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lunes, 4 de diciembre de 2017

¿Cómo quitar el hielo del parabrisas?


 Seis consejos y tres acciones que nunca debe realizar.-

La ola de frío que azota España ha puesto en alerta a 31 provincias este pasado fin de semana, alcanzando temperaturas de hasta -7 grados en lugares como Pamplona; o de -6 grados en Lérida, Teruel y Segovia, entre otros. | Un truco para quitar el hielo del parabrisas en segundos y sin rascar.
Un temporal que ha dejado grandes nevadas y heladas en diversos puntos del territorio nacional y que traducen en un grave riesgo para la circulación si no se toman medidas oportunas para esta época del año, como el uso de cadenas, la reducción de velocidad y, por su puesto, dispone de una visibilidad óptima.
Respecto a este último factor, la capa de hielo que se apodera de los parabrisas del coche y de los faros es el principal condicionante a erradicar a fin de preservar una buena iluminación y un correcto estado de los retrovisores. Por ello, desde la empresa de alquiler de coches Sixt recuerdan unos consejos sencillos que servirán para ahorrarle tiempo y esfuerzo, además de posibles futuras averías.
Existen diversos caseros más o menos eficaces, como frotar el cristal con una patata pelada, rociarlo con una mezcla de agua y vinagre, etc. Si bien, lo más práctico, sencillo y limpio es cubrir la luna con un cartón o una manta (que será necesario sujetar con los brazos del limpiaparabrisas y las puertas delanteras). De este modo, es posible evitar la formación de hielo y también que las escobillas del limpiaparabrisas se queden pegadas al cristal.
En cualquier caso, antes de eso es básico supervisar que se ha rellenado el depósito de líquido del limpiaparabrisas con un producto específico que contenga anticongelante (todos o casi todos los del mercado), pues el agua con jabón se puede congelar y, a la postre, suceder lo mismo con la bomba eléctrica del sistema.

¿Cómo se debe eliminar el hielo del parabrisas?
Para quitar el hielo de manera efectiva se recomienda realizar las siguientes acciones:
-Arrancar el motor, conectar la calefacción con el ventilador al máximo y dirigir el flujo del aire hacia el parabrisas. Nunca se debe esperar a que el motor adquiera temperatura antes de encender la calefacción, el cambio brusco de temperatura puede rajar el cristal.
-Usar un producto descongelador: existen varios en el mercado, aunque es la solución más cara.
-Rociar el parabrisas con alcohol: el alcohol tiene un punto de congelación inferior al agua. Si la capa de hielo no es muy gruesa es una buena solución; en caso contrario, habrá que utilizar una rasqueta para eliminar el hielo. No se debe llenar el depósito de líquido del parabrisas con alcohol porque puede estropearlo.
-Rascar el hielo que se ha adherido al cristal: lo ideal es hacerlo con una rasqueta de plástico, pero en caso de no disponer de una, se puede utilizar la caja de un CD o cualquier tarjeta o carné de plástico (mejor si carece de valor). No debe utilizar instrumentos metálicos ni de materiales que puedan arañar el cristal.
-Accione el limpiaparabrisas: podrá utilizar el limpiaparabrisas y los dosificadores de líquido para dejar la luna perfectamente limpia después de haber eliminado el hielo, haber despegado las escobillas del cristal y siempre que el depósito del líquido contenga un producto anticongelante.
-No olvide retirar también el hielo de los faros: en coches con faros halógenos, debería bastar con encender las luces durante un tiempo. Pero las modernas tecnologías de iluminación o los halógenos con un diseño que separan mucho la parábola del cristal protector, requieren que retiremos el hielo a mano.

Lo que se debe evitar
-Accionar los limpiaparabrisas y echar agua. El agua empeorará la situación y las escobillas del limpiaparabrisas es muy probable que estén pegadas por el hielo, así que podemos estropearlas y también el motor del limpiaparabrisas.
-Echar agua caliente. El cambio brusco de temperatura podría romper el cristal.
-Echar sal. La sal evita la congelación, pero no descongela; además, puede arañar el cristal y corroe la chapa.


martes, 8 de noviembre de 2016

CÓMO SE DEBE CIRCULAR POR LAS ROTONDAS



1.          Cuestión de prioridades
Puede parecer muy obvio, pero para no entorpecer el tráfico lo primero que debemos recordar es que la prioridad en la rotonda es de quien ya está dentro, por lo que tendremos que ser pacientes y esperar hasta el momento indicado para incorporarnos. Es importante echar también un vistazo a los demás conductores que esperan para incorporarse, ya que la mitad de accidentes se producen por colisión trasera cuando estamos parados esperando para acceder a la rotonda.

2.          En las incorporaciones…
Nuestra dirección determinará la mejor opción para incorporarnos a una rotonda y, aunque no hay una regla estricta, existen diferentes recomendaciones. Por ejemplo, cuando vayamos a coger la salida de la derecha o seguir recto en la glorieta, sería mejor que entrásemos por el carril externo. Por el contrario, si vamos a girar a la izquierda o a cambiar de sentido, tendríamos que entrar utilizando el interno.


 3Al salir, siempre por el carril derecho

Una regla sencilla y esencial que a veces olvidamos es la de que al abandonar una rotonda deberemos hacerlo siempre desde el derecho. Esto no significa que todas las veces tengamos que incorporarnos por este carril, como acabamos de explicar, pero sí que debemos cambiarnos al carril derecho con la suficiente antelación antes de nuestra salida.

  4 No olvides los intermitentes
Eso sí, tampoco debemos olvidar la importancia de avisar al resto de conductores de nuestras maniobras señalizándolas siempre con los intermitentes. Así, evitaremos confundir a los demás coches y la conducción de todos será mucho más segura.



lunes, 6 de enero de 2014

Neumáticos de invierno: ¿alternativa a las incómodas cadenas? FOTOS.-

Los neumáticos de invierno son unos grandes desconocidos en nuestro país (donde los monta el 3 por ciento de los vehículos, frente al 30 por ciento del resto de Europa). Y es que estas gomas especializadas no sólo sirven para sustituir a las incómodas cadenas.
España es un país de contrastes. Y no, no hablamos de política, sino del tiempo. En la mayoría del país las temperaturas son extremas tanto por arriba en verano como por abajo en invierno, algo que afecta, y mucho, a esos cuatro puntos de enlace entre nuestros vehículos y el planeta Tierra: las ruedas, los neumáticos.
A nadie se le escapa que no es lo mismo circular por el interior de la provincia de Jaén un 13 de agosto a las cuatro de la tarde que por los Pirineos profundos un 13 de febrero a las ocho de la mañana. Las condiciones son extremas, las oportunidades de riesgo, en ambos casos, muy distintas pero muy presentes, y sin embargo estamos acostumbrados a calzar siempre a nuestro coche los mismos zapatos, sean cuales sean dichas condiciones.
¿Para qué sirven los neumáticos de invierno? "Para la nieve", responderán la inmensa mayoría de los conductores españoles, "como su propio nombre indica". Pues no. Su propio nombre indica justo eso, de invierno, o sea, en condiciones meteorológicas frías, por debajo de los siete grados (ver gráfico). En ese ambiente gélido, unos buenos neumáticos de invierno no sólo nos servirán para evitar el engorroso uso de las cadenas , sino que las prestaciones y condiciones de seguridad de nuestro vehículo se verán muy incrementadas.
El desconocimiento de dicha tecnología en nuestro país es casi total, pues tan sólo un 3 por ciento de los vehículos monta este tipo de neumáticos en época invernal, frente al 30 por ciento que lo hacen en el resto de Europa.

¿Qué aportan a mejor los neumáticos de invierno?

¿En qué aspecto mejoran las prestaciones del coche? En las que están más íntimamente ligadas a la seguridad: tracción, adherencia y frenada. ¿Y ello por qué? Porque el dibujo de la banda de rodamiento es mucho más complejo y profundo que en los neumáticos normales. El objetivo es evacuar agua, barro o nieve con la mayor celeridad, a fin de que la goma no deje de tomar contacto en todo momento con el piso. Además, las laminillas de los tacos (responsables principales de la adherencia de la rueda) se multiplican hasta ocho veces en los neumáticos de invierno. Y, como es lógico, el compuesto también difiere, con unas gomas más blandas para evitar su endurecimiento por debajo de esos referidos siete grados.
¿Y cómo se identifica un neumático de invierno? Por las letras M y S (de Mud y Snow, barro y nieve en inglés) acompañadas de un símbolo que representa una montaña de tres picos con un copo de nieve en su interior. Por tanto, si vemos un neumático con las siglas M+S, significa que es un neumático de invierno según la normativa europea, pero que aún no ha sido homologado como tal. En caso contrario, lo que veremos en dichas ruedas será 3PMSF (de 3 Peaks Mountain Snow Flake). En España la legislación avala que los neumáticos de invierno son una alternativa totalmente legal a las cadenas en los tramos en que estas sean obligatorias.

¿Cuándo es preferible montar el neumático de invierno?

¿Y cuándo es aconsejable su uso? Aunque esto depende mucho de la zona por la que circulemos, lo aconsejable es utilizar los neumáticos de invierno entre noviembre y marzo. De todas formas, y aunque su rendimiento baja considerablemente a altas temperaturas, un neumático de invierno está homologado para su uso en verano, y viceversa.
¿Es suficiente con montarlos únicamente en el eje motriz? Sí, por supuesto, para ello están homologados, pero si ambos ejes calzan ruedas de diferente configuración, se resienten sobremanera los niveles de conducción óptima e incluso la seguridad.
¿Y el precio? Los neumáticos de invierno suelen ser un 10 por ciento más caros que las gomas normales, aunque hay que tener en cuenta que si los adquirimos (todas las grandes marcas de neumáticos disponen de ellos), nos ahorramos las cadenas, además de que nuestras ruedas titulares descansan nada menos que cinco meses al año.
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sábado, 3 de agosto de 2013

Todos los trucos que le pueden salvar la vida al volante de su coche en carretera. Fotos.-


Este verano, los mayores enemigos de su coche serán el calor y las lluvias torrenciales. ¿Se la va a jugar por no saber qué hacer si, por ejemplo, mientras viaja con la familia, de pronto, 'rompe a llover', activa el limpiaparabrisas y no funciona... ¿Sabría qué hacer si ve salir humo por debajo del capó porque el motor se ha sobrecalentado? Siguiendo los consejos que le proponemos, podrá evitar una situación de riesgo en la carretera y revisar su coche en 10 minutos
Cada año, se registran 4,7 millones de asistencias mecánicas en España y cerca del 40% se concentran en los tres meses de verano. Esto tiene que ver, principalmente, con tres motivos: el primero es que las altas temperaturas afectan de forma especial a la mecánica; el segundo se debe a que, en el periodo estival, es cuando más desplazamientos se producen; y el tercero es que muchos de estos desplazamientos se realizan con vehículos que, a lo largo del resto del año, circulan poco, por lo que precisan de una revisión para ponerlos a punto antes de realizar un gran viaje.
Por todo ello, si hay un momento del año en el que los expertos recomiendan revisar el coche a conciencia es en verano, llevándolo al taller con antelación para que, en caso de que se detecte cualquier anomalía, se pueda arreglar o subsanar a tiempo.
AVERÍA: sale humo por debajo del capó
Qué ocurre: la temperatura del motor supera los 90ºC -su temperatura normal de funcionamiento- debido a un problema en el sistema de refrigeración y se sobrecalienta. Si ocurre, verá que la aguja de la temperatura sube más de lo normal y que se enciende un testigo de avería en el cuadro de mandos. Es probable que vea salir mucho vapor del vano motor. ¿Podrá continuar? No; de lo contrario, quemará el motor.
Coste: desde 60 euros hasta más de 3.000 euros.

Trucos para evitarlo
1.- Revise el nivel de líquido refrigerante una vez al mes -y con el motor frío-. Debe estar siempre entre el máximo y el mínimo. Si observa que el nivel ha descendido o que el anticongelante presenta restos de aceite -debe ser rosa, verde o amarillo-, es que existe alguna anomalía: acuda a revisar el sistema a un taller -desde 30 euros-.
2.- Vigile el reloj de temperatura del cuadro de mandos -debe marcar 90ºC o 'Norm'-. Si observa que el motor tarda demasiado en alcanzar su temperatura normal de funcionamiento o que, en ocasiones, la supera -especialmente en ciudad o cuando está detenido-, es que algo no va bien: acuda a un taller cuando antes. Es probable que exista algún problema con el electroventilador -repararlo cuesta unos 100 euros-.
3.- Sustituya el líquido refrigerante en un taller cada cuatro años -60 euros de media-; este líquido tiende a descomponerse por el paso del tiempo y los cambios de temperatura. Esto puede corroer el sistema de refrigeración, algo que provocará fugas de refrigerante.
AVERÍA: el coche se queda sin batería
Qué ocurre: vas a arrancar el vehículo pero no responde ningún sistema eléctrico ni se enciende ninguna luz del cuadro. También puede ocurrir que luzcan pero que, al girar la llave de contacto, note que al motor de arranque le cuesta funcionar y que las luces pierden intensidad.
¿Podrá continuar? Si logra poner en marcha el coche, sí. De lo contrario, llame al servicio de asistencia de su seguro -se lo cubrirá gratis, aunque lo tenga a terceros- y, cuando se lo arranquen, acuda a un taller para cambiarla.
Coste: desde 90 euros.
Trucos para evitarlo
4.- Revise la batería en un taller si se vasde vacaciones con é. Es probable que no le cobren nada por comprobar su carga con un polímetro y le avisarán de su estado real.
5.- Si apenas utiliza el coche, intente arrancarlo, al menos, una vez cada dos semanas, y dé una vuelta con él durante unos 15 minutos para que el alternador la pueda recargar.
6.- Independientemente del tiempo que tenga la batería, cerciórese siempre de que no le deja ninguna luz conectada, ni la radio. Si ocurre, descargarán la batería por completo en unas horas.
AVERÍA: reventón de un neumático
Qué ocurre: va por la carretera y, de repente, un neumático revienta. Lo normal es que el vehículo tienda a desplazarse hacia el lado donde está la rueda reventada. Sujete el volante con firmeza, mantenga la dirección recta y frene con suavidad hasta que detenga el vehículo.
¿Podrá continuar? Sí, siempre y cuando sustituya la rueda.
Coste: desde 60 euros.

Trucos para evitarlo
7.- Revise las presiones de las ruedas dos veces al mes; la mayoría de los reventones se producen por viajar con las presiones demasiado bajas.
8- Compruebe el estado de los neumáticos: no deben presentar cortes ni daños de ningún tipo.
9- Evite golpear bordillos e intente pasar por los baches con suavidad. Si circula por caminos, hágalo a baja velocidad y evite rozar ramas, piedras, etcétera.
AVERÍA: el coche se queda sin frenos
Qué ocurre: pisa el pedal del freno y nota que: 1) El pedal se hunde hasta el fondo pero el coche no frena. 2) Los frenos emiten un chirrido muy desagradable, nota vibraciones en el pedal y el coche frena poco. 3) El pedal se ha vuelto esponjoso, tiene mucho recorrido y el coche frena poco. 4) El tacto del pedal actúa con normalidad, pero el coche frena poco.
¿Podrá continuar? En los dos primeros casos, no. En los otros dos, sí.
Coste : desde 60 euros.
Trucos para evitarlo
10.- Caso 1: una fuga ha provocado que se quede sin líquido de frenos -le costará desde 120 euros-. Es muy raro que ocurra de golpe, pues siempre queda algo de líquido en el circuito. Revise el nivel de líquido de frenos, una vez cada dos meses.
11.- Caso 2: se ha quedado sin pastillas de freno -desde 180 euros-. Para evitarlo, pida que observen la vida útil que les queda en cada revisión -su vida media supera los 60.000 km- y cámbielas si es necesario.
12.- Caso 3: el líquido de frenos se ha calentado en exceso -puede ocurrir si se baja un puerto abusando de los frenos-. Para evitarlo, sustituya el líquido de frenos cada dos años -desde 60 euros- y, en bajadas prolongadas, ayúdese del freno motor para evitar que los frenos se sobrecalienten, algo que afecta directamente al líquido.
13.- Caso 4: ha abusado de los frenos en una bajada y los discos y las pastillas han alcanzado tal temperatura que no frenan. Cuando se refrigeren, volverán a funcionar con normalidad. Como en el caso anterior, ayúdese del freno motor en las bajadas pronunciadas y no apure las frenadas.
AVERÍA: se rompe el turbo
Qué ocurre: nota una pérdida brusca de rendimiento, ve salir mucho humo blanco/azulado por el escape y, en ocasiones, escucha un extraño silbido en el motor -aunque sigue funcionando-.
¿Podrá continuar? No.
Coste: desde 750 euros.
Trucos para evitarlo
14.- Vigile el nivel de aceite, que debe estar siempre entre el máximo y el mínimo de la varilla.
15.- Sea riguroso con los intervalos de mantenimiento y empleesiempre el tipo de aceite motor que le indique su marca.
16.- Evite dar acelerones con el motor frío; el turbo gira muy deprisa -supera las 150.000 rpm con facilidad-, por lo que precisa de una buena lubricación que sólo se consigue cuando el motor va alcanzando su temperatura normal de funcionamiento.
17.- Nunca detenga el motor si lleva un rato circulando a alta velocidad o ha subido, por ejemplo, un puerto de montaña. El turbo estará muy caliente, tanto que el aceite que quede depositado en sus turbinas se carbonizará y lo dañará. Si lo dejamos un minuto a ralentí, el propio aceite irá circulando por el turbo y lo refrigerará hasta que ya no corra peligro.
AVERÍA: falla el motor
Qué ocurre: nota que el motor da tirones o que, al ralentí, el número de revoluciones varía constantemente. Suele deberse a un fallo en el sistema de inyección o, en los motores de gasolina, en el de encendido.
¿Podrás continuar? Sí mientras que no se encienda el testigo rojo de avería del motor -que podría iluminarse el amarillo-. Acuda cuanto antes al taller.
Coste: desde 100 euros.
Trucos para evitarlo
18.- Nunca apure el depósito de combustible por debajo de un cuarto de su capacidad. Esto podría provocar que las impurezas que se hayan acumulado puedan pasar al circuito de alimentación causando una avería. Un inyector de un motor gasolina ronda los 150 euros; el de un diésel, desde 450. Una bomba de inyección de un propulsor de gasolina cuesta desde 400 euros; la de un diésel, desde 1.200 euros.
19.- Jamás reposte si ve un camión cisterna recargando los tanques de la gasolinera; hay más riesgo de que entre suciedad y, sobre todo, humedad en el circuito de alimentación, dañando el sistema de inyección. La humedad es especialmente dañina en el caso de los sistemas de inyección diésel.
20.- Sustituya el filtro de carburante en cada revisión, sobre todo si su vehículo tiene un motor diésel. Su coste es bajo -30 euros de media- y puede evitar problemas muy graves.

Mucho cuidado con las tormentas de verano

- Reduzca la velocidad y sea especialmente suave con la dirección y los frenos; al mezclarse el agua con el polvo que hay en la carretera, se forma una fina película de barro muy resbaladiza y peligrosa.
- Si sus escobillas tienen más de dos años cámbielas -30 euros de media-: sus labios estarán en mal estado y, con las altas temperaturas, se deteriorarán aún más, impidiéndole ver correctamente.
- Revise el nivel del líquido limpiaparabrisas y, si no está lleno, rellénelo con agua y un poco de líquido limpiacristales. Si llueve poco, le permitirá limpiar el barro que le salpiquen otros vehículos a la luna delantera.
- Para evitar que se empañen los cristales, dirija las salidas de aireación hacia el parabrisas y asegúrese de que la recirculación de gases está desconectada. Si, aún así, se empañan los cristales, conecte el aire acondicionado.
- Asegúrese de que sus neumáticos tienen un dibujo de, al menos, 1,6 mm de profundidad. De lo contrario, no podrán evacuar correctamente el agua de la carretera y podría sufrir un accidente. Además, la sanción por llevar los neumáticos desgastados es desde 200 euros.
- Revise los amortiguadores, al menos, cada 30.000 km. En mal estado, las distancias de frenado pueden aumentar hasta un 40% en mojado y también es mucho más sencillo perder el control del vehículo. Cuatro amortiguadores rondan los 500 euros.

Hágalo usted mismo: revise su coche en diez minutos

Unos diez minutos. En ese tiempo, puede comprobar fácilmente si su coche está en buen estado para afrontar un viaje. Ante cualquier anomalía, acuda a un taller.
Neumáticos (cuatro minutos)
Duran, de media, 40.000 km, pero si están desgastados pierden hasta un 85% de su agarre en mojado y aumenta en un 70% las posibilidades de sufrir aquaplaning -es decir, que la rueda no sea capaz de evacuar el agua que hay sobre el asfalto y el coche empiece a flotar sobre ella, pudiendo perder el control del vehículo-. Por otra parte, unas presiones demasiado bajas aumentan el riesgo de reventón, y empeoran la estabilidad del vehículo hasta un 60% e incrementan el consumo de carburante hasta un 20%.
¿Cómo lo puede revisar? Las acanaladuras de los neumáticos llevan unos topes de goma que indican cuándo una rueda ha alcanzado su desgaste máximo, que es de 1,6 mm. Si observa que la profundidad de los surcos de la huella coincide con esos topes, acuda al taller para sustituirlos -por su seguridad y porque la multa mínima es de 200 euros-.
Por otro lado, revise las presiones de las ruedas una par de veces al mes, y lleve siempre las indicadas por el fabricante -tenga en cuenta que todos los coches tienen unas presiones para circular con poca carga y otras para carga máxima; por ejemplo, un Renault Mégane lleva entre 2,0 y 2,5 bares-. Si están desgastados, acuda al taller para sustituirlos.
Bombillas y lámparas (dos minutos)
Si están fundidas o en mal estado, veremos peor... Y no nos verán correctamente. Aunque deben durar toda la vida del coche, van perdiendo intensidad con el paso del tiempo a partir del segundo año -sobre todo, las lámparas halógenas-.
¿Cómo lo puedes revisar? Coloque el coche frente a la pared de un garaje y accione todas las luces; irá viendo cómo alumbran y si tienen poca intensidad; después, haga lo mismo colocando el coche 'de culo' contra la pared. Repita esta operación, al menos, cada seis meses. Si tiene que sustituir alguna consulte el manual de su coche; ahí se explica cómo cambiar cada bombilla -si son de xenón, tendrá que acudir al taller-.
Escobillas limpiaparabrisas (20 segundos)
Si están en mal estado, no limpiarán bien el parabrisas y no veremos correctamente si llueve o algo ensucia el cristal.
¿Cómo lo puede revisar? Moje la luna con agua y observa cómo barren las escobillas; sustitúyalas cuando veas que no lo hacen de forma eficaz. Como consejo, si su parabrisas se ha cubierto de barro o polvo y no está circulando, puede alargar su vida -pierden eficacia por el uso y por las temperaturas extremas que soportan; rara vez rinden al 100% más de un año- limpiándolo a mano en vez de con los limpias. Si tiene que sustituirlas, acuda a una tienda de accesorios e indíqueles cuál es exactamente tu coche y el año de fabricación; ellos le darán las escobillas correspondientes y en la misma caja se explica de forma detallada cómo sustituirlas.
Nivel de aceite (un minuto)
Es el encargado de lubricar el motor. En caso de que su nivel disminuya o de que esté en mal estado, puede provocar una avería grave en el motor que, incluso, obligue a cambiarlo por uno nuevo -desde 2.000 euros-. El aceite se sustituye cuando lo indica el fabricante -de media, cada 20.000 km-.
¿Cómo lo puede revisar? A través de la varilla que verá en el vano motor cuando levante el capó y que va al depósito de aceite -cárter-: en frío, extráigala y límpiela; después, vuelva a introducirla en su orificio hasta el fondo y sáquela de nuevo: el aceite debe impregnar la parte inferior de la varilla comprendida entre las marcas de "Máx." y "Mín.". Si está por debajo, rellénelo con un aceite de las mismas especificaciones -viene detallado en tu libro de mantenimiento-. Algunos modelos -Renault, BMW...- permiten comprobarlo a través del ordenador de a bordo -es una más de sus funciones-. Revíselo cada 5.000 km.
Líquido de frenos (diez segundos)
Es el líquido que emplea la bomba hidráulica del sistema de frenos. Si su nivel es muy bajo o se encuentra en mal estado, podemos quedarnos, incluso, sin frenos. Se sustituye cada dos años.
¿Cómo lo puede revisar? En el vano motor hay un pequeño depósito ?ver manual de usuario del coche- que, en una de sus caras laterales, lleva las indicaciones de "Máx." y "Mín." para señalar dónde debe estar el nivel del líquido. Si está bajo, para salir del paso, puede rellenarlo con líquido de frenos -debe tener las especificaciones del que lleve su coche: consulte el libro de mantenimiento-; eso sí, acuda cuanto antes al taller para verificar que no existe ninguna fuga.
Amortiguadores (dos minutos)
Un amortiguador en mal estado aumenta, de media, un 30% la distancia de frenado ante una emergencia y disminuye la estabilidad del vehículo hasta un 40%. No rinden al 100% más de 30.000 km; a partir de ahí, van perdiendo eficacia lentamente. Sustitúyalos, como mucho, a los 60.000 km.
¿Cómo los puede revisar? Pase por un badén de una calle a unos 20 km/h; si después de superarlo nota que la carrocería se queda 'flotando' como si fuera sobre unos muelles, tus amortiguadores están muy por debajo del 20% de su rendimiento. También puede probar a apoyarse sobre cada una de las cuatro esquinas del coche; si al dejar de hacerlo nota que el vehículo se queda oscilando varias veces, están mal. Si están desgastados acuda al taller para sustituirlos.
Líquido de dirección (diez segundos)
Es el líquido que emplea la bomba de la dirección para generar asistencia. Si disminuye su nivel, podemos quedarnos sin dirección asistida y nos costará mucho girar el volante.
¿Cómo lo puede revisar? Visualmente. En el vano motor debe haber un pequeño depósito que, en su tapa, lleva el dibujo de un volante. En uno de sus laterales tiene unas marcas de "Máx." y "Mín." que muestran los valores máximo y mínimo del nivel. Si está bajo acuda a un taller. No es normal que el nivel disminuya -sólo ocurre por una fuga- y tendrán que revisar todo el sistema de dirección.
Líquido limpiaparabrisas (diez segundos)
Si el coche no lleva este líquido y, en marcha, algo nos ensucia el parabrisas, perderemos mucha visibilidad -o toda-.
¿Cómo lo puede revisar? Compruebe su nivel cada seis meses y, si está por debajo de la mitad, rellénelo. Para ello, sólo tiene que añadir agua y líquido limpiacristales en el depósito hasta alcanzar su máximo.
Líquido refrigerante (diez segundos)
Se encarga de refrigerar el motor. En caso de que se produzca una fuga de este líquido, el motor se sobrecalentará -de 600 a 3.000 euros de reparación-.
¿Cómo lo puede revisar? Observe el depósito con líquido rosa, amarillo o verde que hay en el vano motor; su nivel debe estar entre el "Máx." y "Mín.". Hágalo cada 5.000 km -y sustitúyalo cada cuatro años-. En caso de que esté muy bajo, puede rellenarlo con agua o con anticongelante, pero no es normal que el nivel descienda: si le sucede, acuda al taller.