miércoles, 25 de julio de 2012

¿Quiénes son los "hoygan" de Internet?





 Las rápidas comunicaciones por internet han llevado a algunos usuarios a la utilización del lenguaje de manera incorrecta. Aquí os explicamos quienes son los hoygan.

       Hoygan es el neologismo que se utiliza para dar nombre a los usuarios de Internet que atentan contra las normas básicas de la ortografía.
       De ahí su nombre, hoygan, sustituto onomatopéyico de “oigan”, que multitud de veces se ha escrito en foros y comentarios de blogs y páginas webs en frases como: «HOYGAN, necexito alluda urjente con un problema hen bideos de Yutuve k no funsionan». Suelen abusar de las k y las h, así como escribir en mayúscula sus mensajes.
       Estas incorrecciones se producen a veces por descuido, y en otros casos por un evidente bajo nivel cultural, que para muchos raya el analfabetismo. Los hoygan son usuarios habituales de foros de Internet.
            Creo que entre todos debemos evitar estos fallos de ortografía y gramática,  porque debemos concienciarnos de que el lenguaje es un patrimonio que poseemos  todos sus usuarios al que debemos conservar Y FORTALECER.

jueves, 19 de julio de 2012

LOS FUNCIONARIOS NO DEBEMOS SER LOS PAGANOS.-



Os remito artículo redactado por Ernesto Sierra Moralejo, funcionario del Grupo A. No 
sé si te verás reflejado en el, pero creo que difícilmente se puede expresar mejor la 
situación actual.



        “Resulta que en la década prodigiosa del pelotazo, 
cuando media España se lo llevaba caliente a casa, 
cuando un encofrador sin estudios se embolsaba tres mil 
euros, cuando hasta el último garrulo montaba una 
constructora y en connivencia con un par de concejales 
se forraba sin cuento, cuando un gañán que no sabía 
levantar tres ladrillos a derechas se paseaba en Audi, los 
funcionarios aguantaban y penaban. Nadie se acordaba 
de ellos. Eran los parias, los que hacían números para 
cuadrar su hipoteca, hacer la compra en el Carrefour y 
llegar a fin de mes, porque un nutrido grupo de 
compatriotas se estaba haciendo de oro inflando el globo 
de la economía hasta llegar a lo que ahora hemos 
llegado.



         Y ahora que el asunto explota y se viene abajo, la culpa 
del desmadre… es de los funcionarios. Los alcaldes, 
diputados y senadores que gobiernan la cosa pública a 
cambio de una buena morterada no son responsable de 
nada y nos apuntan directamente a nosotros: somos 
demasiados, hay que ultracongelarnos, somos poco 
productivos. Los responsables bancarios que prestaron 
dinero a quienes sabían que no podrían devolverlo 
tampoco se dan por aludidos. Todos los intermediarios
inmobiliarios, especuladores, amigos de alcalde y 
compañeros de partida de casino de diputado provincial 
no tenían noticia del asunto. Nosotros sí. Como diría 
José Mota: ¿Ellos? No. ¿Nosotros? Si. Siendo así que 
ellos? No. Por tanto, nosotros? Si.



        La culpa, según estos preclaros adalides de la estupidez, 
es del juez, abogado del estado, inspector de hacienda, 
administrador civil del estado que, en lugar de dedicarse 
a la especulación inmobiliaria a toca teja, ha estado 
cinco o seis años recluido en su habitación, pálido como 
un vampiro, con menos vida social que una rata de 
laboratorio y tanto sexo como un chotacabras, para 
preparar unas oposiciones monstruosas y de resultado 
siempre incierto, precedidas, como no podía ser de otra 
forma, de otros cinco arduos años de carrera. Del 
profesor que ha sorteado destinos en pueblos que no 
aparecen en el mapa para meter en vereda a benjamines 
que hacen lo que les sale de los genitales porque sus 
progenitores han abdicado de sus responsabilidades. Del 
auxiliar administrativo del Estado natural de Écija y 
destinado en Barcelona que con un sueldo de 1000 euros 
paga un alquiler mensual de 700 y soporta estoicamente 
que un taxista que gana 3000 le diga: joder, que suerte, 
funcionario.






         La culpa es nuestra. A poco que nos descuidemos 
nosotros los funcionarios seremos el chivo expiatorio de 
toda una caterva de inútiles, vividores, mangantes, 
políticos semianalfabetos, altos cargos de nombramiento 
digital, truhanes, pícaros, periodistas ganapanes y 
economistas de a verlas venir que sabían perfectamente 
que el asunto tarde o temprano tenía que petar, pero que aprovecharon a fondo el momento al grito de mientras 
dure dura! y que ahora, con esa autoridad que da tener 
un rostro a prueba de bomba, se pasan al otro lado del 
río y no sólo tienen recetas para arreglar lo que ellos 
mismo ayudaron a estropear, sino que, además, han 
llegado a la conclusión de que los culpables son... 
tachan...los funcionarios.


       Soy funcionario. Y titulado superior. Funcionario de 
carrera por oposición ganada compitiendo en buena lid 
contra miles de candidatos. ¿Y saben qué? No me 
avergüenzo de nada. No debo nada a nadie (sólo a mi 
familia, maestros y profesores). No tengo que pedir 
perdón. No me tocó la lotería. No gané el premio gordo 
en una tómbola. No me expropiaron una finca. No me 
nombraron alto cargo, director provincial ni vocal asesor 
por agitar un carnet político que nunca he tenido.
Aprobé frente a tribunales formados por ceñudos 
señores a los que no conocía de nada. En buena lid: sin 
concejal proclive, pariente político, mano protectora ni 
favor de amigo. Después de muchas noches de desvelos, 
angustias y desvaríos y con la sola e inestimable 
compañía de mis santos cojones. Como tantos y tantos 
compañeros anónimos repartidos por toda España a los 
que ahora algunos mendaces quieren convertir, por arte 
de birli-birloque, en culpables de la crisis.
Amigos funcionarios, estamos rodeados de gente muy 
tonta y muy hija de puta. 


PD. Si alguien, en cualquier contexto, os reprocha -
como es frecuente- vuestra condición de funcionario 
os propongo el refinado argumento que yo utilizo en estos 
casos, en memoria del gran Fernando Fernán Gómez:
 váyase Usted a la mierda, hombre, a la puta mierda.
SI eres funcionario pásalo a toda España.



Si no lo eres y no estás de acuerdo, 
¡váyase usted a la mierda!”





miércoles, 18 de julio de 2012

HAY PERSONAS QUE RECONOCEN LA LABOR DEL MAESTRO.-




         Educar debe de ser una cosa parecida a espabilar a los niños y frenar a
los adolescentes. Justo lo contrario de lo que hacemos: no es extraño ver
niños de cuatro años con cochecito y chupete hablando por el móvil, ni
tampoco lo es ver algunos de catorce sin hora de volver a casa. Lo hemos
llamado sobreprotección, pero es la desprotección más absoluta: el niño
llega al insti sin haber ido a comprar una triste barra de pan, justo
cuando un amigo ya se ha pasado a la coca. Sorprende que haya tanta
literatura médica y psicopedagógica para afrontar el embarazo, el parto y
el primer año de vida, y que exista un vacío que llega hasta los libros
de socorro para padres de adolescentes, esos que lucen títulos tan
sugerentes como Mi hijo me pega o Mi hijo se droga. Los niños de entre
dos y doce años no tienen quien les escriba.

         Desde que abandonan el pañal (¡ya era hora!) hasta que llegan las
compresas (y que duren), desde que los desenganchas del chupete hasta que
te hueles que se han enganchado al tabaco, los padres hacemos una cosa
fantástica: descansamos. Reponemos fuerzas del estrés de haberlos parido
y enseñado a andar y nos desentendemos hasta que toca irlos a buscar de
madrugada a la disco. Ahora que al fin volvemos a poder dormir, y hasta
que el miedo al accidente de moto nos vuelva a desvelar, hacemos una
siesta educativa de diez o doce años.

         Alguien se estremecerá pensando que este período es precisamente el
momento clave para educarlos. Tranquilo, que por algo los llevamos a la
escuela. Y si llegan inmaduros a primero de ESO que nadie sufra, allá los
esperan los colegas de bachillerato que nos los sobreespabilarán en un
curso y medio, máximo dos. Al modelo de padres que sobreprotege a los
pequeños y abandona los adolescentes nadie los podrá acusar de haber
fracasado educando a sus hijos. No lo han intentado siquiera. Los
maestros hacen algo más que huelga o vacaciones, y la educación es
bastante más que un problema. Pido perdón tres veces: por colocar en un
título tres palabras tan cursis y pasadas de moda, por haberlo hecho para
hablar de los maestros, y, sobre todo sobre todo, porque mi idea es -lo
siento mucho- hablar bien de ellos. Sé que mi doble condición de padre y
periodista, tan radical que sus siglas son PP, me invita a criticarlos
por hacer demasiadas vacaciones  (como padre) y me sugiere que hable de temas importantes, como la ley de educación (es lo mínimo que se le pide a un periodista esta semana).

           Pero estoy harto de que la palabra más utilizada junto a escuela sea
‘fracaso’ y delante de educación acostumbre a aparecer siempre el
concepto ‘problema’, y que ‘maestro’ suela compartir titular con
‘huelga’.

           La escuela hace algo más que fracasar, los maestros hacen algo más que
hacer huelga (y vacaciones) y la educación es bastante más que un
problema. De hecho es la única solución, pero esto nos lo tenemos muy
callado, por si acaso. Mi proceso, íntimo y personal, ha sido el
siguiente: empecé siendo padre, a partir de mis hijos aprendí a querer el
hecho educativo, el trabajo de criarlos, de encarrilarlos, y, mira por
donde, ahora aprecio a los maestros, mis cómplices. ¿Cómo no he de querer
a una gente que se dedica a educar a mis hijos? Por esto me duele que se
hable mal por sistema de mis queridos maestros, que no son todos los que
cobran por hacerlo, claro está, sino los que son, los que suman a la
profesión las tres palabras del título, los que mientras muchos padres se
los imaginan en una playa de Hawái están encerrados en alguna escuela de
verano, haciendo formación, buscando herramientas nuevas, métodos más
adecuados.

             Os deseo que aprovechéis estos días para rearmaros moralmente. Porque
hace falta mucha moral para ser maestro. Moral en el sentido de los
valores y moral para afrontar el día a día sin sentir el aprecio y la
confianza imprescindibles. Ni los de la sociedad en general, ni los de
los padres que os transferimos las criaturas pero no la autoridad. ¿Os
imagináis un país que dejara su material más sensible, las criaturas, en
sus años más importantes, de los cero a los dieciséis, y con la misión
más decisiva, formarlos, en manos de unas personas en quienes no confía?
Las leyes pasan, y las pizarras dejan de ensuciarnos los dedos de tiza
para convertirse en digitales. Pero la fuerza y la influencia de un buen
maestro siempre marcará la diferencia: el que es capaz de colgar la
mochila de un desaliento justificado junto a las mochilas de los alumnos
y, ya liberado de peso, asume de buen humor que no será recordado por lo
que le toca enseñar, sino  por lo que aprenderán de él.



  MUCHAS GRACIAS  DE PARTE DE LOS MAESTROS.-

martes, 17 de julio de 2012

¡QUÉ VERGÜENZA DE COMUNICACIONES TENEMOS EN TERUEL!



 Hasta hace poco tiempo los turolenses estábamos indignados porque no teníamos el AVE, porque las comunicaciones  con Madrid eran tercermundistas. Pero ahora, ahora el problema se ha extendido.

Me voy a pasar unos días a Benicasim, miro por internet el horario de los autobuses y ¡Cuál es mi sorpresa! Ya no hay un servicio semanal, sino que, únicamente,  hay una prestación que únicamente cubre el lunes y los viernes.

 Pero para mi estupor,  el servicio lo presta un “furgón” de reparto que tiene  una capacidad de 16 plazas, ni más ni menos. Pero ¿Qué pasa cuando hay más  demanda que plazas ofertadas? La solución es difícil y tiene que ser acordada por las dos partes.

Afortunadamente, el furgón pudo salir, pero  yo me pregunto ¿Y si hubiese tres o cuatro viajeros más, que no hubiesen podido viajar? La respuesta es difícil, pero el conductor nos comentó que la empresa debería de mandar un nuevo transporte para cumplir con todos los viajeros.

Si hasta hace poco nos quejábamos del aislamiento de nuestra provincia, hoy debemos  levantar nuestra voz para reclamar que, por lo menos nos dejen como estábamos. La crisis nos ha tapado la voz a todos, pero no  por ser los que nunca pintamos nada, ni servimos para configurar gobiernos, debemos callarnos.

Si somos pocos y no nos podemos organizar habrá que tomar medidas más contundentes que nos lleven a que los demás nos conozcan y entiendan que las reivindicaciones nuestras no suponen ningún lujo, sino que, por el contrario,  son unas peticiones que suponen la supervivencia de nuestra provincia.

En resumen, podemos decir que si la crisis la tenemos que pagar los de siempre, en el caso de nuestra provincia la tiene que pagar “pocarropa”, es decir, los asalariados, los más “pringaos”, los más alejados de los centros de poder, los que somos pocos y  alejados, los que no nos podemos organizar y, a la vez, no significamos nada a nivel nacional. Estamos ante una nueva injusticia, de la que no podemos salir,  puesto que, ni para acercarnos unos días a la playa, podemos elegir en qué día lo podemos hacer.



lunes, 16 de julio de 2012

EL GROOMING: NUEVO PROBLEMA EN INTERNET




Las nuevas tecnologías e internet, concretamente, nos han acercado un montón de posibilidades para comunicarnos, pero aparecen también problemas, generalmente con los menores. Tal es el caso del grooming, que trataré de explicar: 


        La llegada de Internet abrió las puertas a la comunicación instantánea, a la creación de redes sociales, foros, lugares de intercambio en la Red, etcétera. Con sus pros y sus contras. Siempre se pone el acento en las facilidades que han traído las tres W pero, ¿qué consecuencias negativas ha podido tener? Te explicamos qué es el "grooming".
         El término proviene del inglés "groom" que significa acicalar o cepillar en caso de animales. Sin embargo, según la definición de Wikipedia (la Real Academia de la Lengua Española todavía no ha incluido el término en su diccionario), el "grooming" es "un nuevo tipo de problema relativo a la seguridad de los menores en Internet, consistente en acciones deliberadas por parte de un adulto de cara a establecer lazos de amistad con un niño o niña en Internet, con el objetivo de obtener una satisfacción sexual mediante imágenes eróticas o pornográficas del menor o incluso como preparación para un encuentro sexual".
          Se trata de un problema cada vez más acuciante y que ya ha puesto en guardia tanto a la policía como a distintas asociaciones. Las principales dificultades para atajarlo y terminar con él son el anonimato de los delincuentes, la inocencia de los menores y la fácil accesibilidad de Internet. Y es que, a diferencia del ciberacoso, en el "grooming" "el acosador es un adulto y existe una intención sexual" explican des de la Fundación Alia2, cuyo objetivo es la lucha contra la pornografía infantil en Internet y el ciberacoso.
            En realidad,  no se trata de nuevos delitos, sino de antiguas formas de abuso de menores que se han readaptado a los nuevos tiempos y al anonimato de la Red. De hecho,  "a pesar de que estas situaciones comienzan en la red, con frecuencia suelen trascender al mundo físico, derivando en delitos tales como el tráfico de pornografía infantil o el abuso físico a menores".

domingo, 15 de julio de 2012

RAZONES PARA NO USAR WHATSAPP


            Tras unas horas ausente por motivos no revelados la aplicación de WhatsApp para iOS vuelve a estar disponible en la App Store y millones de damnificados respiran aliviados. Pero eso no va a cambiar mi reticencia a usar WhatsApp. Pese a que he explicado repetidamente mis razones para evitar este apliservicio, siguen preguntándome por ellas, así que a continuación las resumo, en 
cinco o seis ‘in’.
No, no esperen ustedes encontrarme en WhatsApp. Me parece un servicio:
INestable. WhatsApp falla más que una escopeta de feria. Su aplicación cliente para iOS es como el Guadiana: desaparece frecuentemente de la App Store y cuando vuelve a aparecer lo hace sin ninguna explicación. Sus enrollados creadores tienen blog, pero sólo lo usan para presumir de sus éxitos, no para informar a sus usuarios. Se limitan a publicar tuits ambiguos en una cuenta secundaria (@wa_status).
INseguro. Las comunicaciones a través de WhatsApp tienen más agujeros de seguridad que un queso Emmental. Los mensajes se transmiten sin cifrar, de modo que cualquier curioso provisto de alguna de las múltiples herramientas disponibles en la web podría huismear lo que escribo cuando estoy conectado a una red WiFi abierta, o incluso cambiar mi estado  con sólo conocer mi número de teléfono. Lo peor es que WhatsApp ha sido repetidamente advertido de estos defectos y no ha reaccionado. (Hay una excepción a la ausencia de cifrado: en los BlackBerry las comunicaciones sí se cifran, gracias a que viajan a través de los servidores de RIM; pero ello sólo ocurre en una parte de la conversación; si al otro lado hay alguien con otro tipo de smartphone, tampoco sirve de gran cosa. Además, los usuarios de BlackBerry ya disponen de BlackBerry Messenger, que es cifrado de extremo a extremo).
INtrusivo. ¿Cómo? ¿Que cualquier persona cuyos datos estén en el listín de mi móvil y que tenga mi número de teléfono va a poder interrumpirme con mensajitos sin que yo le acepte como contacto? Ni hablar. Y no me vale que pueda bloquearles a posteriori: tengo más de 4.000 contactos. Ni tampoco que me puedan interrumpir igualmente llamándome por teléfono o enviándome un SMS: ambos medios cuestan dinero, que afortunadamente es un elemento disuasorio.
IMpreciso. WhatsApp es un pésimo indicador de presencia. Hace meses que no tengo la aplicación cliente instalada en ninguno de mis teléfonos, pero sigo encontrando personas que me recriminan no haberles respondido a un mensaje que me escribieron o un fichero que me enviaron, y que yo nunca recibí. Por no hablar del absurdo mito del doble check y la importancia que se le ha llegado a dar.
INflexible. WhatsApp no acepta estar activado simultáneamente en más de un teléfono. Supongo que yo manejo habitualmente más terminales que la mayoría de los usuarios, pero también hay muchas personas que tienen contratado un servicio multi-SIM para tener el mismo número en el móvil particular y en el profesional.
INcompatible. Sï, WhatsApp ofrece aplicaciones cliente para Android, BlackBerry, iPhone, Symbian y Windows Phone. Pero todas son plataformas móviles, y yo no quiero usar redes distintas en el móvil y en el ordenador para comunicarme con las mismas personas. Me falta una aplicación cliente de WhatsApp para Mac (o para Windows). Incluso me conformaría con un cliente web. Pero tendría que poder mantener la conexión simultánea en varios dispositivos. Hasta entonces, búsquenme en Google Talk, que tiene aplicaciones cliente para todas las plataformas de sobremesa y móviles. ¿O es que no tienen ustedes dirección de Gmail?
Hasta aquí mis 
cinco
 seis motivos para no usar WhatsApp. Probablemente ustedes tendrán otros para usarlo (‘lo tiene todo el mundo’ ¿seguro?-, ‘no tienes que darte de alta’). Allá ustedes. Si desean considerar otras opciones, aquí tienen 21 alternativas para elegir.
Actualizado: Un lector ha enviado este artículo a Menéame. Si quieren ustedes contribuir a que circule, pueden hacerlo aquí.

viernes, 13 de julio de 2012

CHISTES SOBRE LA CRISIS


 Si algo nos caracteriza a los españoles es el 

sentido del humor, por lo que aquí tenemos 

unos chistecillos para tomarnos con humor 

la crisis, aunque sea un poco amargo.



                                

Llega un inversor y le dice a un amigo:
  • Esta crisis es peor que un divorcio
  • ¿Por qué? -le pregunta el amigo
  • Porque ya he perdido el 50% de mis bienes y encima sigo casado con mi mujer.
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Va uno en el tren y se encuentra a un conocido banquero  en el tren y le dice: “veo que a pesar de la crisis todavía viajas en 1ª clase”; y le responde el banquero: “mis clientes van todos en 2ª clase y me los encontraría”
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- Papá, papá, ¿qué es la crisis? 
- La crisis es cuando te gustan el champán y las mujeres pero sólo te queda gaseosa y tu mujer.
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Cinco señales de que tu banco está pasándolo mal con la crisis:
  1. Cuando te acercas a hacer un ingreso, todo el personal del banco se abraza y lanzan gritos y aplausos.
  2. Todos los ingresos en efectivo que haces se los guardan directamente en el bolsillo.
  3. Cuando vas a sacar dinero, los empleados de las ventanillas sorprendentemente no entienden español.
  4. Tus extractos de cada mes llegan a casa escritos a mano y con dibujos.
  5. Su caja fuerte ahora es una caja de cartón envuelta en papel de aluminio.
Preguntan a un banquero si tiene problemas con el sueño en estos tiempos de crisis: “Ahora duermo como un bebé…me despierto cada hora para llorar”
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- “Oye, tú crees que está tan mal lo pedir un préstamo”
- “Hombre, yo la semana pasada dejé 10 euros a un amigo y ahora soy el cuarto mayor prestamista del país”
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Un consejo: en tiempos de crisis, tatúese un euro en el pene y disfrute de varias ventajas:
  • Disfrutará moviendo su dinero.
  • Verá crecer su inversión.
  • Sólo usted decide cómo proteger su inversión, y…
  • Sólo usted decide dónde meter su dinero.
                                                                         ------------------
En una conferencia con el presidente del estado, un periodista le pregunta al presidente: Señor Presidente, ¿es verdad que nuestro país sufre crisis económica?
El señor Presidente dice: No, no, por mis investigaciones, tan sólo 6 personas sufren crisis económica" El periodista pregunta: ¿Cuáles? Muy sencillo, yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos...

                                                                          __________________
En un país golpeado por la corrupción de sus políticos, un turista encuentra un tumulto en la calle y pregunta:

-Disculpe, que ha pasado?
-Han secuestrado el Presidente
-¿Y ahora?

-Pues los secuestradores están pidiendo un rescate de tres millones de dólares, de lo contrario quemarán al presidente.

-Qué piensan hacer?
-Pues hemos iniciado una colecta nacional...

- Ya veo, y cuánto han reunido hasta ahora?
- 50 galones de keroseno, 30 de gasolina, 25 de petróleo...

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Dos borrachos van caminando cerca al Congreso Nacional y se acercan a la puerta principal. 
En eso se escucha que gritan desde adentro:
-¡Sinverguenza, perro, ladrón, traidor! 
Entonces un borrachito le dice al otro:

-Oye, escucha cómo se insultan ahí!
A lo que el otro contesta:
-No seas bruto, están pasando lista!

______________________________________________________________________-

Un político se pierde en el camino. Entonces un ladrón se le acerca con una pistola y le grita:
-¡Esto es un asalto, deme todo su dinero!

-¿Pero acaso no sabe con quien se está metiendo? ¡Soy un político muy importante!
-Ah...en ese caso, ¡devuélvame todo mi dinero!

jueves, 12 de julio de 2012

REFRANES EN TIEMPOS DE CRISIS.-





EL REFRANERO POPULAR ES SABI0, PERO LA CRISIS AGUZA EL INGENIO DE LAS PERSONAS Y LO ADAPTAN A LOS MALOS TIEMPOS QUE CORREN. Y ES QUE AL MAL TIEMPO, BUENA CARA. 



-Vota gaviotas y te sacarán los ojos.
-Cuando el río suena, es que los de la banda municipal están ensayando ahí, porque no tienen para pagarse un local.
-A caballo regalado, joder qué suerte tienes!
-¿Estudias o trabajas? No, no, vivo en España...
-Uno para todos y todos para Bankia ¡¡JAJAJA!!
-Nunca digas de este agua no beberé, este cura no es mi padre, ni este ERE no me afecta.
-Hasta el 40 de mayo no te sellan el paro.
-No por mucho madrugar vas a encontrar trabajo.
'-Nadie da 23.500 millones de euros a 4 pesetas.'
"-No por mucho rescatar se arregla el marrón más temprano".
-La familia que va al comedor social unida, permanece unida.
-A buen español pocos contratos bastan.
-Cuando el río suena, coge agua antes de que la privaticen.
-Recortes y amargura hasta el final de la legislatura.
-No es más rico el que más tiene, sino el que más roba.
-Mal de muchos consuelo de ministros.
-Matar dos elefantes de un tiro.
-En mi casa no comemos, pero nos reimos mas!
-Con Zapatero o con Rajoy, lo mismo te despiden hoy.
-Ojos que no ven, mala suerte; no hay subvención.
-Cuando el grajo vuela bajo Rajoy no nos da ni un poco de trabajo.
-Ningún politico honesto se hace rico en un momento.
-Mas vale tu dinero en mano que en una caja de ahorros...
-Cuando veas el salario del vecino recortar, el tuyo ya habrá sido recortado.
-A recorte puesto, derecho muerto.
-Más vale pájaro en mano, que te deje dinero un banco.
-Si no tienes para comer ,guisate a un político,no te quitará el hambre pero harás un favor a la sociedad.
-No por mucho estudiar consigues encontrar trabajo.
-La Esperanza (tb la Aguirre) es lo último que se pierde (hay que joderse).
-Me sobra mes al final del sueldo.
-Dime de lo que careces y te diré cuánto presumes.
-Por San Blas, esto hará crash.
-Al que a buen banco se arrima buen rescate le propinan".
-Cria banqueros y te robaran el sueldo.
-Arrieritos somos,y caminando vamos porque vendimos el coche.
-Mal de pobres, consuelo de paupérrimos.
-Del banco vendrán y de tu casa te echarán.
-Cuando veas las casas de tus vecinos embargar, pon tus bienes a liquidar.

martes, 10 de julio de 2012

RELATO: EL BARCO DE MADERA


UN RELATO COSTUMBRISTA.-


         La última imagen que tengo del tío Lamberto es la de un hombretón siempre vestido con chaqueta y pantalón de pana, con unas manazas curtidas por el rudo y continuo trabajo en el campo. Colocado de pie, cerca de la ventana del comedor con la tez arrugada y la expresión seria, la mirada perdida  sin exteriorizar los sentimientos en ningún momento.

         Cuando irrumpí en la estancia, unas lagrimillas se le escapaban de sus acuosos ojos y descendían por las arrugas de su cara, alcanzando el barco de madera que me había prometido y al que estaba dando los últimos retoques y ya tenía la vela para colocarla en el palo mayor.

         Pero, cómo llegué  a percibir esa últimas imagen de mi tío, qué ocurrió para que se sintiese tan triste y desdichado. Volvamos al principio para averiguarlo.

         Mi familia siempre ha estado ubicada en una población rural aragonesa denominada “Lagunilla del Monte”. Se ha dedicado durante generaciones al trabajo en el campo, al duro trabajo de destripar los terrones para conseguir el milagro veraniego del trigo. Ni es una familia pobre ni acaudalada. Siempre se ha defendido y ha tirado “pa¨lante con mucho trabajo y el máximo ahorro. Yo soy el menor e cuatro hermanos y en casa vivo con mis padres, hermanos y el tío Lamberto, un solterón hermano de mi madre que ha estado siempre con nosotros.

         El problema surgió con nuestros vecinos, los “Porretas”. Fue un malentendido con unas tierras colindantes. Según mi familia, los vecinos se habían apropiado de una franja de terreno nuestra en la partida denominada “ El barco de las Vela”. La versión de la otra familia distaba mucho de nuestra apreciación y argumentaban que únicamente habían recuperado una tierra que el tío “Cascales” les había arrebatado unos años antes, concretamente recién terminada la Guerra Civil. El tío “Cascales” era el apodo con que era conocido mi abuelo por parte de padre. Hombre serio y trabajador como pocos pero con pocos amigos por su adusto carácter.
                                           

         La disputa llegó a mayores y se convirtió en la comidilla de todos los habitantes del pueblo, ávidos de alguna noticia que llevarse  a los chismorreos de las tardes sentados a la fresca. Todos comenzaron a tomar partido, unos a favor de nuestra familia y otros tantos se postularon en pro de nuestros adversarios.

         Ante la imposibilidad de un arreglo amistoso, la causa fue llevada por las partes al Juez de Paz de la localidad, quien dictó un auto de obligado cumplimento por ambas partes y que ambas partes obviaron nada más conocerlo.

         El escándalo salpicó a todos y en el caso de la chiquillería se estableció un bloque formado por chavales cuyos padres apoyaban a los Gimeno y otro compuesto por los que abogaban por nuestra causa. Por tanto la bola de nieve fue creciendo y los insultos y peleas por las calles eran debidos a un bando u otro entre los pocos indecisos que quedaban. Las burlas e insultos del principio  se trasformaron e n un odio visceral entre los dos bandos. Los recreos llegaron a ser auténticos campos de batalla, testigos de una pelea continua que se acentuaba a pasos agigantados y que nadie sabía o no podía detener.

         El único que podía interceder en el conflicto era el anciano maestro D. Marcelo. Era un hombre serio y prudente que se había ganado el respeto  y la admiración de todos. Durante la jornada escolar intentó en repetidas  ocasiones hablar con los cabecillas de ambos bandos, nos habló a todos de las consecuencias derivadas de la mala convivencia, nos puso ejemplos de todo tipo  sobre los desastres de la incomprensión... Pero no consiguió nada. El odio que destilaban nuestras miradas y nuestras acciones superaban con creces al respeto y admiración que sentíamos por el maestro.

         Ante la terquedad de todos los niños a causa de la rivalidad inciada por los mayores, el maestro citó una noche a los 2 cabezas de familia y sus hijos. Allí el maestro intentando crear un clima de aparente sosiego, nos dio una disertación acerca del respeto, la educación, el diálogo y el perdón, así como de las bondades de una sana convivencia entre todos los vecinos del pueblo. Cuando llegó el turno de palabra, cada una de las partes intentó defender su postura de un modo más o menos educado, sin perder las formas ante la autoridad del maestro, pero no por ello claudicando de sus ideas iniciales  y los argumentos esgrimidos eran siempre mantenidos por los interlocutores. Mientras los niños éramos unos meros espectadores que no entendíamos en demasía las palabras que allí se pronunciaban pero si que se quedaban en lo más profundo de nuestros cerebros. Únicamente nos mirábamos los unos a los otros de reojo y cuando nuestras miradas coincidían, unas espadas invisibles surcaban el aire y chocaban, lanzando destellos de odio en todas direcciones.

         Concluyó la reunión con buenas palabras del maestro y unos acuerdos verbales apoyados por todas las partes, pero en el aire planeaba un halo de venganza cada vez más fuerte.

         Nos fuimos cada familia por un camino diferente para evitar roces de última hora. Nosotros dimos un rodeo por algunas callejuelas haciendo tiempo para que la otra familia se refugiase en casa. Pero la otra familia debió pensar lo mismo y llegamos a nuestras  cercanas casas al mismo tiempo. Como era casi de esperar comenzó una discusión que pronto subió de tono y fue atrayendo a más y más vecinos, lo que incrementó el ruido. Las palabras pronto llegaron a ser insultos y los insultos se transformaron en violencia física. Se comenzó por empujones, sillazos, pedradas y se  terminó con las ropas de unos hechas jirones, las caras y cuerpos de otros magulladas... en fin toda una batalla campal.

         Pero todo se paralizó cuando oímos  tocar las campanas “arrebato”, es decir; unos toques rápidos y desacompasados que avisan a la población de un peligro. Era el Sr. Cura que, cansado de gritar a los contendientes, de invocar la paz en nombre del Señor, tuvo la idea de tocar las campanas. Se fue a la Iglesia y, ayudado por el alguacil, comenzó a bandear las campañas al unísono. Sólo dejó de tocar cuando vio que todos calmaron sus ánimos y dejaron de golpearse. Cada uno regresó a su casa, avergonzados unos, incrédulos otros y, los más, con ojos de ira contenida.

          La situación era insostenible, el problema había alcanzado unas cotas imposibles de contener, la convivencia  entre los vecinos era imposible y algo muy fuerte debía ocurrir para alcanzar una solución.

         Esta solución no se hizo esperar. Cierto día, se hallaba mi tío Lamberto en el campo recogiendo unas gavillas de paja precisamente en la finca de la discordia con mi padre y mis dos hermanos mayores, cuando fueron abordados por seis hombres de la familia enemiga. Al acercarse empezaron a insultarles y se produjo una corta pelea que fue ampliamente ganada por nuestros enemigos debido a superarnos en número. La paliza que recibieron los mayores sobre todo, fue brutal y el que salió peor parado fue mi estimado tío Lamberto que sufrió varios golpes en la “boca del estómago”.

         Vencidos y doloridos  regresaron  como pudieron a casa e, inmediatamente, tuvieron que avisar al médico debido a un empeoramiento del estado de salud de mi tío. Tras una primera exploración fue remitido al hospital de la capital de la provincia. Allí paso cuatro meses ingresado, debatiéndose entre la vida y la muerte al principio, puesto que llevaba varias fracturas en las costillas, un pulmón encharcado y el corazón a punto de colapsarse. Pero sus ansias de vivir pudieron más que los golpes y salió a flote, aunque con unas taras que lo privaron para siempre de volver a ser el más duro trabajador del pueblo. Únicamente podía dar algún paseo por los alrededores de la casa y, cuando su respiración se lo permitía, contarnos alguna historia de su juventud. Se volvió osco y gruñón, su carácter se agrió y sólo yo, como chico más pequeño y su ferviente admirador, conseguía sonsacarle alguna sonrisa que otra.

                                         
         El pueblo quedó avergonzado de su actuación y se refugió en la rutina diaria, con un profundo dolor en cada uno de los corazones de todos los habitantes, del que no se podían liberar por ese falso orgullo que impide a las personas  pedir perdón y reconciliarse con sus congéneres.

         Una grisácea tarde de final del otoño, salí de la escuela y tras tirar la cartera en un rincón, fui en busca  de mi tío. Lo encontré con su chaqueta de pana y esas lagrimillas discurriendo por su rugosa piel. -Mira chaval, (me espetó sin dejarme decir nada) te voy a contar una historia y te voy a encargar un trabajo antes de irme. Yo me senté en una silla perplejo por aquellas inesperadas palabras tan altisonantes. Él alargó su mano, me ofreció el barco y dijo: -Ya tengo tu barco terminado, tómalo. Sin darme tiempo a exclamar unas palabras de sincero agradecimiento por tamaño regalo, me contó la historia completa del desencuentro con la otra familia.. Al concluir con un fuerte “ Tu ya sabes el  resto”, me espetó:- Mira chaval el encargo que tienes es que, te cueste lo que te cueste, debes recuperar nuestra tierra.,pero nunca debes hacerlo  de forma violenta. Usa la cabeza. Tras culminar estas palabras mi tío se fue, se fue para siempre.

         Han pasado muchos años y todos vivimos fuera del pueblo y sólo regresamos a él algunos días durante el verano. La vida ha seguido allí de manera rutinaria y los pocos viejos que quedan, te recuerdan aquella historia como la madre de todas las batallas, si te identificas como el nieto del “tío Cascales”.

         El año pasado coincidí en la puesta de mi casa con “Lorencico” el hijo mediano de la familia rival. Tras un saludo de rigor y una charla convencional, hablamos del tema de las tierras, pero simplemente como un comentario sin relevancia, sin darle ninguna pista de mis intenciones.

         Durante mi estancia en Lagunilla me enteré  de  nuestros rivales pretendían vender sus tierras. Era la ocasión para cumplir el encargo de mi tío. Como nunca me venderían las tierras a mí, tuve que idear un plan para conseguir vencer su resistencia. En vez de figurar yo como comprador, establecí una Sociedad Anónina y nombré como responsable a un abogado amigo mío, especialista en todo tipo de transacciones inmobiliarias.
         Su gestión comenzó con varias visitas al pueblo, haciendo correr la voz de que una empresa estaba interesada en adquirir terrenos laborables para probar nuevas semillas fitosanitarias, que proporcionarían unas plantas de trigo y cebada más resistentes a las plagas y la sequía.

         Mi representante compro algunas propiedades y realizó algunas pruebas de labor con un par de agricultores locales. Este trabajo llevó a los  habitantes a creerse sinceramente que aquel trabajo iba en serio y fue la propia familia rival nuestra la que ofreció a mi representante sus tierras, convencidos de que al vendérselas a él no caerían en nuestras manos.  Entablaron  la negociación y tras muchos “tira y afloja” convinieron un precio que contentó a las partes. Tras mi aprobación, se llevó a cabo la compra-venta de toda la hacienda.

         Ahora mismo me encuentro en mi casa, un poco cabizbajo, pero con la satisfacción de la tarea realizada. Miro el barco de madera que talló para mi el tío Lamberto y le digo: “Tío, descansa en paz”, he realizado tu encargo, mientras paso la mano por la talla y me aparecen  unas lagrimillas de preocupación.





                                                                     Antonio Rubio