domingo, 11 de noviembre de 2012

EL CONSUMISMO EN NAVIDAD





                                     
                 
Con la llegada de la navidad se acerca la época del despilfarro y del consumismo por excelencia. El nivel de consumo está produciendo un grave deterioro en el entorno y lleva asociado, además, la explotación de seres humanos, y la insatisfacción de todas aquellas personas que, metidas en la espiral consumista, nunca ven satisfecho su deseo de poseer más bienes.
                   
          Noche de Paz, Noche de Amor. ¿Acaso al brindar con sidra y cava a la medianoche nos acordamos de los más desprotegidos y vulnerables ?. El nacimiento de Belén que cambió la historia del mundo, nos tiene que hacer hacer reflexionar sobre los excesos que cometemos en los tiempos que nos toca vivir.
Las fiestas navideñas están perdiendo su sentido espiritual y humano, y han desembocado en un consumismo exacerbado. Sabemos que es difícil cambiar las pautas de consumismo que se radicalizan los últimos días del calendario anual, pues la televisión nos invade con sus propuestas consumistas y los supermercados y grandes superficies adornan sus locales (cada año más temprano por cierto) con llamativas luces y carteles.
     Con el fin de volver la vista atrás y recuperar el verdadero “Espíritu de la Navidad” os propongo una serie de consejos para pasar unas alegres navidades:
No despilfarrar energía. El consumo de electricidad supone graves problemas ambientales. Se puede hacer un uso racional reduciendo la compra de productos superfluos e innecesarios para cuya fabricación hace falta mucha energía, o con algo tan sencillo como la utilización de bombillas de bajo consumo y electrodomésticos eficientes y útiles.
    También es importante utilizar el transporte colectivo, con lo que no sólo se ahorra energía sino que se evita la contaminación acústica y atmosférica.
Cuando se compran juguetes conviene no olvidar que tienen que ser algo instructivo y pedagógico, por eso es importante no regalar juguetes bélicos o sexistas.
La comida precocinada implica más envasado y consumo de energía. Los productos frescos, de temporada o menos elaborados resultan más baratos, más sabrosos y tienen menos aditivos.
    Es importante comprar en las tiendas del barrio. Las grandes superficies comerciales son muy dependientes de un modelo de transportes enormemente devorador de energía, y además suponen unas condiciones laborales injustas para muchas personas. Hay tiendas donde se pueden obtener productos con garantías de que han sido producidos de manera ecológica y pagando un precio digno a los productores, son las tiendas de comercio justo.
                                     

También es imprescindible no comprar pieles, ni cosméticos que usen animales para su experimentación.
Cuando vea los anuncios publicitarios en la TV ambientados en la Navidad, trate de descubrir el mensaje consumista y discernir con criterio.
Hay que racionalizar la propuesta gastronómica. Comprar la comida que realmente vaya a consumir.
Intentar comprar productos que no sufran aumentos en esta época del año.
No gastar más allá de su capacidad económica. Evite endeudarse.
Evitar comprar juguetes con pilas. Estas son altamente contaminantes y suelen tener escasa vida útil.
En vez de comprar bebidas refrescantes, se pueden hacer los zumos en casa. Son mucho más sanos y económicos. Si se prefieren los refrescos, hay que tratar de conseguirlos en envases de vidrio, pues es reutilizable.
                          
No comprar pinos o abetos arrancados de su hábitat natural.
En el momento de hacer las compras hay que elegir productos pensando en los residuos que va a generar. Evitando, por ejemplo, envoltorios en plástico, botellas desechables, bandejas de corcho blanco, etc.
                                
        En definitiva, os invitamos a la moderación y responsabilidad en vuestros estilos de consumo para esta Navidad. Porque para pasar unos días felices con toda la familia, no hace falta nacer ningún dispendio económico.