viernes, 4 de septiembre de 2015

LOS PEIRONES DE VISIEDO. FOTOS.-

PEIRÓN DE LOS MOZOS


             El peirón conocido como “de los mozos” es el más antiguo de la localidad y uno de los de mayor calidad .Se halla ubicado a las afueras de la localidad, en el camino hacia donde se cruzan la calle del Rosario y la calle del Carmen.  Quizás se hacían  rogativas los tres días previos a la Asunción, cada día ante un peirón diferente. Fue trasladado a la plaza junto a la iglesia cuando se restauró en 1990 según proyecto de Carmen Garzarán.
Su tipología es la habitual de las cruces de origen gótico más comunes en el Maestrazgo y en el Bajo Aragón. Sobre una grada de tres escalones de sección circular, se apoya una base octogonal sobre la que arranca la esbelta columna también octogonal, su anchura se va reduciendo conforme aumenta su altura. Lo remata un capitel de orden jónico de esmerada talla. Sobre él se encuentra un prisma octogonal en el que aparece representado en bajorrelieve un apóstol en cada una de sus ocho caras, rematándose todas ellas por un sencillo tímpano triangular. La base de la cruz original, coronando el peirón. Se trataba de la habitual cruz de doble faz en la que en una cara aparece Cristo crucificado y en la otra la Virgen. Todo él debía alcanzar casi los seis metros. Se trata de la monumentalización en piedra de las cruces procesionales, repitiendo la misma disposición de Cristo y de la Virgen que aparece en éstas. Este tipo tuvo mucha difusión en el siglo XV durante el gótico. El peirón de los Mozos de Visiedo quizás se pueda datar en el siglo XVI, pues la presencia del capital jónico y de los tímpanos triangulares “a lo romano” parecen indicar cierta influencia renacentista. Su nuevo emplazamiento ha propiciado un nuevo uso del peirón. Así en agosto tras al chupinazo que abre las fiestas se procede a la puesta del pañuelico al peirón anunciando que la población ésta en fiestas, en una clara importación de la tradicional puesta del pañuelico al Torico en la Vaquilla de Teruel.


PEIRÓN DE LA CRUZ CUBIERTA



                  En el antiguo camino hacia Perales, se sitúa el magnífico peirón de la cruz cubierta o “peirón cubierto” como también se le llama. Responde a la tipología poco habitual en la provincia, pues junto a la cercana cruz cubierta de Perales con la que guarda innegable parentesco, no se conserva ningún otro. Se trata de un templete con una planta cuadrada de 5 por 5 m y una altura de 5,5 m. Cuatro columnas de sillería sustentan una techumbre de madera a cuatro aguas, cubierta con teja árabe. Las columnas poseen una base cuadrada de la que parte un fuste ochavado para rematarse en un capitel también cuadrado. Sobre las cuatro columnas aparecen una serie de poderosas zapatas en las que apoya la techumbre de madera. Del elemento central sólo se conserva una grada de tres escalones de sección circular. Fue restaurado en 1990 según proyecto de Carmen Garzarán. Para determinar como fue el elemento central tenemos dos referencias. Primero la descripción de 1722 en la que se dice: “al salir del lugar azia Alamín esta un peiron o crucero cubierto con columnas y tejado y el crucero con historias de piedra bien labradas a las cuatro caras de lo dicho del pedestal en donde esta la cruz y dicho pedestal sobre gradas”. Vemos como en el primer cuarto del siglo XVIII este peirón o crucero cubierto junto al camino a Alamín, antiguo nombre de Perales, poseía sobre las gradas un pedestal cuadrado en el que aparecían una serie de escenas. constesculpidas en sus cuatro caras y sobre este se alzaba la cruz. Para saber lo que en ellas se representaba habría que intentar localizar los restos que de ellas se puedan conservar.
Con este tipo de estructura se trataba, por un lado,  proteger de las inclemencias del tiempo a la cruz mientras que por otro se monumentalizaba el crucero. La espectacularidad de esta cruz cubierta se ve afeada por las construcciones ganaderas que lo rodean, desluciendo considerablemente el marco. Antes, los tres días previos al día de Santa Cruz se iba en rogativa a las siete de la mañana, y ese día se hacía desde él la bendición de los campos, costumbre que actualmente ha sido desplazada por la bendición que se hace en el peirón de San Isidro, el día 15 de mayo.

PEIRÓN DE SAN FRANCISCO O DEL CALVARIO
                                     

                    A las afueras de la población, en el camino de la ermita de Santa Bárbara dirección Santa Eulalia se encuentra el pilón de San Francisco, llamado popularmente como del Calvario. Se trata de un peirón de notable nobleza, todo él realizado en sillería. Sobre una grada de dos escalones de planta cuadrada se alza la base del fuste de perfil cóncavo. En cada una de las caras del cuerpo del fuste aparecen labrados tres cuadrados. Dos elegantes molduras delimitan la hornacina, que debía cobijar una imagen exenta hoy pérdida. Según fuentes orales, en la hornacina “se veía una especie de cuna”. Se corona con un chapitel piramidal de perfil curvo rematado por una bola. Es muy posible que sobre la bola se alzara una cruz metálica. Hace unos diez años fue alcanzado por un rayo afectando los daños especialmente a la hornacina y el remate. Existe intención por parte del ayuntamiento de restaurarlo. Este peirón se halla emparentado estilísticamente con otros muy similares construidos en la zona a comienzos del siglo XVIII, siendo prácticamente idéntico al peirón de San Antonio de Camañas fechado en 1719.
 La denominación “del Calvario” se debe a que hasta él se acercan el Viernes Santo en procesión, pero su tipología es ajena a los típicos calvarios con sus estaciones. Su verdadera advocación es a San Francisco, aunque no sabemos dilucidar, por el momento, sí se trataría de San Francisco de Asís, por la fuerte presencia franciscana en la localidad y el papel de esta orden en la popularizaron de los calvarios en las comarcas turolenses desde finales del XVI (no en vano el franciscano padre Selleras murió en esta localidad cuando predicaba la Cuaresma)  o bien se pudiera tratar de San Francisco Javier, santo que tenía una cofradía y un retablo en la antigua iglesia a comienzos del siglo XVIII.

                         PILÓN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO
                                       


                    Se halla en la calle del Rosario, adosado a una tapia. Posee una pequeña base cuadrada ligeramente más ancha en la que se asienta el fuste, también de sección cuadrada. Sobre éste se abre una capilla ligeramente más estrecha que mira hacia el sur, recogiendo en su ángulo de visión la mayor parte del pueblo. En el hueco de la capilla aparece una baldosa cerámica con la virgen titular y se cierra con un alambrado. La base del remate piramidal que aparece sobre ella es de similar anchura que la del fuste. Una sencilla cruz de hierro forjado corona este pilón. Tanto la base como el fuste aparecen encalados. Tuvo a sus pies dos escalones de color azul en los que los devotos se podían arrodillar para rezar, que fueron eliminados no hace mucho. El culto a la Virgen del Rosario es muy común en el valle del Jiloca a partir de su difusión por los dominicos, en el siglo XVI. Procedente de la anterior iglesia, destruida al ser utilizada por las tropas franquistas como polvorín, se conserva una imagen de la Virgen del Rosario del siglo XVI. Antiguamente se iba en procesión el día 7 de octubre. Sus características formales no aportan mucho para poder datarlo.

                             El PILÓN DE SAN ANTONIO DE PÁDUA

                            

               Próximo al anterior se encuentra el pilón de San Antonio, adosado a la misma tapia, pero orientado hacia el oeste, viéndose desde su hornacina parte de la población y del término municipal. Sobre una pequeña base cuadrada ligeramente más ancha, se alza un fuste de igual sección. La hornacina abierta en la zona superior cobija un azulejo con el santo titular, que no parece ser el original ya que se han necesitado algunas baldosas blancas para completar el fondo del hueco. Sobre ella aparece un chapitel piramidal, de escasa altura, rematado por una sencilla cruz de forja. Antiguamente en honor de este santo franciscano se rezaba el rosario delante del pilón y se le decía la novena, nueve días antes del 13 de junio.  Una mujer del pueblo se encargaba de realizar los rezos, sin la presencia del sacerdote. En 1990 fue adecentado. El actual pilón parece ser que se construyó hacia 1909. Su estado de conservación es bueno, encargándose de su mantenimiento los vecinos de la calle.

                                         PILÓN DE SANTA MARÍA



Del pilón de Santa María, situado dentro del casco urbano, en la calle a la que da nombre, no muy lejos del castillo, se dice que  señala el lugar donde estuvo la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, que debió ser la primitiva parroquia en la Edad Media. Ejemplifica el tipo más generalizado entre los peirones de Visiedo: sobre una grada cuadrada de dos escalones se alza su fuste, de sección cuadrada también, que en este caso su base aparece pintada en color cemento mientras que el resto del cuerpo aparece encalado; una moldura separa la capilla en la que se abre una hornacina en cuyo interior se encuentra un azulejo con la Virgen y el Niño, rematándose por un chapitel piramidal de escasa altura y una interesante cruz de forja.
 De mantener su excelente estado actual se encargan los vecinos del barrio. Antiguamente el día del Corpus se salía en procesión hasta este peirón. Tras la guerra civil, cuando aún no se había construido la nueva iglesia y se utilizaban para el culto las ermitas de Santa Ana y del Carmen, en todas las procesiones se visitaba este peirón.

PILÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DESAMPARADOS


          Allí donde la calle que lleva su nombre desemboca en el camino hacia Rillo, se alza el pilón de Nuestra Señora de los Desamparados. Asienta su base sobre una roca irregular. Su fuste de gran altura semeja un obelisco cuya silueta sólo se ve interrumpida por una moldura sobre la capilla. Una elemental cruz corona su cima. En la hornacina abierta hacia la población, junto a restos de azulejos anteriores, aparece la titular y el rótulo “Ntra. Sra. de los Desamparados”, y para que no haya ningún tipo de dudas sobre su advocación, en la reja que la cierra aparece escrita con metálicas letras dispuestas en diagonal la palabra “Desamparados”; todo ello parece que se realizó en una reforma hacia 1970.

                                          PILÓN DE SAN ISIDRO
                                                             


 Cincuenta metros más allá, siguiendo el camino hacia Rillo se sitúa el pilón de San Isidro. Sobre una grada cuadrada de un solo escalón se alza el fuste cuya base de igual anchura que el resto del fuste ha sido subrayada en cemento apareciendo el resto cubierto de yeso. La hornacina se abre hacia el pueblo. La remata una chata pirámide coronada por una bella cruz, de apariencia solar. Se halla algo deteriorada por los elementos. Al pilón de San Isidro se acude el 15 de mayo a bendecir el término municipal. Antiguamente se hacía una rogativa el 3 de mayo y se cantaban unas coplas al santo labrador. La festividad de este santo madrileño que fue canonizado en 1622, coincide con las celebraciones romanas de los idus de mayo. A él se le atribuye ser quien señaló el camino a los cristianos para sorprender a las tropas musulmanas cruzando Sierra Morena. Este espíritu de reconquista y cruzada propició su adopción y difusión generalizada como patrón de los labradores durante el franquismo, pues con anterioridad la devoción de los campesinos aragoneses se inclinaba por santos como San Lamberto, San Fabián y San Sebastián o los propios San Abdón y San Senén, entre otros.
PILÓN DE LA VIRGEN DEL PILAR
                                                        

                       Este pilón situado junto al pueblo, en el camino hacia Alfambra, difiere ligeramente del tipo más habitual en esta localidad, ya que sobre una base cuadrada encontramos un robusto fuste de sección circular, mientras que el cuerpo que alberga a la capilla vuelve a ser cuadrado, rematándose con una aparatosa pirámide de perfil bulboso, que se corona por una cruz similar a la de el pilón de San Isidro, perdiendo aquí su encanto ante el brutal volumen del chapitel. Todo su perfil parece un atentado hacia cualquier tipo de proporción o canon. La diminuta capilla que se abre, hacia los campos dejando a su izquierda el pueblo, con un arco rebajado, tampoco contribuye a darle más prestancia. Todas estas irregularidades lo dotan de la contundente belleza de lo popular. La diferencia tipológica del pilón de la Virgen del Pilar viene marcada por la propia advocación. El fuste al ser de sección circular reproduce el pilar en el que se le apareció la Virgen al apóstol Santiago en Zaragoza y al que debe su nombre. El 12 de octubre se acude en procesión y se canta una salve.

                               PILÓN DE SAN ANTONIO ABAD
                                     
                                      

                  Algo más alejado del casco urbano, junto al mismo camino hacia Alfambra se encuentra el pilón de San Antonio Abad. Repite el esquema de la mayoría de los pilones de Visiedo: una base ligeramente más ancha que el fuste; la capilla en este caso ligeramente más estrecha y remate piramidal coronado por una original cruz de forja. En la hornacina, abierta hacia el pueblo, aparecen dos azulejos, dedicados ambos al santo titular, un cuadrado y otro en forma de rombo. Todo él parece fruto de una reforma no muy lejana. Antiguamente se hacía una rogativa el día de Santa Cruz y se iba en procesión. Este pilón también servía como punto de referencia en las carreras que se hacían el día de San Isidro, pues el trayecto que los corredores debían realizar a pie consistía en llegar hasta este peirón y volver.

PILÓN DE SAN RAMÓN


 Junto al casco urbano, a un lado del camino hacia Camañas se encontraba el pilón de San Ramón del que sólo quedan los dos escalones de su grada cuadrada y parte de su fuste realizado con piedra sillar de gran robustez, que hacen poco verosímil que su deterioro se deba a causas naturales. Antes el día de Viernes Santo se paraba delante de este peirón en la procesión del Calvario.

PILÓN DE SAN CRISTÓBAL (NUEVO)


                                                             
Próximo al casco urbano, donde el camino se bifurca hacia la Dehesa, por un lado, y hacia la ermita de Santa Ana y Lidón, por otro, se encuentra un pilón bajo advocación de San Cristóbal, construido sobre una tapia de separación de campos. De planta cuadrada se remata con un chato chapitel piramidal coronado por una excelente cruz de forja. La hornacina se abre con un arco de medio punto, hacia el pueblo. El azulejo del santo titular, realizado en cerámica de Manises, se protege por una reja forjada. Este peirón se construyó en el cruce de los caminos en 1942, en recuerdo de Fermín Fernández, desaparecido en la guerra civil, con la esperanza de que volviera con vida. El original fue derribado en 1969 por un carro, siendo reconstruido en su actual emplazamiento por la persona que lo tiró.

PILÓN DE SAN ABDÓN Y SAN SENÉN


                        Situado, fuera del casco urbano, junto al camino que va hacia Fuentes se yergue el pilón de San Antón y San Senén. Directamente sobre la roca asienta una grada cuadrada de dos escalones, encima aparece un fuste, pintado recientemente de color amarillo, en el que aparece incrustada una cruz de madera. La capilla, ligeramente más ancha, abre su hornacina hacia el pueblo. El azulejo donde se representa a los santos fue realizado por Punter, pero no en la típica cerámica verdemarrón de Teruel, sino con una gama de colores más amplia. Sobre ella el robusto chapitel piramidal se remata con una bella cruz de forja. Fue restaurado hacia 1969 y a finales de los ochenta. En mi opinión el azulejo de los santos debe proceder de la primera reforma. Este peirón es, sin duda, el que mayor devoción concita entre los vecinos de Visiedo. También se le denomina “de los Santos de la Piedra” y “de los Santicos”. La primera acepción se debe a la leyenda según la cual “tras largos años de apedreo de las cosechas se trajeron estos santos para conseguir que no apedreara tanto”. Estos mártires de origen persa son venerados en muchas zonas de Aragón como los grandes protectores contra los estragos del pedrisco. La segunda acepción hace referencia, sin duda, a las dos imágenes dieciochescas que de estos santos se veneran en la iglesia de esta localidad, ya que dado su carácter procesional son de pequeño tamaño. En honor de estos santos se celebraba, con periodicidad irregular, un dance el domingo siguiente de la Ascensión, previamente los tres días anteriores se hacía una rogativa. Todos los años se les hace una novena, misa y procesión .

PILÓN DE SAN CRISTÓBAL

                                                   
                 En la misma dirección, al norte, sobre el cerro al que da nombre,  se alza el pilón de San Cristóbal, dominando un amplísimo panorama. Este estratégico emplazamiento mantiene la tradición según la cual “las ermitas de San Cristóbal se alzaban en el cimas más altas de los pueblos; así, los lugareños las podían ver desde que amanecía y se sentían protegidos por el Santo durante todo el día”. En este caso el peirón de San Cristóbal ha venido a sustituir a la ermita de San Cristóbal que había a media legua de Visiedo hacia Rillo de la que se tiene costancia de su existencia a principios del siglo XVIII. Se trata de un robusto peirón, cuyo fuste cuadrado, realizado en ladrillo recubierto de cemento, arranca directamente desde el suelo. Una pequeña capilla con un azulejo de Manises donde aparece el santo titular se abre mirando hacia la población con la sierra Palomera al fondo. Se remata con un chapitel piramidal muy plano en cuyo vértice florece una elegante cruz de forja. Posee un aspecto macizo que lo hace visible desde lugares muy alejados, convirtiéndolo en un punto de referencia sin igual dentro del término municipal. Su actual estado se debe a la intervención que se llevó a cabo entorno a 1973, que fue pagada por Antonina Campos y Modesto Martín. Aunque las inclemencias del tiempo han dejado sus huellas en él.

                                       PILÓN DE LA VIRGEN DEL CASTILLO
                                             

              Al sur, fuera del casco urbano, en el pie del monte de Santa Bárbara, en el camino a Santa Eulalia, donde se cruzan los caminos de esa ermita y el del monte Matamoros, se encuentra el pilón de la Virgen del Castillo. Repite el mismo esquema de los anteriores: con una base cuadrada ligeramente más ancha que el fuste, de igual sección, en cuyo remate se abre la hornacina, en este caso subrayada por una elemental moldura y coronada por un chapitel, muy chato en cuyo vértice se alza una pequeña cruz de forja. Aunque parece que fue adecentado tras la guerra civil en 1944 y más recientemente en 1985 necesitaría, al menos, una mano de cal. La hornacina se abre al sur, teniendo en su campo de visión la ermita de Santa Bárbara. En la actualidad el último viernes de agosto, al bajar de la procesión a esta ermita, se para delante de un pilón y se canta la salve que tradicionalmente se hacía el último viernes de junio. En la destruida iglesia, la advocación de Nuestra Señora del Castillo poseía un retablo dorado, que era de los mozos del pueblo y aún se sigue manteniendo que en las procesiones sean los mozos quienes saquen a la Virgen del Castillo.