miércoles, 25 de marzo de 2015

LO QUE DEBEN ESTUDIAR LOS JÓVENES PARA ENCONTRAR EMPLEO. CHISTES.-


No sé qué deben estudiar los jóvenes para encontrar empleo. O dicho de otra manera, no creo que la principal aportación que podemos darles los adultos sea hablarles de las profesiones con más futuro, los nuevos puestos del mercado o lo sectores en auge.
            A los alumnos de 18 años hay que hablarles  de otro modo. Les digo que lo primero que debe estudiar es a sí mismo, es decir, saber qué le gusta y cuáles son aquellos trabajos por los que siente pasión. Por mucho empleo que haya de programador, si no le gusta, no encontrará trabajo porque habrá otros mejores que él. Eso es lo que le intento inculcar.
            Añadiría también que los jóvenes deben imaginar qué tipo de vida laboral puedes hacerle felices: ¿en una oficina o viajando?, ¿diseñando solo o coordinando equipos? Les diría que sin una auténtica pasión bien definida no llegarán demasiado lejos, económica y personalmente hablando. Otra cosa es que esa pasión cambie con el tiempo.
Idiomas y tecnología
         Si les hablaría, no obstante, de dos ámbitos de conocimiento transversales que creo que hoy todo el mundo debe potenciar: los idiomas y la tecnología. Los primeros porque son una herramienta fundamental para eliminar barreras, bien sea trabajando en el extranjero o colaborando con extranjeros en tu propio país. El segundo ámbito, la tecnología, porque hoy es un medio indispensable para la interacción entre individuos y porque, sea cual sea tu profesión, encontrarás numerosas herramientas que te ayudarán para el desarrollo de tu trabajo.
        Más allá, creo que hay que cambiar de paradigma y olvidarnos del razonamiento hay que estudiar X para llegar a ser Y. No. Hoy se puede empezar por estudiar X y acabar siendo un montón de cosas distintas. Hoy más que nunca debemos estar abiertos de mente. Actualmente, más que trabajos, quizás haya que desarrollar capacidades que nos ayuden en nuestro trabajo: si el conocimiento de idiomas y tecnología son recursos transversales, todavía lo son más las capacidades de análisis, síntesis, argumentación, relación o comunicación, por ejemplo.
            Para conseguir lo que queremos, más que nunca, debemos atender a nuestro propio crecimiento personal. La tasa de paro, la competencia, la precariedad del mercado laboral, el cambio continuo de empresas y sectores... Todos estos factores generan incertidumbre, miedo y ansiedad. Transformarlos en energía positiva y en oportunidades para uno mismo y para los demás, será clave para alcanzar los retos que nos propongamos. Los más jóvenes y los que no lo son tanto. Como bien saben numerosos reclutadores, managers y directivos, el perfil profesional del individuo se construye sobre sus cualidades personales. La parte humana es la base de muchas cosas: del trabajo en equipo, la autoestima, la confianza en los demás, la capacidad de aprender de nuestros errores, etc.      
              Potenciar estos aspectos será clave para ser buenos profesionales y, cómo no, para superar los procesos de selección que debamos afrontar. Creo en el desarrollo del individuo como base para empezar a crecer como profesional y pienso que este desarrollo parte de una frase: Conócete a ti mismo. Sí. En estos tiempos parece ser que a los nativos digitales hay que hablarles de aforismos griegos. Es el mejor consejo que se me ocurre para que nuestros hijos alcancen su propio cielo.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Errores comunes: las palabras a las que no debemos poner tilde, aunque lo hagamos. Chistes.-

         No hay nada que conduzca a tantas confusiones como la acentuación gráfica de algunas palabras del idioma español. A pesar de que solemos conocer las reglas generales (las esdrújulas se tildan siempre, las palabras llanas también si no acaban en –n, -s o vocal, por ejemplo), algunos excepciones y diversos neologismos, así como revisiones gramaticales, pueden conducirnos a equivocación.
              Como se señala en Las 500 dudas más frecuentes del español (Espasa) del Instituto Cervantes, en español la mayor parte de palabras no necesitan tildes puesto que “se ajustan a la terminación prototípica correspondiente con su acentuación”. Es en aquellos casos en los que la terminación no coincide con la prototípica donde se suele utilizar la tilde, y por esa misma razón, los monosílabos no llevan tilde, salvo en los casos en que es necesaria una tilde diacrítica para evitar confusiones de significado.
Con el objetivo de resolver las dudas que suelen surgir a la hora de aplicar estas reglas, los autores del volumen, Florentino Paredes García, Salvador Álvaro García y Luna Paredes Zurdo realizan una serie de recomendaciones que aquí recogemos someramente sobre las palabras que solemos tildar, en muchos, casos, incorrectamente. Y, antes de empezar recuerden: no hay que confundir el acento prosódico con el ortográfico (la tilde), por mucho que en el lenguaje común suela utilizar “acento” y “tilde” como equivalentes.
Tictacs
En apariencia, y siguiendo la regla que dice que las palabras agudas acabadas en –s llevan tilde, algo semejante debería ocurrir con “tictacs” (o con “esnobs” o “mamuts”). Se trata de una excepción por la cual dichas palabras, si su –s final va antecedida de otra consonante, no llevan tilde.
Palabras llanas acabadas en –n
En principio, no debería haber ningún problema a la hora de tildar palabras como “volumen”, “joven” o “examen”, puesto que son llanas y acaban en –n. La confusión surge debido a que el plural de dichas palabras (“jóvenes”, “exámenes”) sí lleva acento gráfico.
Adverbios acabados en –mente
La regla para estos adverbios es siempre la misma: solo lo lleva el primer elemento del compuesto y únicamente en el caso de que el adjetivo a partir del cual es formado la llevase en origen. Por ello, “tranquilamente”, “pausadamente” o “especialmente” no llevan tilde, ya que provienen de “tranquilo”, “pausado” y “especial”, mientras que “rápidamente”, “fácilmente” o “inútilmente” sí lo hacen, puesto que están originadas a partir de “rápido”, “fácil” o “inútil”.
Fue, dio, vio y fui
Si nos hemos puesto de acuerdo en que los monosílabos no llevan tilde, ¿por qué se la ponemos a estas palabras? Como se señala en el volumen, una posible explicación es que otras palabras que, como ellas, corresponden a la primera o tercera persona del singular del pretérito perfecto simple de indicativo, sí lo llevan (“entró”, “cogió”, “salió”).
Guion
A partir de la revisión de 2010 de la ortografía de la RAE, se suprime la posibilidad de escribir dicha palabra con tilde, después de que la versión de 1999 dejase a la elección del hablante la escritura de dicha palabra con el acento gráfico o sin él. “U” e “i” conforman un diptongo, por lo que “guion” sería una palabra monosílaba y por lo tanto, no llevará tilde. La duda suele surgir entre aquellas personas que pronuncian palabras como esta, “pie” o “truhan” como si se tratase de un hiato, en cuyo caso, aparentemente, llevarían tilde. Sin embargo, la Ortografía de 2010 suprimió dicha doble forma y consideró todas estas palabras como diptongos a efectos gráficos.

Rociito
Los diminutivos suelen dar lugar a secuencias de vocales que apenas solemos ver en castellano. Es lo que ocurre con “Rociito”, donde se juntan dos vocales cerradas. Al contrario de lo que suele escribirse, no se conserva la tilde de la palabra original (“Rocío”), por lo que lo correcto sería “Rociito”, no “Rociíto”.A diferencia que en el caso anterior, forman un hiato, por lo que se trataría de unapalabra llana acabada en vocal ("Ro-ci-i-to").
Siglas
Aunque el parecido que puede surgir entre determinadas siglas y el resto de palabras nos tiente a tildar palabras como “CIA”, no lo debemos hacer nunca, ni siquiera en el caso de que sean acrónimos, es decir, siglas cuyas letras no se deletrean. Sin embargo, los acrónimos lexicalizados, como “Fundéu” o “láser” sí siguen las reglas generales de acentuación gráfica.
    
                                 
 Solo
No existe otra palabra que haya hecho correr tantos ríos de tinta, haya puesto final a amistades de décadas o haya generado una división tan brutal entre los hispanohablantes como “solo”. La terrible realidad es que, en ningún caso, “solo” lleva tilde (o al menos así se recomienda por la RAE). En el pasado reciente, se utilizaba la variante “sólo” como un equivalente del adverbio “solamente”. El libro califica los casos en los que puede existir ambigüedad (“estuve solo en el parque”) como “raros y rebuscados” y señala que se pueden evitar con el empleo de sinónimos, una puntuación adecuada, la inclusión de elementos que impidan el doble sentido (“estuve en el parque, solo con mis pensamientos”) o cambiando el orden de las palabras.
No obstante, tan controvertida fue la recomendación de la RAE que en enero de 2013, el miembro de la RAE Salvador Gutiérrez reconoció que tanto en este caso como en el de "este", que veremos más tarde, se trata de consejos que apenas han sido seguidos, a diferencia de lo que ocurre con otras propuestas normativas.
Aun
Otra de esas palabras que siempre dan lugar a duda, “aún” ha de llevar tilde cuando equivale a “todavía” (“¿aún no has terminado de comer?”), mientras que “aun” es átona y monosílaba cuando equivale a “hasta”, “incluso”, “también” o “(ni) siquiera” (“aun lesionado, jugó bastante bien”). No se trata de una tilde diacrítica, sino que ambas palabras (“aun” y “aún”) se pronuncian de forma distinta, lo que puede ayudarnos a establecer la distinción gráfica.
Este
Si te gustó la regla de “solo”, te encantará la de “este”. En ningún caso la palabra “este” lleva tilde, ni siquiera en el caso de que sea utilizada como pronombre. En el pasado, se utilizaba la tilde diacrítica para distinguir la función de determinativo de pronombre, pero la RAE lo suprimió al mismo tiempo que la tilde de “sólo”.
 Tilde diacrítica
Existe un amplio número de monosílabos que llevan tilde para ser diferenciados de otras palabras. Es el ejemplo de “dé” (del verbo “dar”), que se diferencia así del “de” preposición o nombre de letra. También ocurre con “él” (pronombre) y “el” (artículo); “más” (cuantificador y conjunción equivalente a “y”) y “mas” (conjunción adversativa); “mí” (pronombre personal) y “mi” (posesivo y nombre de nota musical); “sé” (de los verbos “saber” y “ser”); “sí” (adverbio de afirmación, pronombre personal y nombre equivalente a “aprobación”) y “si” (conjunción condicional; conjunción completiva y nombre de nota musical); “té” (nombre de planta e infusión) y “te” (pronombre personal y nombre de la letra”.

lunes, 9 de marzo de 2015

Reglas y consejos para aprender idiomas a cualquier edad.Fotos.-


A quién no le ha pasado: una lucha de años con un idioma para, al hacer un repaso, ver que el avance ha sido mínimo. No hay razones para desesperar, pero no están de más unos consejos.
Para aprender un idioma, da igual cuál, es necesario seguir una serie de pautas, como ser constantes o ver películas en el idioma que queremos. También es muy frecuente pensar que si no viajamos a ese país nos va a resultar imposible aprender el idioma, pero todo tiene solución. A continuación, algunos consejos para llegar a convertirse en bilingüe:
1. La constancia. El profesor de inglés Jairo Lopera lo dice con claridad: no se puede aprender una lengua extranjera en un par de meses. "Es un proceso continuo, con nuevos retos y dificultades. Hay que tenerlo presente".
2. Entrene su oído, una de las mayores ventajas. Elija películas sin subtítulos. Claro, al principio no entenderá nada, pero con el tiempo irá diferenciando palabras y expresiones y le servirá en su tarea de aprender a pronunciar mejor.
3. Lea y amplíe su vocabulario. Es en serio, procure lecturas en el idioma que quiere aprender para ampliar su vocabulario. Intente usar un diccionario de definiciones más que uno para traducir. Ese es un ejercicio valioso.
4. No hace falta viajar para tener un intercambio. En todas las grandes ciudades hay grupos de extranjeros con los que poder juntarse a conversar y practicar un nuevo idioma. No dude en rodearse de gente que le obligue a practicar otra lengua.
5. Piense y hable en otro idioma. Practicar consigo mismo es una buena idea para no olvidar las estructuras gramaticales. Intente que al organizar en su mente las actividades diarias, lo haga pensando en el idioma que quiere aprender.

6. Ejercítese, como si fuera al gimnasio. Realice ejercicios una y otra vez. Seguro que sus libros de estudio tienen una amplia variedad de pruebas para practicar. Busque otras más en internet. Pero, de nuevo, "aquí lo que cuenta es la constancia para que el conocimiento siempre esté fresco", dice Lopera.
7. Amplíe su vocabulario todos los días. Haga un ejercicio sencillo. Una lista. Aprenda cinco nuevas palabras cada día. Así, en cuestión de un mes, tendrá más de 100 palabras nuevas en su vocabulario. Procure, eso sí, ponerlas en práctica.
8. Abajo la vergüenza. Una de las principales barreras que suelen ponerse quienes estudian idiomas es la pronunciación. Y sí, es importante, pero hay que superar la vergüenza y practicarlo. Ahora, preste atención a la construcción de frases.
9. Aprenda a identificar el contexto. No siempre la palabra que usted aprendió significa lo que usted aprendió, puede variar según el contexto y hay que aprender a entenderlo para que pueda comprender cada nueva frase que lea u oiga.
10. Evalúese para conocer su verdadero nivel. Como en todo, para saber qué tan bien o qué tan mal van las cosas hay que evaluarse. Procure realizar las evaluaciones internacionales que le darán, con mayor certeza, en qué nivel de dominio del idioma está.
Por último, si cuando cree que no puede más, recuerde que aprender un nuevo idioma ayuda al cerebro. Según algunas investigaciones, el cerebro de los adultos que se inician en el estudio de una nueva lengua mejora el procesamiento acústico, la comprensión y la articulación de las palabras. El bilingüismo, además, puede aumentar la reserva cognitiva, que confiere cierta protección contra la enfermedad de alzhéimer.