jueves, 17 de diciembre de 2015

Los riesgos de dejar de escribir a mano: adiós a la ortografía y la memoria.-

La aparición de los smartphones y tabletas ha hecho que la escritura a mano haya perdido vigencia. Ahora vemos mensajes casi ininteligibles, con faltas de ortografía, sin vocales, sin tildes, sin haches...
Los riesgos de no escribir a mano son muchos: pérdida de memoria, menor fluidez de ideas a la hora de redactar, menos capacidad de lectura... Los expertos en neuroimagen desvelan que el cerebro se activa más cuando se escribe que cuando se teclea. Además, recomiendan dedicar al menos 15 minutos al día a esta práctica, puesto que estimula hasta 14 habilidades diferentes, entre ellas, la organización, la concentración o la atención. Los movimientos que usamos al trazar las letras dejan una memoria motora en la parte sensoriomotora del cerebro, creando una conexión entre lo que se escribe y lo que se lee.
Por el momento, no hay ninguna relación directa entre la escritura que hacen los adolescentes a través de las aplicaciones como WhatsApp, Telegram, Facebook, etc., y el hecho de que se puedan cometer un mayor número de faltas de ortografía. Se ha cambiado el formato de la escritura, de lo tradicional a una comunicación escrita que prima lo que se dice y no cómo se dice.
¿Qué es escribir bien?
Pero, ¿qué se considera escribir bien? Escribir bien consiste en redactar frases que tienen sujeto, verbo y predicado; usar tiempos verbales; resumir, mostrar de qué se está escribiendo y de qué no; que el texto tenga un comienzo, un desarrollo y un final... Sin embargo, los errores de ortografía, concordancia y sintaxis son las carencias gramaticales más comunes entre los españoles.
Entonces, ¿por qué escribimos peor? "Creemos que esto se debe a una falta de lectura del alumnado, un menor interés por la corrección léxica, la inmediatez de los mensajes en las redes sociales y la corrección automática de los dispositivos digitales", según indica Taissa Queizán Angell, profesora de los Grados en Educación Infantil y Primaria de la Universidad Francisco de Vitoria.
El aula conectada
En España, las universidades han notado un incremento del uso de los dispositivos digitales en clase. Aún no han contabilizado cuántos hay, pero se nota un aumento mayor en las universidades privadas, que en las públicas.
Ordenadores portátiles, y en los últimos años, tablets. "Estos dispositivos permiten tomar apuntes y buscar información al instante. Son de gran ayuda en aquellas clases que no se basan únicamente en la lección expositiva, para realizar trabajos en grupo y desarrollar proyectos. Sin embargo, el riesgo está en las distracciones que llevan consigo estos dispositivos: redes sociales, chats, mensajes instantáneos... Además, los expertos indican que quienes toman apuntes con ordenador tienen en la pantalla algo que no guarda relación con la clase durante un 40% del tiempo.
Uso de smartphones
Otro dato a tener en cuenta es que el 20% de los docentes (de todas las etapas educativas) utiliza sus teléfonos móviles y tabletas para impartir clase y un 80% permite a sus alumnos utilizar estos dispositivos en el aula y siempre con fines educativos. "Lo importante es que los alumnos centren la atención al tomar apuntes, independientemente del soporte en que lo hagan. Agustín de la Herrán Gascón, de la Universidad Autónoma de Madrid, diferencia la manera de tomar apuntas según los cursos, "en primero es más frecuente que los tomen con bolígrafo y cuaderno o papeles sueltos, y en cursos de máster se ven más dispositivos digitales". En contraposición, desde la escuela de negocios Eseune, afirman que "hay diferencias con la edad de los alumnos: los más jóvenes con edades entre los 22 y 26 años, apenas toman notas en papel. Los mayores (de entre 30 y 45 años) siguen prefiriendo el papel".
Algunos neurocientíficos hacen hincapié en la importancia de la escritura cursiva para mejorar el desarrollo del cerebro, las habilidades motoras, el autocontrol e incluso la dislexia. Tomar apuntes a mano requiere un procesamiento cognitivo más exigente que escribir en un dispositivo digital de manera automática. Además, cogiendo notas con el ordenador portátil o con la tableta, la persona se implica menos en la escucha y retiene peor.