miércoles, 22 de enero de 2014

...Y llega el momento en que el niñ@ pide su propio 'smartphone' o la ignorancia digital de los padres.

                      
Los padres sabemos el poder de persuasión y la capacidad de insistir de nuestros hijos. Bajo este influjo y a la vista de unas buenas notas en el colegio, o ante un buen comportamiento,accedemos a comprar un aparato a nuestros hijos dotado de  Internet, mensajería y capacidad para hacer fotografías. Tres bombas de relojería para una familia, ahora todas juntas en un dispositivo. Hasta la fecha, los niños, de casi nueve años, sólo habían  jugado, ocasionalmente, con los tablets durante ratos cortos y bajo nuestra atenta mirada. Ahora ya tienen en su poder un aparato de su propiedad para, según ellos, buscar cosas en Internet, utilizar el diccionario de inglés y poder escribir mensajes a sus padres y a sus amigos.
Pasado un tiempo desde la compra, debemos eliminar algunos prejuicios, así como reforzar la importancia de la confianza y el control a partes iguales. Creo sinceramente que las primeras preocupaciones,(volverse tecnoadictos), o que sustituyan actividades propias de su edad o que se aislen por preferir utilizar el dispositivo, las debemos eliminar con una breve pero firme conversación acerca de usos, reglas y peligros.
                                   

Ignorancia digital

A veces el problema no está en ellos, sino en nuestra ignorancia digital, y en aceptar, a veces, que por primera vez en nuestra vida, nos enfrentamos a una situación en que nuestra limitación o incluso incompetencia tecnológica nos pone en desventaja frente a ellos, que forman parte de este mundo digital al que nosotros tanto esfuerzo nos cuesta, a menudo, entrar. Cuanto antes afrontemos la realidad, conozcamos, compartamos y gestionemos los riesgos con ellos y, finalmente, definamos pautas similares a las reglas de convivencia familiar, con mayor naturalidad entraremos, juntos, en el mundo de Internet y las redes sociales.    
                       
Es muy importante que seamos ejemplo, pues la inspiración natural de nuestros hijos es lo que nosotros hacemos, copiando el modelo que tienen delante. Hay que evitar atender llamadas o mensajes que cortan en seco una conversación familiar, el juego o el estudio; decantarse por situar el equipo en una zona común y de acceso a todos; optar mejor por un equipo fijo que uno portátil que puede ser llevado a otro cuarto; fijar horarios de uso tanto para fines didácticos o de estudio como para ocio, y tiempo máximo de utilización; tender hacia una navegación conjunta; y compartir passwords y usuarios. Asimismo es importante llevar a cabo un repaso al histórico de acciones realizadas en el ordenador. Y todo ello, complementado con los sistemas de control parentales que permiten monitorizar que las reglas que hemos definido se cumplen, así como otras herramientas necesarias de apoyo (antivirus, cortafuegos o copias de seguridad).
                      
Utilizado con criterio y algo de disciplina, Internet es un elemento de apoyo formidable sobre el que hay que observar algunas reglas y tener ciertas precauciones. Un buen uso de las tecnologías, en general, y de Internet y las redes sociales, en particular, permitirá a nuestros hijos estimular su creatividad y autoestima, mejorar sus habilidades sociales y de comunicación y ayudar en el desarrollo de su personalidad. Y para más información, utilice Internet, claro.