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miércoles, 15 de enero de 2020

LEYENDA DEL TORO DE ORO DE GRIEGOS, TERUEL.-





Situado a los pies de la Muela de San Juan, Griegos es un pequeño pueblo de la
Sierra de Albarracín, enclavado en los Montes Universales. Se trata de un paraje natural dominado por los bosques de pino silvestre y las praderas de alta montaña.
Ha sido denominado como el pueblo más frío de toda España.
Es el segundo pueblo más alto de toda España, con una altitud de 1.601 msmn. El primero es Valdelinares, también en Teruel.​

 LEYENDA DEL TORO DE ORO.


Cuentan que, en la Muela de San Juan, límite entre la sierra de Albarracín y la provincia de Cuenca, en tiempos paganos y antiguos, existió una gran ciudad rodeada por murallas. En su interior destacaban bellos jardines y se levantaban monumentales palacios. Los habitantes de la ciudad vivían tranquilos, igual que había vivido sus antepasados a lo largo de muchos siglos.
Un día, sin embargo, los musulmanes invadieron Hispania y llegaron hasta esta paradisíaca ciudad a la que arrasaron y saquearon. Cada soldado árabe tomó para sí lo que quiso de la ciudad conquistada. Uno de los asaltantes, un corpulento guerrero tuvo la fortuna de encontrar, entre las ruinas, un hermoso toro de oro. Se trataba de una pieza valiosa que el moro arrojó desde un muro de la ciudad hasta la espesura de los pinares que rodeaban a esta, con el fin de sustraerlo del reparto del botín. Cuando llegó la noche, lo buscó y lo encontró. Y decidió enterrarlo en una fosa profunda, ya que debía continuar con su ejército tomando otros castillos y otras plazas cristianas. Al terminar las campañas militares, el soldado volvería a recoger la preciada joya. La suerte, sin embargo, no acompañó al sarraceno, ya que, en una cruel batalla, una flecha lo hirió de muerte. Viendo que su vida peligraba, decidió revelar su secreto a su mejor amigo. Este debía buscar el toro de oro, venderlo y, tras quedarse con su parte, compartir el fruto de su venta con la familia del moribundo.

En una tregua, en medio de la guerra, el confidente se dirigió hacia la ciudad destruida, en la Muela de san Juan, y buscó el toro de oro en el espeso pinar, en el lugar en el que su amigo le había indicado. Pero no encontró nada. Y siguió buscando un día y otro, hasta que, desesperado por tanto esfuerzo baldío, partió de nuevo a la guerra. Muchos han sido, desde entonces, los que han buscado el toro, pero nadie ha tenido la suerte de encontrarlo. Hay quien asegura que el tesoro sólo aparecerá cuando la antigua ciudad de la Muela sea reconstruida y brillen de nuevo los palacios y jardines que, en un tiempo lejano, la dotaron de paz y esplendor.

domingo, 15 de noviembre de 2015

TERUEL Y SU PROVINCIA A VISTA DE PÁJARO. FOTO Y VÍDEO.-

LA PROVINCIA DE TERUEL PRESENTA UNOS RASGOS QUE LA HACEN ÚNICA. ADMIRA QUÉ  BELLAS IMÁGENES NOS TRA ESTE VÍDEO.



                                     

martes, 3 de septiembre de 2013

LA LEYENDA DE LA TORRE DE DOÑA BLANCA. ALBARRACÍN.-


En el extremo sur del peñón en que se asienta la Ciudad de Albarracín, junto a la antigua iglesia de Santa María, se alza un grueso y cuadrado torreón. El pueblo le llama "La Torre de Doña Blanca". Ésta torre fue, sin duda, una pequeña fortaleza destinada a vigilar, primeramente, a la mozarabia de la ciudad, situada junto a la sobredicha iglesia, como luego vigiló los movimientos de la judería, que ocupaba el "Campo de San Juan".

En torno a la torre, el peñón se estrecha, y a sus pies, en profundo cauce, discurre el río Guadalaviar, aprisionado por las rocas y por los vallados de pequeños huertecillos. Al otro lado del río, la ingente masa rocosa vuelve a alzarse para dominar desde elevadas cumbres la ciudad, el río y los huertecillos.

Pero la torre de Doña Blanca, guarda entre sus muros, al decir de las gentes, el misterio evocador de la figura triste de una joven infanta aragonesa. Porque Doña Blanca era hermana menor de un príncipe heredero del trono de Aragón. Era una joven ingenua, casta y sencilla, por cuyas prendas no sólo sus padres, los monarcas, sino también toda la nobleza de estos reinos, la idolatraban. Pero la esposa del futuro rey, por la más vergonzosa envidia, la odiaba tenaz y sañudamente.

Y así ocurrió que, al morir el rey, los nobles aclamaron al príncipe heredero, y aquella mujer, que tanto odiaba a Doña Blanca, quedó constituida reina de Aragón. La joven infanta se acogió al lado de su madre, la reina viuda, pero fueron los mismos nobles quienes la aconsejaron que huyera de estos reinos para salvar su vida, refugiándose en la corte de sus deudos los reyes de Castilla.

Y sucedió que un día, de paso para Castilla, llegó a Albarracín, acompañada de algunas dueñas y de pocos caballeros, la desgraciada infanta aragonesa. La acogida que a Doña Blanca le dispensó Albarracín fue muy cordial, por cuanto que hasta aquí había llegado la fama de sus virtudes y la noticia de los odios de la reina. La ciudad entera presenció el paso de la vistosa comitiva con sus jinetes y sus escuderos por las calles tortuosas hasta llegar a los palacios de Azagra, Señor de Albarracín, donde se hospedó la joven infortunada. Consigo traía, en cofres forrados de cuero y guarnecidos de hierro, todos sus tesoros de joyas valiosas y preciadas telas. No era bien dejar todo esto en Aragón.

Pasó un día y otro día, y las gentes esperaban con impaciencia poder contemplar de nuevo el rostro de Doña Blanca y ver su lucida comitiva, al menos, cuando dejara la corte de los Azagra para continuar su viaje hacia Castilla. Mas el tiempo pasó... y las dueñas y los caballeros que habían acompañado a la infanta aragonesa emprendieron un día su regreso hacia tierras de Aragón; pero a Doña Blanca... ya nadie la vio jamás.

El pueblo, lleno de sorpresa y admiración, empezó a pensar que la joven había muerto llena de tristeza por su doloroso destierro, y que había sido sepultada secretamente en el famoso torreón que había de llevar su nombre en adelante. Mas nadie supo jamás lo sucedido, porque las gentes de la casa de Azagra y los nobles de la ciudad guardaron el secreto cuidadosamente.

Desde entonces, en todo plenilunio estival, cuando los próximos peñascos recogen el eco de la campana que suena la hora de la media noche, las gentes de Albarracín cuentan que se puede ver salir de la Torre de Doña Blanca una sombra clara, como de rayo de luna, a la manera de la figura de una mujer de blancas y holgada vestiduras que va descendiendo lentamente por los escarpes de la roca, como si fueran los peldaños de un palacio encantado, hasta llegar a los huertecillos y luego al río, en cuyos cristales se baña, y desaparece para no ser vista hasta otra noche de plenilunio. Es "La Sombra de Doña Blanca".

jueves, 31 de enero de 2013

CINCO DE LOS 14 PUEBLOS MÁS BONITOS DE ESPAÑA SON DE TERUEL.-


                                                                                        (FOTO DE VALDERROBRES)
               
Cinco de los catorce pueblos más bonitos de España son de la provincia de Teruel. Son Valderrobres, Rubielos de Mora, Albarracín, Calaceite y Puertomingalvo. Pueblos que reúnen características comunes en cuanto a belleza y conservación de su patrimonio.
              Forman parte de la Red de los pueblos más bonitos de España, una asociación creada en 2011 con el objetivo de preservar, fomentar y difundir el patrimonio cultural, natural y rural agrupando bajo una misma marca de calidad pueblos con una población menor a 15.000 habitantes.
          Así, describen Valderrobres como "un espectacular pueblo con encanto de la comarca del Matarraña, donde casi todos sus pueblos entrañan un encanto espectacular. Se podría decir, sin duda, que Valderrobres es el máximo exponente".
                                          (PATIO DE RUBIELOS DE MORA)
       Respecto a Rubielos de Mora, afirman que cuenta con un casco histórico muy bien conservado y llegó a contar con una muralla de siete portales para acceder al pueblo de los que tan solo quedan dos. 

                                                            (FOTO DE ALBARRACÍN)

        En cuanto a Albarracín, a 1.182 metros de altitud, está declarado conjunto histórico-artístico desde 1961, "este pueblo entra, sin lugar a dudas, con letras de oro en nuestro catálogo y es un pueblo que no te puedes perder".
                                                                     (FOTO DE CALACEITE)
       De Calaceite resaltan su declaración como conjunto histórico-artístico en 1973 y que desde su plaza mayor, con su ayuntamiento del año 1609, se van tejiendo los recorridos por donde se visita el pueblo, a través de sus preciosas calles.
                                                  (FOTO DE pUERTOMINGALVO)
              Finalmente, de Puertomingalvo, la Red destaca que es un sitio pintoresco, donde el castillo juega un importante papel. El pueblo tiene estrechas calles repletas de edificios de aquitectura popular, donde su máximo exponente es su ayuntamiento del siglo XIV.