lunes, 19 de diciembre de 2016

LOTERÍA DE NAVIDAD: ¿cuánto se queda Hacienda si le toca el Gordo?


Como cada año, los españoles se lanzan a comprar Lotería de Navidad, una tradición más en estas fechas. Pero, no hay que olvidar, que si es agraciado deberá pagar impuestos. ¿Cuánto se queda Hacienda?
Desde 2013, los números premiados con un importe superior a 2.500 euros deben pagar impuestos. Es decir, si tiene la fortuna de que le toque el Gordo el próximo 22 de diciembre, es decir, los 400.000 euros del primer premio, debe saber que 79.500 euros irán a las arcas públicas.
Además, esta "penalización fiscal" afecta a todos los premios de Loterías y Apuestas del Estado.
Así tributan a Hacienda los décimos premiados
Concretamente, debe saber que los primeros 2.500 euros de un premio están exentos pero que tributará por el resto con una retención del 20%. De esta forma, en el caso del Gordo 79.500 euros irán a al departamento de Cristóbal Montoro.
Estos impuestos se retendrán directamente en el momento del cobro de décimo premiado. En este sentido, la Agencia Tributaria explica que los contribuyentes del IRPF que hayan soportado la retención en el momento del abono del premio, o no la hayan soportado por ser su cuantía inferior a 2.500 euros, no tendrán que presentar ninguna otra autoliquidación.
Por su parte, los contribuyentes del Impuesto sobre Sociedades que obtengan un premio sujeto al gravamen especial deberán incluir, igual que antes del 1 de enero de 2013, el importe del premio entre las rentas del periodo sujetas al impuesto y la retención/ingreso a cuenta soportado como un pago a cuenta más. Con esta normativa, la única diferencia es que estos premios pasan a estar sometidos a retención o ingreso a cuenta del 20%.
¿Pero qué pasa si sólo tiene una participación?
El lema del anuncio de la Lotería de este año vuelve a ser: "el mayor premio es compartirlo". Y es que, efectivamente, en España hay una gran tradición de compartir décimos con la familia y amigos y también de comprar directamente participaciones. ¿Y cómo tributan las participaciones?
Si tiene una partición puede que también sufra el recorte fiscal. Hay que tener en cuenta que a efectos fiscales las participaciones no existen y lo que tributa es el décimo. Por lo tanto, si tiene una participación de un décimo y ese décimo es premiado con más de 2.500 se aplicará la retención y cobrará lo que le corresponda proporcionalmente una vez descontados impuestos.
La retención se aplicará a quien sea el depositario del décimo o gestor de cobro y éste a continuación deberá repartir el premio neto (después de impuestos) entre los participantes.
Se recomienda identificar a los participantes
Hacienda asegura que el gestor del décimo deberá estar en condiciones de acreditar ante la Administración Tributaria que el premio ha sido repartido a los titulares de participaciones para que cuando se divida el premio no se considere como una donación y se grave con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. La Asociación de Asesores Fiscales y Gestores Tributarios (Asefiget) aconseja que los décimos premiados se cobren a través de las entidades bancarias y que en el propio banco se identifique con nombre, apellidos y DNI a cada una de las personas con quienes se ha compartido el décimo afortunado.
Asefiget insiste en que el peligro de no dar los datos identificativos de la lista de premiados en el banco es que no lleguen adecuadamente a la Agencia Tributaria. En ese caso, el comprador del décimo lo cobrará en el banco (con la retención igualmente aplicada de antemano), pero a la hora de repartirlo entre las personas con las que compartía dicho décimo, la entrega se podría considerar una donación y, por tanto, gravarse con el Impuesto de Donaciones.
¿Qué pasa si tributas en otro país?
Además, la Agencia Tributaria explica que los contribuyentes no residentes sin establecimiento permanente que resulten agraciados y hayan soportado la retención en el momento del abono del premio, podrán solicitar la devolución que pudiera corresponderles por aplicación de un convenio para evitar la doble imposición internacional.
¿Cuánto dinero reparte la Lotería de Navidad?
Este año el sorteo de la Lotería de Navidad repartirá 2.310 millones de euros entre los agraciados (70 más que en 2015), con un primer premio de cuatro millones por billete agraciado (diez décimos).
En total se han puesto a la venta 165 millones de décimos, cinco millones más que el año anterior, por lo que la emisión del sorteo ascenderá a 3.300 millones de euros, de los que 2.310 millones -el 70 %- se distribuirán en premios.
El 30% restante del máximo recaudado se destinará a los gastos de gestión, la administración y el Tesoro Público.
El primer premio, conocido como "el Gordo", repartirá 660 millones de euros (cuatro millones por serie); el segundo, 206,25 millones (1,25 millones por serie) y el tercero 82,50 millones de euros (500.000 euros por serie).
En 2015 la facturación del sorteo aumentó un 4,54% (ascendió a 2.583 millones) y el año anterior un 4,%, con lo que en los dos últimos años ha subido entorno a un 9%.
Este aumento de la demanda es el que ha hecho que se incremente para este año la emisión de billetes hasta las 165 series.


viernes, 9 de diciembre de 2016

LEGUMBRES Y HORTALIZAS AUTÓCTONAS DE TERUEL.-

Teruel tiene más de un centenar de legumbres y hortalizas autóctonas que apenas se cultivan.
 Los garbanzos de Luco del Jiloca no tienen nada que ver con los de Cucalón, al igual que las lentejas, que cambian mucho de San Martín del Río a Piedrahita, en Loscos. También en lo que respecta a las judías hay cambios entre la del Mas de Ruiz, en Berge, la de manteca amarilla, en Pitarque, o la garrafal, de Torrevelilla. En la provincia de Teruel se han documentado hasta la fecha 99 variedades de hortalizas y legumbres autóctonas. Se trata de especies comunes pero que se han adaptado al territorio y en algunas ocasiones sobre todo en los lugares de altitud y clima extremos- son las únicas que es posible cultivar.

El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (Cita) cuenta con una base de datos de semillas muy amplia. Solo en lo que se refiere a judías hay más de 300 entradas para todo Aragón, según apunta el cocinero oscense Ismael Ferrer, que colabora de forma voluntaria con el Cita en la recuperación de este patrimonio.
Ferrer indica que Aragón ocupa uno de los primeros puestos en cuanto a variedades autóctonas de España, pero matiza que Huesca duplica en número a Teruel: "No es porque hubiera más, sino porque cuando se hizo la gran prospección entre los años 80 y 90 hilaron más fino", dice el cocinero.

Proteínas antes del cerdo
La judía es el producto del que más variedades se han localizado en la provincia de Teruel. El motivo está claro, según explica Víctor Vidal, que es agricultor ecológico en La Portellada, y es que eran más productivas que otras legumbres como los garbanzos -de un kilo de simiente se obtienen diez kilos de garbanzos frente a los 30 que produce un kilo de judías, especifica. Las legumbres eran básicas en la alimentación de hace tres o cuatro décadas puesto que eran la única forma de acceso a las proteínas que la carne no era tan abundante. Por eso se cultivaban en todos los pueblos y trabajaban con aquellas que más garantías les daban de obtener producción.
Las variedades responden a que un mismo producto se comporta de forma diferente en función de las condiciones climáticas y de suelo, "por eso hay tantas", matiza Vidal. "Hemos acostumbrado a la patata a la tierra de Valmuel, pero también tiene que crecer en Gúdar y ambas variedades no tienen nada que ver", dice Vidal. En todos los sitios las patatas, las judías o las lechugas se cultivaban para el autoabastecimiento, pero los diferentes ambientes hacían que una misma especie derivara en múltiples variedades. "En cuatro o cinco años la especie ya se aclimata", argumenta Víctor Vidal, quien añade que lo habitual es que los agricultores trabajaran con sus propias semillas y fueran seleccionando aquellas que mejor iban a su propio ambiente.
Por otra parte, las zonas de huerta son bastante limitadas y había que rotar los cultivos, lo que favorecía que cada agricultor manejara cuatro o cinco variedades.

Los productores que actualmente están trabajando con estas semillas autóctonas están en contacto entre ellos, pero reconocen que hay muchas variedades que aún están por descubrir y otras que, lamentablemente, se han perdido para siempre. Víctor Vidal matiza que no hace demasiado tiempo descubrió una col de 15 kilos en Peñarroya de Tastavins. Se trata de un producto que prácticamente estaba extinguido porque comercialmente no la compra nadie, pero él encontró a un hombre que la seguía plantando en su huerto porque le gusta el sabor.
Ese es el problema de buena parte de estos productos autóctonos, que o bien por tamaño o por nivel productivo no tienen rentabilidad comercial. Uno de los ejemplos son las calabazas naranjas de gran tamaño, que ahora vuelven a cultivarse porque los intentos por producir formatos más pequeños y comerciales resultaron fallidos ya que la carne salía dura.
El trabajo de recuperación es ingente porque en cualquier rincón te puedes encontrar grandes sorpresas, como los garbanzos que siembran cada año unos hermanos de Cucalón y que, posiblemente, morirán con ellos.
Pero además, es habitual que una misma variedad tenga nombres diferentes según el lugar en el que se cultiva o que un mismo nombre corresponda, en dos zonas, a distinta variedad de una misma legumbre u hortaliza.
Entre las hortalizas que más dificultad hay para su recuperación está la zanahoria morada de Pitarque, una variedad autóctona que era común antes de que irrumpieran las de color naranja en España. Rosa y Jacobo Pitarch han intentado en Alcorisa su recuperación, pero de momento no lo han conseguido porque las semillas de las que partían no eran de calidad.

Siembra anual
Las zanahorias son plantas que necesitan dos años para llegar a semilla y por eso es más fácil que desaparezcan ya que al agricultor le resulta más fácil comprar la semilla que mantener la planta dos años, reconoce Víctor Vidal, quien añade que la zanahoria no es el único producto en esta situación ya que por ejemplo de los ajos o las patatas no hay semillas porque la forma de siembra es a partir de los dientes o los trozos, respectivamente.
Algunas hortalizas se cultivaban para el consumo animal como su propio nombre indica. En varios puntos de Teruel había calabazas gorrineras o incluso coles choteras, de las que las personas solo se comían el cogollo y el resto servía para engordar a cerdos y cabras.
La economía de subsistencia del medio rural hacía que un mismo agricultor plantara diversas variedades de una misma hortaliza con el fin de consumirla a lo largo de todo el año. Por ejemplo en La Portellada había cebolla blanca y roja, que se conservaban durante mucho tiempo en seco; la dulce, que era ideal para ensalada pero no se guardaba demasiado bien, y la de Tot l'any, que es de multiplicación radicular y está viva durante todo el año, según explica Ismael Ferrer, quien añade que se usaba sobre todo como condimento.
De todas formas, aunque el sabor de algunas de las variedades autóctonas supera con creces el de las comerciales, también hay otras que apenas tienen valor culinario, pero se cultivaban porque eran las únicas capaces de adaptarse a las condiciones del terreno.

viernes, 2 de diciembre de 2016

CÓMO DETECTAR TRASTORNOS ALIMENTICIOS EN LOS HIJOS.-

Qué hacer si descubro que mi hijo tiene un trastorno de alimentación

 Una persona con un trastorno de alimentación no está necesariamente delgada. Las anoréxicas no son jóvenes superficiales preocupadas solo por su cuerpo, sino que tienen un mundo interior complejo que les es difícil gestionar. Aumentar la autoestima de tu hija no consiste en decirle lo guapa que está. Los estereotipos que persisten en torno a los trastornos de la conducta alimentaria son tantos, que cuando la anorexia o la bulimia entran en una casa, a las pacientes y a sus padres les cuesta identificarlas.
"Un trastorno alimentario es un problema psicológico, emocional, que tiene la persona consigo misma y con el entorno. Esto se manifiesta en una obsesión con la comida y con la figura.
Se distinguen cuatro tipos detrastornos alimentarios: la anorexia nerviosa, la bulimia, Trastornos alimentarios no especificados (TCANEs) y el trastorno por atracón. Mientras en la primera se restringe la comida y en la segunda las comilonas se combinan con purgas (vómitos), en la cuarta aparecen episodios de ingesta compulsiva, en la que los pacientes comen, incluso, a escondidas por la noche. Los TCANEs son los más frecuentes y también los más difíciles de detectar en algunas ocasiones, porque son aquellos pacientes que solo presentan algunos síntomas (como la obsesión por la comida sana, en lugar de las restricciones).

Todos estos trastornos tienen algo en común: provocan angustia en el paciente, que vuelca sus problemas emocionales en su relación con la comida. Aparecen los sentimientos de culpa y dejan de hacer vida normal, como acudir a actos sociales donde hay alimentos. "Las personas con anorexia sienten que retoman el control cuando son capaces de comer poco, sienten cierto alivio. Los que tienen trastorno de atracón experimentan una sensación de 'evasión o desahogo', es como anular los sentimientos. Esto tiene que ver con un mal manejo emocional, tienen dificultad en manejar una emoción, aceptarla y controlarla y un atracón les ayuda a controlar eso.
 Cuando ocurre algún trastorno de este tipo, los que conviven con el potencial paciente están tan perdidos como el propio enfermo. "Lo primero que hay que hacer antes de nada es ponerse en contacto con un experto, que valorará la situación y guiará a los familiares.
Si lo detectamos cuando la persona tiene un desmayo tras jornadas de comer poco, hay que actuar de manera urgente. Si tenemos la sospecha de que esto está ocurriendo, se recomendaría a los padres sentarse a hablar con la persona y manifestarle su preocupación. No deben hacer los familiares  el diagnóstico y le digan "creemos que tienes anorexia". En la medida de lo posible, se sugiere acudir a los especialistas. Los psicólogos, los psiquiatras y lo endocrinos suelen ser los profesionales que intervienen en este tratamiento, aunque en el futuro pueden sumarse otros especialistas como los cardiólogos dependiendo de cómo evolucione la enfermedad y sus efectos.

Los familiares
Que los jóvenes dejen de quedar con sus amigos cuando el plan es, por ejemplo, cenar en una pizzería, que eviten las cenas en familia o que su actitud cambie y se vuelva más arisca son algunas de las pistas que tienen que ponen en alerta a los padres sobre los trastornos de la alimentación. Ante una situación así, los familiares se encuentran perdidos y, además, desarrollan un sentimiento de culpa: "Yo les recomiendo que vayan a terapia ellos también. Hay veces que la comunicación con el adolescente está muy deteriorada. Hay veces que están bloqueados porque no saben controlar la ansiedad y la depresión que les produce todo eso y, por tanto, no pueden comunicarse de forma adecuada con sus hijos".
Hay tres actitudes en las que se sitúan los padres que necesitan ayuda: los que prefieren ignorar lo que ocurre y piensan que es "solo una moda", los que se vuelven excesivamente controladores y los que, por miedo a provocar que su hijo recaiga o desobedezca las pautas, prefieren no trazas límites a su hijo. Las tres son contraproducentes. La primera retrasa el diagnóstico, la segunda puede inyectar más ansiedad al ya de por sí complejo proceso y la tercera añade descontrol. Lo mejor es pedir ayuda e ir acompañando al paciente en cada etapa del proceso.
"Siempre hay que seguir las pautas de los profesionales. Por ejemplo, no se puede cambiar la dieta que el endocrino le ha puesto al paciente porque sea mucha cantidad y piense que el paciente no va a comer tanto. Lo mejor es hablarlo con el profesional si se tienen dudas, pero nunca desautorizarlo. También son frecuentes los errores como pesar al paciente en casa para ver su evolución (ver su peso podría alterarles) o hacer comentarios como "¡qué bien, por fin ha ganado peso!", que podría caer como "un jarro de agua fría" ante pacientes con anorexia..

Un tabú
Aunque en los últimos años se hayan multiplicado las campañas en pro de la belleza real o se exija un peso mínimo en desfilar en pasarelas, Debemos  insistir en que los trastornos no están frenando su aparición. De hecho, cree que hay ideas que aún persisten en la sociedad y que continúan siendo dañinas: "Se relaciona la delgadez con el éxito profesional y sentimental". Del mismo modo, en algunas ocasiones los padres (y los abuelos) relacionan comer mucho con un buen estado de ánimo y salud, por lo que el trastorno de atracones tarda mucho en ser percibido como preocupante.
Muchos de los pacientes han hablado de cierto tabú en torno a estos trastornos. Algunos enfermos y familiares prefieren no decir abiertamente lo que les sucede. Lo que se achaca a que pervive el estereotipo de que una persona con trastornos es alguien superficial y obsesionado con su cuerpo. De hecho, se alude a estos pacientes no como enfermos, sino como "poseídos por la enfermedad": "Son concienzudos en todo lo que hacen, menos en su trastorno".
Para ayudar a favorecer una autoestima alta que salve a estos pacientes de caer en estos trastornos, la experta recomienda que los padres enseñen desde pequeños a sus hijos a identificar sus emociones y a hablar de ellas: "La educación emocional es fundamental. Cuando detectemos un posible caso en nuestro entorno, hay que decirle 'no queremos obligarte a comer, sino aliviar el sufrimiento".