martes, 30 de abril de 2013

¿TIENES SEGURO TU FACEBOOK? 6 RECOMENDACIONES.-


Ten un Facebook seguro


            Más de de 600.000 logins de Facebook están en peligro cada día, es decir 7 contraseñas por segundo.-

                   Facebook ha cambiado radicalmente la forma de relacionarnos en los últimos años, dando pie al nacimiento de una nueva fórmula de comunicación online. La gran popularidad que tiene entre todos sus usuarios la ha convertido en la red social más grande del planeta y en uno de  los objetivos principales de  los cibercriminales para lanzar sus ataques.

                  Según los expertos,  más de 600.000 logins están en peligro cada día. Esto supone  una media de más de 7 contraseñas por segundo. Pero existen otros datos que muestran  la necesidad de tomar precauciones cuando accedemos a redes sociales: El 4% de todos los  links compartidos a través de Facebook es spam y 1 de cada 200 usuarios se exponen a diario a ataques de phishing y malware.
                Se ha elaborado un breve tutorial con recomendaciones a seguir para proteger el  perfil de Facebook:

1.- Crea contraseñas fuertes

                  Para generar una contraseña fuerte no utilices palabras que se puedan encontrar  en un diccionario, datos personales o ninguna contraseña que siga un orden regular del teclado, ya que son fáciles de descifrar. Una contraseña segura debe contener una 
combinación de letras, números y caracteres especiales.

                                       2.- Enlace a un dispositivo móvil.- Enlazar tu cuenta de Facebook con un teléfono móvil permite realizar múltiples  ajustes de seguridad. Esto supone que controles en todo momento la seguridad de tu perfil en  la red social.

        3.- Activar la navegación segura.
                Al activar esta función se cifrará tu navegación en Facebook y evitará que nadie pueda entrar en tu cuenta cuando navegas a través de una red WiFi insegura. Es recomendable configurar.




                                     4.- Aprobaciones y notificaciones de inicio de sesión: Selecciona esta opción y solicita un código de acceso para cuando te conectes a tu cuenta desde un dispositivo nuevo. Esta función impide que nadie pueda utilizar tu cuenta desde un dispositivo que no sea conocido 
por ti.

                                    5.- Sesiones activas: Comprueba tus sesiones activas en el apartado de seguridad de tu cuenta de Facebook para ver que no te has conectado desde un lugar desconocido.

                                   6.- Contraseñas específicas para Apps: Esta función existe porque algunas aplicaciones  de Facebook no pueden recibir códigos de seguridad en ciertas plataformas. Si tienes activado  “Aprobaciones de Inicio de Sesión” e intentas entrar a tu cuenta desde algún  dispositivo es posible que seas bloqueado. Para evitarlo, establece una contraseña específica para cualquier aplicación que uses.


                    

jueves, 25 de abril de 2013

LEYENDA DE SAN JORGE Y EL DRAGÓN.-



            Cuenta la leyenda que llegó  a oídos de Jorge que en un pequeño reinado de una comarca lejana de Libia, en la ciudad de Silca, había una bestia fabulosa que amedrentaba a la población.

             Salio él hacia ese lugar. La bestia era un inmenso dragón que habitaba en la orilla de un lago cerca de la ciudad. Este dragón no solo se devoraba a sus presas sino que su aliento era mortal. A fin de calmarlo y mantenerlo a cierta distancia, se le entregaba periódicamente una yunta de animales. Así corrían los días, los meses, hasta que un día se acabaron todos los animales de la región, no había ningún animal que entregar en sacrificio. En ese momento un campesino recordó que la princesa, la hija del rey, cuidaba de un pequeño

corderito que había quedado huérfano, entonces la población decidió ir a pedirle el corderito a la princesa. Ésta, con todo su dolor y desconsuelo comenzó a llorar y se negó a entregarlo.

             El rey ordenó inmediatamente enviar a sacrificio a aquel corderito, para mantener tranquila a la bestia. Así fue, el cordero fue dejado como hacían con todos los demás animales a las afueras de la ciudad, a las orillas del lago. En el momento en que el dragón fue en busca de su presa, se encontró con el pequeño cordero, al cual rechazó, matándolo de un solo zarpazo. Lo dejó tirado en el lugar y se retiró. La princesa se enteró de lo sucedido y le pidió a su padre, el rey, que le hiciera hacer un cinturón con la piel del cordero.

            A los  pocos días de aquel episodio, en el pueblo se escuchó un fuerte estruendo, acompañado de bravos bramidos. El viento se volvió fuerte de golpe, todo parecía que era una gran tormenta, pero el cielo estaba claro y el sol brillaba desde lo alto, sin nubes. Era el dragón que se había enfurecido y clamaba por una cuota mayor de alimento. Aterrada la gente y el rey, convino que era hora de entregarle al dragón carne humana, pero esta debería ser de muchachas menores de 15 años. La población, de acuerdo con el rey, creyó que era el único camino que había para calmar a la bestia que se había enfurecido como nunca. Así hicieron, decidieron que fueran aquellas jóvenes que se encontraran enfermas, pensaron que el dragón al comer a las muchachas enfermas, este también  enfermaría, y así moriría.

            Pero esto no ocurrió, ni enfermo, ni murió, entonces decidieron que fuesen las jóvenes raquíticas, hasta que llego el día en que la ofrenda eran jóvenes en buen estado de salud hasta que no no quedó  ni una sola muchacha. La única que quedaba era la princesa, la hija del rey.

            La gente se presentó en el palacio y le dijo al rey que tenia que entregar a la princesa, este se negó. la gente le decía que como el dragón no callaba y se presentaba amenazadoramente quizás lo que quería era carne real. y puesto que el mismo rey había escrito el edicto para las muchachas menores de 15 años, justo era que entregase  a la princesa que aun no los había cumplido. 


            La princesa desde el lugar donde estaba, había escuchado toda la deliberación de su padre y los representantes del pueblo, entonces salió y dijo que era justo lo que el pueblo exigía de su padre, pues había jurado morir por su pueblo si así hiciera falta. Oído esto, el rey pidió al pueblo que le dieran 8 días para poder despedirse de su querida hija. Así fue, pero el octavo día llego, y el pueblo fue en busca de la princesa para que esta fuera dada en sacrificio al dragón que estaba más enfurecido que nunca, por el largo tiempo sin alimentos. 

             El rey lloraba desconsoladamente al ver que la partida de su hija era inminente, y la princesa vistiendo sus mejores galas se presentó para ser llevada en sacrificio al dragón, llevaba puesta su corona, el cinturón con la piel de su pequeño cordero, caminaba firme y decidida en medio de la aclamación del pueblo, y del llanto de su padre. Al llegar a las afueras de la ciudad, a la vera del lago la dejaron sola, todos se retiraron, en ese momento la princesa se arrodilló y dirigió su mirada a lo alto del cielo. 

            Era la hora en que el sol comenzaba a ocultarse, el cielo reverdecía como fuego, el viento helado soplaba en dirección al pueblo. A lo lejos se divisó una polvareda, muchos pensaron que era a causa del viento que había comenzado a soplar de manera más intensa. En medio de la polvareda se comenzó a dibujar la figura de un soldado a caballo, que se abalanzó hacia donde estaba la princesa. Ella al no entender de que se trataba, se quedó paralizada. El caballero se dirigió hacia el dragón y se trenzaron en una brava lucha.

            El dragón se retorcía tratando de enredarse en las patas del caballo para hacerlo caer y dejar indefenso al caballero. Al no conseguir tirar al caballo, el dragón se levantó, se irguió y fijo su mirada en los ojos del caballero, era así como hipnotizaba a sus victimas, para luego darles muerte. Pero San Jorge pudo más que el, y tomando más fuerza tomó su lanza y la hincó levemente en la cabeza del dragón. Entonces le gritó a la princesa que le pasara el cinturón que ella llevaba puesto. Ésta le pasó  una punta del cinturón y San Jorge enroscó la cabeza del dragón con el cinturón de la princesa.  En ese momento San Jorge le dijo a la princesa que no tuviera miedo, porque el dragón se había vuelto manso como un cordero. 


          Así fue que volvieron juntos al pueblo San Jorge y la princesa, llevando al dragón como si fuera un cordero por lo manso, arrastrándose tras de ellos. La multitud de 20.000 habitantes estaba presente, todos lo aclamaban, al ver aniquilado a la causa de sus desventuras y penurias. Al llegar frente al rey, el caballero Jorge le cortó  la cabeza al dragón y se la ofreció al rey.

            Al ver esto, luego de haber escuchado los relatos de San Jorge, cuando les contaba que el no era ningún brujo, sino que obraba en nombre del único y verdadero Dios, la gente se maravillaba y quedaba asombrada de la vida de Jesús, que el santo les relataba. Es así que todo el pueblo, incluso su rey quisieron ser bautizados en el nombre de Jesús, Dios y el Espíritu Santo. 
cuenta la leyenda que el rey le ofreció en matrimonio como agradecimiento a la princesa y que con ella se casó. 

               

lunes, 15 de abril de 2013

CINCO CONSEJOS PARA QUE TU JEFE NO SEPA TODO DE TÍ.-


NO SEPA 



­­Por muy harto que puedas estar de él o por buena que sea la relación, no olvides que no es tu amigo... Es tu jefe. Aquí van algunos consejos para que nunca traspases ciertos límites y asegures la vida profesional. Crea un espacio de seguridad y toma precauciones.
                                                                                                                                                                                                                                                 

          En más de una ocasión te habrás preguntado cuáles son las ventajas de socializar con tu jefe más allá del horario de oficina. Los expertos aseguran que esta socialización, bien entendida, permite obtener beneficios cuando se trata de hacer equipo. Repercute en el compromiso y en la productividad, y esto, finalmente, incide directamente en la cuenta de resultados de la compañía.

         También estarás preocupado acerca de cuáles son los peligros de esta socialización, de que tu superior pueda saber demasiado acerca de tí y pueda utilizar esa información en tu contra.
Hay quien piensa que no está de más crear espacios para tener conversaciones difíciles. Pero debes tener cuidado. Es indudable que existen aspectos de tu vida que es mejor que tu jefe no conozca, y hay cosas que nunca debes decirle.

          Por supuesto, dejaremos aparte lo obvio: aquellas cuestiones sobre las que nunca te podrán preguntar en una entrevista de trabajo y mucho menos después, cuando ya hayas conseguido el puesto: creencias religiosas, afiliación política, extracción social, si eres de buena familia, cuánto gana tu pareja, orientación sexual, si padeces algún tipo de enfermedad...

               1. Nunca le cuentes a tu jefe lo que haces durante tu tiempo libre; si has salido por la noche; si has quedado con amigos; o si has estado ayudando a uno de tus hijos a estudiar para un examen... No debería interesarle y no tiene por qué saberlo.
      Cuidado con lo que pones en Facebook o en Twitter, sobre todo si se te ha ocurrido agregarle y sabes que puede vigilarte en las redes sociales. Es obvio, pero nunca le critiques a él o a tu empresa en las redes sociales. Insultar es una temeridad.
No se trata sólo de colgar fotos o hacer comentarios subidos de tono o inapropiados. Hay quien, creyendo que hace un uso adecuado de las redes, asume un altísimo riesgo profesional.
      Ten en cuenta que determinadas herramientas y fórmulas de contacto hacen posible una accesibilidad las 24 horas que acarrea una disponibilidad nunca vista por parte de los empleados. Todo esto supone que la línea entre la vida personal y la profesional queda casi completamente difuminada. Pero también implica un cambio brutal del mercado laboral. Es la punta del iceberg de una nueva forma de trabajar, de un nuevo modelo de relación de los profesionales con las compañías.


                    2. Si tu jefe no está a la altura de tus necesidades y expectativas (por decirlo de una manera amable) debes transmitir con serenidad, firmeza y corrección lo que crees que hay que mejorar. Si después de hacerlo no hay cambios que te satisfagan, la opción es clara: márchate a otro proyecto profesional. Esto, en resumidas cuentas, es lo que suele llevar a decir que la gente se va de sus jefes, no de sus empresas.

                  3. No le digas jamás a quien te manda que estás buscando trabajo. Agradecerás este consejo si finalmente no lo consigues. Cuando uno busca empleo desde su actual puesto, las consecuencias dependen de quién lo sepa. No es igual mantenerlo en secreto o que el jefe esté al tanto de esa búsqueda. Y las implicaciones personales y profesionales pueden ser distintas si, a pesar de no haberlo comunicado, nuestro superior se entera.


                 4. Nunca te vendas por encima de tus posibilidades. No digas lo que no eres. No se trata de decir a tu jefe y a los demás lo grande que eres, sino de mostrarlo sin ningún reparo. Decir la verdad te llevará a ganarte la confianza y el respeto de quien te manda y eso ayuda a construir una reputación sólida. Hay que dominar la habilidad para transmitirlo sutil pero claramente.

                5. No se te ocurra decirle que estás mal pagado, y mucho menos comparar su sueldo o el de otros compañeros con el tuyo.

viernes, 12 de abril de 2013

EL PROBLEMA DE LOS DESAHUCIOS. FOTOS.-




           Estoy de acuerdo cuando Felipe González dice: ¿Por qué un niño tiene que aguantar presión en la puerta de su casa?, en referencia clara al acoso que están sufriendo algunos políticos del PP. Lástima que en estos dos últimos años el expresidente no haya mostrado la misma preocupación por la terrible situación de esos niños, de esos ancianos, de esas familias que tienen que abandonar sus casas por no poder pagar la hipoteca. Y lo tienen que hacer ante la mirada de preocupación de sus vecinos, de sus amigos, de los hombres y mujeres que forman parte de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, obligados por la presión de sus bancos, y de una policía que en vez de suavizarles el mal trago que están pasando, lo que hacen es emprenderla a palos si los desahuciados oponen la mínima resistencia a abandonar la que hasta ese momento era la casa de sus sueños.
          Es un drama que no se puede abordar desde la indiferencia, desde las palabras altisonantes, desde el dogmatismo ideológico.
No me consta si los políticos conocen a alguna familia que haya tenido que abandonar su casa, cargados de maletas, de bolsas de basura que no llevan billetes de 500 euros precisamente, con la angustia pintada en el rostro, por no saber que será de su vida a partir de ese momento, ni donde van a poder dormir o vivir cuando se cierre la puerta de esa casa, testigo mudo de sus angustias, de sus insomnios, de su hambre -sí, señores políticos, de su hambre, que la pasan y mucha-, de su frío en los días de lluvia y nieve. Yo sí conozco algún caso y confieso que es un drama que no se puede abordar desde la indiferencia, desde las palabras altisonantes, desde el dogmatismo ideológico.

          Ni a mi peor enemigo le deseo que pase una situación como la de María, casada, con cuatro hijos, el marido en paro desde hace dos años, que lleva trabajando desde que tenía 15, y que tuvo que abandonar su país acuciada por la necesidad y con el convencimiento de que en España iba a encontrar un futuro para sus hijos. Así fue hasta que la maldita crisis se llevó por delante no solo sus sueños, se llevó la casa que no pudo pagar, y que el banco sacó a subasta sin que ellos la hubieran abandonado, obligándoles a alquilar un apartamento donde malvivir. Un apartamento por el que pagan lo que María gana limpiando casas, el resto Dios proveerá.



          Gracias a la bondad de los maestros donde estudian los dos menores estos pueden hacer una comida al día, no así su hermana mediana, ni su padre, ni Maria que tienen que ducharse con agua fría, encender las luces cuando ya no entra un rayo de luz por la ventana, porque no pueden estirar más los doscientos euros que les quedan después de pagar el alquiler.

         Con esos infundios lo único que van a conseguir es incendiar los ánimos y la calle. Pero hay más, hace unos meses la madre de María murió de un derrame porque cuando fue al ambulatorio no le quisieron atender por no tener papeles -ella que solo había venido para ver a sus nietos y a su hija después de tantos años ausentes de su país-, tampoco en el hospital de referencia porque le dijeron que la factura se la iban a mandar al gobierno de su país. De vuelta a casa la madre de María murió, seguramente sin entender ese maltrato psicológico al que se esta sometiendo a una parte de la sociedad, de nuestra sociedad.


          A veces, cuando oigo a algunos políticos comparar a esta gente con los etarras, me echo la mano a la cabeza y pienso si no se dan cuenta de que con esos infundios lo único que van a conseguir es incendiar los ánimos y la calle. Y entonces sí, entonces sí que habrá que pedir responsabilidades a los que en vez de solucionar los problemas, los crean.