unos sobres de bicarbonato con sabores que costaban eso, una
peseta (0,006 €, ojo a los dos ceros). Otros lo llamaban "gaseosa de
papelillo". La marca más famosa era El Tigre, que aún existe con una caja
similar.
Helados. Un Frigopie valía 40
pesetas (0,24 €) a finales de la década. En cuanto al Frigo dedo...
La cosa cambia. (fasebonus.net)
Polos de naranja o limón. Eran helados de hielo
sencillos, el bloque y el palito, y en el año 1985 u 86 costaban 15
pesetas, menos de 10 céntimos.
Pack de tres latas de atún. 179 pts. (1,076 €)
Pasta de dientes Colgate: 100 pts. (0,60
€)
Videojuegos. Cuando comenzaron, en la época de los Spectrum, un solo juego se
valoraba hasta en 4.000 o 5.000 pts. (de 24 a 30 euros aproximadamente; el
sueldo medio eran 30.000 pesetas).
Copas. A finales de los
setenta, nos cuentan que se estabilizó durante un buen tiempo este precio: 50
pts. una birra (0,30 €), 100 pesetas los 'cubatas' (0,60 €), que por entonces
aún se nombraban con la palabra completa, "cubalibres". Se usaba la
misma expresión aunque fueran de ginebra en lugar de ron.
Cine. Un amigo consultado
recuerda ir al cine a principios de los setenta y pagar 25 pesetas por una
sesión doble dominical. Unos 40 céntimos de hoy. Aun con la subida de sueldos,
no es de extrañar que ahora vaya menos gente al cine. A principios de los 90
eran ya 300 pesetas en los cines de La Vaguada (1,80 €) en Madrid. Muy
lejos de los precios actuales, en algunos cines y sesiones más de 9 euros.
CD's 'originales'. La cultura en general
nos cuesta menos desde internet, y demasiadas veces directamente dejamos de
pagarla a sus legítimos autores y productores. Con todo, los precios de los
CD's se resisten a bajar como el resto de artículos tecnológicos. Valían lo
mismo que ahora (según la conversión a la entrada del euro), unas 3.000 pesetas
(hoy las novedades están por los 18 o 19 euros). Los programas
informáticos son ahora mucho más caros (un original llegó a bajar hasta las 900
pesetas para combatir la 'piratería'), pero la mayoría de las veces usamos
copias gratuitas.
Sobres de soldaditos. Un juego que ya se
percibía barato en su momento y que daba para horas de diversión. En los
setenta eran aún más baratos, pero en los ochenta los había
desmontables por solo 25 pesetas (0,15 €). Que fueran sorpresa era aún
mejor, y por esa inversión merecía la pena.
Abril de 1984.
Gasolina. Una subida en el año
81 hizo llevarse las manos a la cabeza a los conductores. Uno de ellos nos
cuenta: "Ese año estrené mi primera Vespa y llegamos al
escandalosísimo precio de 80 pts. (0,50 €). ¡España se hundía!". Normal
que tuvieran esa sensación, el litro de gasolina en la era del 'Seat 127' valía
solo 20 pesetas, 12 céntimos de hoy. Además, se aparcaba en la calle sin pagar.
Porque éramos menos, pero también porque tener coche no estaba al alcance de
todos.
Recreativas. Los que tengan treinta
y tantos recordarán jugar a las Tortugas Ninja o al 'Street Fighter' por 25
pesetas (0,15 €). Un amigo algo más joven recuerda que "echaba cinco duros
y jugaba al futbolín, al 'Metal Slug' o al 'Cadillacs & Dinosaurs'. El
billar era pizca más caro, 50 pesetas la partida" (0,30 €). Tras el euro,
todo cambió. "El futbolín pasó a costar un eurazo, con mucha suerte 50
céntimos".
Viaje de autobús. Otra
colaboradora recuerda perfectamente que hacia el año '88 el viaje suelto valía
65 "pelas" (0,39 €) y el bonobús (diez viajes, y si no sabías
esto eres demasiado joven para caernos bien) eran solamente 315 pesetas, menos
de dos euros.
Tabaco. Esto nos cuentan del precio de este vicio tan de todos los días:
"Cuando empecé a fumar, Fortuna, en el 94, valía 220 pelas" (1,32 €).
Café molido. El café Marcilla mezcla valía 139 pesetas (0,8
euros) en el supermercado Simago (o, como lo llamaban los chavales en
Vallecas por lo fácil que era 'distraer' cosillas, el 'Simango'). Hoy, ni
por diez veces eso te servirán una tacita. Si nos equivocamos en esto, por
favor, direcciones de bares en los comentarios.