miércoles, 18 de septiembre de 2013

Los mejores trucos para que el consumo de su coche se reduzca hasta en un 20%. FOTOS.-


Parece más que comprobado que todos los modelos del mercado consumen más de lo que dicen las marca. Sin embargo, siguiendo unos sencillos consejos, cualquier conductor puede reducir hasta en un 20% el consumo de su automóvil.
Elija bien la ruta para gastar menos
En ciudad es donde más consume un coche: de hecho, el gasto medio supera en torno a un 30% al registro de carretera. Por eso, en muchas ocasiones, se consume menos si va de un punto a otro por carretera, a velocidad constante, que haciéndolo por ciudad aunque lo primero suponga dar un rodeo y recorrer algunos kilómetros de más.
Es decir, consumirá menos 'bordeando' Madrid de norte a sur por la M40, que haciendo el mismo trayecto atravesando la ciudad por las calles del centro. Por ejemplo, ir de Alcobendas a Aluche por la M40 supone recorrer 28 km; con un compacto diésel que registra un consumo medio en carretera de 5,5 l/100 km, se consumiría 1,54 litros. Sin embargo, si se hiciese atravesando Madrid -donde el consumo medio sería de 7,5 l/100 km- y, aunque el recorrido sería más corto -de 23 km-, ese mismo coche gastaría 1,72 litros.
Al arrancar el motor, pise el embrague y asegúrese de que el coche esté en punto muerto
Además de que esto es más seguro -si hay una marcha engranada y no pisas el embrague, el coche 'dará un tirón' hacia adelante y puedes impactar contra algo-, liberará al motor de la necesidad de 'activar' también el conjunto de la transmisión -el motor acciona los engranajes del cambio siempre a no ser que pises el embrague, independientemente de que esté en punto muerto o con una marcha insertada-, algo queaumenta el consumo un 10% en el momento del arranque.
En los diésel, además, asegúrese de que antes de arrancar se ha apagado el testigo amarillo de los calentadores -ese que tiene forma de muelle-, pues esto también facilita la puesta en marcha del motor en frío.
Después de arrancar, espere unos segundos
No es bueno arrancar e iniciar la marcha justo a continuación, pues el aceite del motor no habrá tenido tiempo de llegar a todos sus 'recovecos' y éste no estará bien lubricado. Basta con que espere, al menos, 10 segundos.
Use la primera velocidad sólo para iniciar la marcha
Y, cuando empiece a moverse, no tarde mucho más de tres segundos, o diez metros, en cambiar a segunda si estás en llano -el cuentarrevoluciones debe marcar unas 1.700 rpm, en un diésel, y 2.200 en un gasolina-. En bajada, no tarde más de dos segundos o seis metros -a poco que sea pronunciada, puede arrancar directamente en segunda-; en una cuesta, tendrá que apurar más -hasta unas 2.200 rpm, en un diésel, y 2.800 en un gasolina-.
Al iniciar la marcha, acelere con suavidad
Para ganar velocidad, no pise el acelerador más de un 20-25% de su recorrido y hágalo siempre de forma suave y progresiva. Además, cuando cambie de marcha a otra superior realícelo de forma rápida: si tarda mucho, el motor caerá mucho de vueltas cuando pise el embrague y, al soltar el pedal, el motor tendrá que revolucionarse de golpe y le volverá a frenar.
Para cambiar de marcha, mire el cuentarrevoluciones
El momento idóneo para cambiar de marcha depende de cuatro factores: 1.- Del tipo de motor -normalmente, en un diésel se cambia entre 500 y 1.000 rpm antes que en un gasolina-; 2.- De la respuesta de dicho propulsor a bajo régimen -por ejemplo, a 1.500 rpm, algunos motores tienen una respuesta 'digna' y otros no-; 3.- De la marcha que deseamos engranar -el motor tiene que esforzarse más para acelerar en quinta, por ejemplo, que en segunda-; 4.- De si estamos subiendo, bajando o llaneando.
Con todo lo anterior, se puede decir que, en un diésel, en primera, segunda y tercera velocidad, lo ideal es cambiar entre 1.700 y 2.000 rpm; a partir de cuarta, conviene subir ese régimen y situarlo entre 2.000 y 2.300 rpm. En un gasolina, para las tres primeras marchas el régimen ideal se sitúa entre 2.200 y 2.500 rpm; en el resto, entre 2.500 y 2.800 rpm.
A velocidad constante, utilice marchas largas
Una vez concluida la fase de aceleración, lo más recomendable es mantener una velocidad constante empleando una marcha lo más larga posible -quinta a partir de 80 km/h, por ejemplo-. Pero, ojo, es importante que le permita contar con un mínimo de respuesta en caso de tener que acelerar ante algún imprevisto -como cambiar de carril para facilitar una incorporación de otro vehículo- y que, con sólo reducir una marcha, pueda ganar velocidad al instante.
Así, en un diésel lo ideal es moverse entre las 1.400 y las 2.000 rpm; en un gasolina, entre las 2.000 y 2.500 rpm. En ambos casos, para mantener la velocidad no debería emplear más del 10% del recorrido del pedal del acelerador.
En las subidas, reduzca una marcha
Así, aumentará el régimen de utilización del motor en unas 300 rpm -es decir, circulará entre 1.700 y 2.300 rpm en los diésel y entre 2.300 y 2.800 rpm en los gasolina-. De lo contrario, tendrá que pisar más el acelerador -un 20%- y el consumo será el mismo... pero con dos diferencias: el coche subirá 'con menos alegría' y estará haciendo sufrir inútilmente al motor, pudiendo provocar averías que le costarán hasta 1.500 euros.
En las bajadas, acelere poco
Aproveche la propia inercia del vehículo para que éste se desplace y utilice siempre la marcha más larga posible, siempre que haya poco tráfico, sin superar la velocidad legal... y cuando no haya curvas pronunciadas. De esa forma, serán las ruedas las que mantengan en marcha al propio motor, y el consumo será prácticamente nulo -gasta mucho menos que en punto muerto, circunstancia en la que el motor tiene que esforzarse aunque sea sólo para mantenerse en funcionamiento-. Además, cuando la pendiente no sea muy pronunciada, bastará con acelerar sólo un 5% para mantener la velocidad deseada".
Utilice el control de velocidad en autopista
Este elemento mantiene de forma automática una velocidad, previamente determinada por el conductor, a través de unos mandos situados normalmente en la zona del volante. Es el método más eficaz para asegurarse de que el motor sólo va a emplear la cantidad de combustible justa y necesaria para mantener la velocidad deseada. Se consigue unareducción de consumo del 5% respecto a intentar continuar a esa misma velocidad de forma manual.
En los atascos, no utilice sólo la primera marcha
Si lo hace, superará las revoluciones que le hemos indicado: si es necesario, inserte la segunda. Tampoco acelere con fuerza en primera para después, en punto muerto, dejar que la propia inercia del vehículo le permita avanzar hasta que te vuelvas a parar.
Con tráfico denso, deje más distancia de seguridad
Si por delante de circulan otros vehículos, intente dejar cierto margen con el que le precede -bastará con algo más de los 50 metros de distancia de seguridad obligatorios-: así podrá anticiparse para controlar mejor si frenan o aceleran y, así, poder adecuar la velocidad con mayor suavidad, evitando los frenazos y acelerones que se producen en estas circunstancias y que aumentan el consumo en un 20%.
En los semáforos, punto muerto
Jamás 'sujete' el coche en primera y con el embrague a medio pisar mientras esperas a que se ponga en verde. El consumo se dispara en ese momento un 25%, dañarás el embrague... y conseguirá lo mismo que esperando en punto muerto y con el freno pisado.
En las paradas largas, detenga el motor
Si tiene que detenerse durante varios minutos, sí es aconsejable 'apagar' el motor para evitar que consuma carburante. Sin embargo, pararlo en un semáforo no tiene sentido: no funcionará el aire acondicionado, la batería tendrá que accionar todos los sistemas eléctricos del coche... y, en el momento del arranque, el motor consumirá tanto como si hubiese estado un minuto al ralentí.
Al detenerse por completo, frene sin reducir de marcha y pise el embrague por debajo de 1.200 rpm
De esta forma -como en las bajadas-, conseguirá que la propia inercia del vehículo mueva a las ruedas que, a su vez, accionarán el motor sin que éste tenga que gastar combustible para funcionar durante unos cuantos metros. En carretera -por ejemplo, al llegar a un peaje o una retención-, ayúdese del cambio hasta reducir a tercera; a partir de ahí, siga frenando sin bajar de marcha ni pisar el embrague hasta las 1.200 rpm.
¿Cómo puede calcular el consumo real de su coche?
El consumo real de su coche va a depender siempre de cómo sea el trayecto, de la carga y número de pasajeros que transportes. Lo ideal es que diseñe una ruta que considere representativa para su tipo de conducción: por ejemplo, el trayecto que hace de casa al trabajo. Tenga en cuenta que los datos de consumo del ordenador de a bordo suelen indicar, de media, un 5-6% menos de lo que gasta el vehículo en realidad -es decir, si figura una media de 10 litros, el consumo real será de unos 10,5-.
1.- Llene el depósito de carburante por completo. Para ello, una vez que 'salte' la pistola del surtidor, continúe rellenando con cuidado hasta que vea rebosar el carburante en la toma del depósito.
2.- Comience a circular con total normalidad -no olvide poner el cuentakilómetros parcial a cero antes de empezar a moverse-.
3.- Cuanto mayor sea el kilometraje que realice, más precisa será la mediación que obtenga; lo ideal es recorrer, al menos, 200 kilómetros.
4.- Una vez concluido el trayecto, vuelva a llenar el depósito como en el punto 1 -si es posible, en la misma gasolinera y surtidor, para reducir el margen de error-.
5.- Ahora, ya sabrá los litros que ha necesitado para rellenar de nuevo el depósito, que equivalen a los que has gastado en todo el trayecto. Basta con que haga una regla de tres para saber el dato real cada 100 km. Aquí tiene un ejemplo:
Kilómetros recorridos: 276 km
Litros consumidos: 18,56 litros
(Litros consumidos x 100) / km recorridos = Consumo medio
Por tanto: (18,56 x 100) / 276 = 6,72 l/100 km

jueves, 12 de septiembre de 2013

LAS BICICLETAS NO SON SÓLO PARA EL VERANO. FOTOS.-

El paisaje urbano de muchas ciudades europeas, como Ámsterdam o Copenhague sería inconcebible sin bicicletas en sus calles, de hecho, más del 50% de los desplazamientos diarios en estos núcleos urbanos se realizan a pedales. Muy lejos de esas cifras, se trata de una tendencia que poco a poco se va implantando en nuestro país y va adquiriendo más protagonismo, tanto que en los últimos años se ha triplicado el uso de la bicicleta. En total, más del 7% de la población, alrededor de unos 3 millones de personas, pedalean a diario en las ciudades españolas, una cifra que asciende a 1 de cada 4 españoles en términos semanales.
A la luz de estos datos, es evidente que la movilidad inteligente vive una incipiente revolución favorecida por el contexto social del país y por la forma de vida de los propios ciudadanos. La crisis económica, la búsqueda de hábitos saludables y el compromiso con el medio ambiente son el germen del nuevo sistema de transporte sostenible.
A medida que aumenta el precio de la gasolina, el coste de los parquímetros y del transporte público es más patente el ahorro económico que significa utilizar la bici como medio de transporte privado de puerta a puerta. En efecto, invertir en una bicicleta es invertir en calidad de vida. Dar pedales también supone un ahorro económico frente a los vehículos de motor, ya que el coste y el mantenimiento de una bicicleta es muchísimo menor. A esta ventaja hay que sumarle el ahorro de tiempo en los trayectos interurbanos, ya que en distancias no superiores a 6 km se impone como medio más rápido, evitando una media de 30 minutos en atascos y más de 10 minutos en la búsqueda de aparcamiento. Un tiempo valioso, sin duda, para cultivar hábitos saludables en un país donde más de la mitad de la población tiene sobrepeso.
Por tanto, montar en bicicleta es también sinónimo de salud. Acostumbrados a una forma de vida donde impera el sedentarismo, el desarrollo de la actividad ciclista aporta endorfinas y sensación de bienestar, lo que repercute en una mente más ágil y en una mejor ejecución en el rendimiento académico y laboral.
Todos estos beneficios individuales del ciclista urbano tienen traslación directa en el conjunto de la población. La capital de España y otras ciudades como Barcelona superan los límites legales de contaminación y muchos núcleos urbanos alcanzan niveles poco saludables de dióxido de nitrógeno, cuya principal causa es el tráfico local, y que nos pueden costar una multa millonaria de la Comisión Europea. El uso diario de la bicicleta reduciría las emisiones de este gas que genera "ozono malo" y del nocivo CO2 a la atmósfera en más de un cuarto del total y generaría un aire más limpio, con consecuencias positivas para el entorno y para las cada vez más frecuentes afecciones respiratorias y alérgicas que ocasiona la polución de las ciudades.
Ante un problema que nos afecta a todos, algunos de los ayuntamientos más importantes de España han decidido impulsar políticas que incentiven la actividad ciclista. A pesar del entorno económico desfavorable, medidas como el sistema de alquiler de bicicletas, o la dotación de infraestructuras urbanas, como los carriles-bici y los circuitos, deben ser una apuesta creciente y prioritaria para las administraciones, ya que a la larga suponen un ahorro para la ciudad y para el propio contribuyente. Pero para que la bici se convierta en un medio de transporte eficaz y seguro, necesitamos también que se produzca un cambio cultural real en la población. Todavía hay un largo camino por recorrer. Las cifras cantan y aún estamos lejos de Ámsterdam y Copenhague, pero el paisaje urbano europeo debe ser icono, vanguardia y referencia de la revolución del transporte sostenible.
Con referencia a Teruel, ahora empezamos a ver por nuestras calles a los primeros ciclistas. Pero aún seguimos viéndolos como una “rara avis”, puesto que son minoría y carecemos de infraestructuras mínimas para un crecimiento exponencial de este medio de trasporte. Es necesario que se construyan los carriles Bici para evitar el tráfico por las calzadas y, sobre todo, por las aceras. Aun habrá otros problemas que solventar, aunque de maneraque
 Las bicicletas deben ser un elemento más del escenario cotidiano de nuestro país, y para ello es necesario que se produzca un cambio de mentalidad en cada uno nosotros y en nosotros como un todo... un impulso definitivo, en el que ciudades y ciudadanos adquieran conciencia de que las bicicletas no son sólo para el verano.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Siete claves para encarar con optimismo la vuelta al trabajo. Fotos.-


Septiembre es el mes elegido por muchos trabajadores para volver al trabajo tras sus vacaciones. Toca recuperar rutinas, un proceso que en muchas ocasiones se hace complicado. Las dificultades no afectan a todos por igual, ya que a las mujeres, las personas de más edad o los que tienen responsabilidades familiares les cuesta más.
Por ello, TE OFRECEMOS una serie de claves para hacer más agradable y llevadera la "vuelta al cole", con optimismo y aprovechando la energía acumulada durante las vacaciones.
1. Sin lamentaciones
Durante los primeros días tras las vacaciones es normal la negatividad y la melancolía. Es necesario realizar un ejercicio de refuerzo, premiándose a uno mismo todo lo que se haga bien. Está comprobado que el autorrefuerzo ayuda a incrementar el autoestima y tener un concepto positivo de uno mismo.
2. Socialización
Es muy importante hablar con los compañeros y escucharles. La socialización es la base de una buena vuelta al trabajo. Comentar las vacaciones o comprobar que todos siguen bien, ayuda. Asimismo, es bueno incorporar algo que motive en el puesto de trabajo, como una nueva agenda o un bolígrafo.
3. Organización
La organización es una de las máximas de siempre, pero especialmente importante en un momento en el que todo puede parecer nuevo, y con el trabajo que se habrá acumulado. Es vital realizar un plan semanal, y mentalizarse de que es imposible abarcarlo todo antes de tiempo.
4. Priorizar
En el mismo sentido, es básico aprender a dar prioridad. Es algo que parece de pura lógica, pero que en muchas ocasiones no se pone en práctica. Es un aspecto básico para sobrellevar de modo óptimo la rutina.
5. Sin precipitarse
Por otro lado, hay que tener en cuenta que, aunque es bueno encarar cuanto antes todas las actividades laborales, se necesita un tiempo de entrenamiento. Así, se evitará tomar decisiones precipitadas, que podrían causar problemas posteriores.
6. Descanso
Una vez envueltos en la vorágine laboral, muchas veces se olvida dedicarse tiempo a uno mismo. Por ello, es muy conveniente llevar a cabo actividades placenteras, similares a las que se hacían en verano: salir a cenar, noches exclusivas con la pareja, etc.
7. El ocio sigue
Muchas veces se tiene la creencia de que con el fin del periodo estival no se pueden seguir llevando a cabo actividades de ocio. Y no es verdad. Todo lo contrario, de hecho: hay que seguir disfrutando del tiempo libre.

    martes, 3 de septiembre de 2013

    FOTOS DE LA FIESTA DE LAS VÍRGENES DE SUAZILANDIA.-


    Suazilandia, en suazi: Umbuso weSwatini; es un pequeño estado soberano sin salida al mar, situado en África Austral o del Sur, en las estribaciones orientales de los Montes Drakensberg, entre Sudáfrica y Mozambique, cuya forma de gobierno es la monarquía absolutista. Su territorio está organizado en cuatro distritos. Su capitalidad está formada por dos ciudades: Mbabane, sede administrativa y Lobamba, sede del poder real y legislativo. La ciudad más poblada es Manzini, que posee 100.000 habitantes.Recibe su nombre de la tribu suazi, una etnia bantú.

    Miles de niñas y adolescentes han danzado para su rey tras siete días de gran fiesta. Lo han hecho como manda una de las tradiciones más viejas y controvertidas del sur de África: semidesnudas, en casa de la reina madre, el viejo palacio que posee la familia real en Suazilandia. Uno de tantos.
    El Reed Dance o Umhlanga es una tradición zulú y suazi que se practica en Sudáfrica y Suazilandia y en la que miles de jóvenes danzan con el pecho destapado (algunas llevan camisetas) delante de su monarca. También se le conoce como baile de las vírgenes o baile de las cañas, que es el objeto que las adolescentes deben llevar hasta el palacio para entregar como ofrenda.

    Los hombres también responden a las jóvenes con bailes y ofrendas en los que participa hasta el propio rey de Suazilandia, Mswati III, que al final del domingo bajó con el resto de cortesanos a bailar entre las miles de jóvenes. En este sentido, la fiesta es global, ya que hasta las propias hijas del monarca participan en las mismas condiciones que el resto (sólo llevan plumas rojas en la cabeza como señal de distinción).
    Tradicionalmente este baile servía para que el rey eligiera esposa entre las participantes que enseñan el cuerpo. Tiene también otros significados: el de encuentro de las mujeres de todo el reino y el de una forma de afianzar su papel social y fortalecer el trabajo en equipo.

    En la controvertida fiesta deben participar sólo niñas y jóvenes que sean vírgenes, lo que ha generado todo tipo de críticas internacionales por el papel en el que deja a la mujer y por la exhibición que hacen las adolescentes de sus cuerpos. Congrega a miles de personas en torno a un estadio que en el caso de Suazilandia se utiliza sólo para este evento. Ellas bailan y cantan mientras el resto las mira pasar. Una fiesta difícil de entender y de juzgar desde un prisma puramente occidental.

    LA LEYENDA DE LA TORRE DE DOÑA BLANCA. ALBARRACÍN.-


    En el extremo sur del peñón en que se asienta la Ciudad de Albarracín, junto a la antigua iglesia de Santa María, se alza un grueso y cuadrado torreón. El pueblo le llama "La Torre de Doña Blanca". Ésta torre fue, sin duda, una pequeña fortaleza destinada a vigilar, primeramente, a la mozarabia de la ciudad, situada junto a la sobredicha iglesia, como luego vigiló los movimientos de la judería, que ocupaba el "Campo de San Juan".

    En torno a la torre, el peñón se estrecha, y a sus pies, en profundo cauce, discurre el río Guadalaviar, aprisionado por las rocas y por los vallados de pequeños huertecillos. Al otro lado del río, la ingente masa rocosa vuelve a alzarse para dominar desde elevadas cumbres la ciudad, el río y los huertecillos.

    Pero la torre de Doña Blanca, guarda entre sus muros, al decir de las gentes, el misterio evocador de la figura triste de una joven infanta aragonesa. Porque Doña Blanca era hermana menor de un príncipe heredero del trono de Aragón. Era una joven ingenua, casta y sencilla, por cuyas prendas no sólo sus padres, los monarcas, sino también toda la nobleza de estos reinos, la idolatraban. Pero la esposa del futuro rey, por la más vergonzosa envidia, la odiaba tenaz y sañudamente.

    Y así ocurrió que, al morir el rey, los nobles aclamaron al príncipe heredero, y aquella mujer, que tanto odiaba a Doña Blanca, quedó constituida reina de Aragón. La joven infanta se acogió al lado de su madre, la reina viuda, pero fueron los mismos nobles quienes la aconsejaron que huyera de estos reinos para salvar su vida, refugiándose en la corte de sus deudos los reyes de Castilla.

    Y sucedió que un día, de paso para Castilla, llegó a Albarracín, acompañada de algunas dueñas y de pocos caballeros, la desgraciada infanta aragonesa. La acogida que a Doña Blanca le dispensó Albarracín fue muy cordial, por cuanto que hasta aquí había llegado la fama de sus virtudes y la noticia de los odios de la reina. La ciudad entera presenció el paso de la vistosa comitiva con sus jinetes y sus escuderos por las calles tortuosas hasta llegar a los palacios de Azagra, Señor de Albarracín, donde se hospedó la joven infortunada. Consigo traía, en cofres forrados de cuero y guarnecidos de hierro, todos sus tesoros de joyas valiosas y preciadas telas. No era bien dejar todo esto en Aragón.

    Pasó un día y otro día, y las gentes esperaban con impaciencia poder contemplar de nuevo el rostro de Doña Blanca y ver su lucida comitiva, al menos, cuando dejara la corte de los Azagra para continuar su viaje hacia Castilla. Mas el tiempo pasó... y las dueñas y los caballeros que habían acompañado a la infanta aragonesa emprendieron un día su regreso hacia tierras de Aragón; pero a Doña Blanca... ya nadie la vio jamás.

    El pueblo, lleno de sorpresa y admiración, empezó a pensar que la joven había muerto llena de tristeza por su doloroso destierro, y que había sido sepultada secretamente en el famoso torreón que había de llevar su nombre en adelante. Mas nadie supo jamás lo sucedido, porque las gentes de la casa de Azagra y los nobles de la ciudad guardaron el secreto cuidadosamente.

    Desde entonces, en todo plenilunio estival, cuando los próximos peñascos recogen el eco de la campana que suena la hora de la media noche, las gentes de Albarracín cuentan que se puede ver salir de la Torre de Doña Blanca una sombra clara, como de rayo de luna, a la manera de la figura de una mujer de blancas y holgada vestiduras que va descendiendo lentamente por los escarpes de la roca, como si fueran los peldaños de un palacio encantado, hasta llegar a los huertecillos y luego al río, en cuyos cristales se baña, y desaparece para no ser vista hasta otra noche de plenilunio. Es "La Sombra de Doña Blanca".

    viernes, 16 de agosto de 2013

    USAR BIEN LAS TARJETAS DE, CRÉDITO.-


    Utilizar la tarjeta de crédito en época estival no tiene porqué ser sinónimo de gastar más. Bien es sabido que las compras y pagos a través de este medio se intensifican durante el periodo vacacional, por lo que conviene tener en cuenta algunas claves esenciales que le permitirán ahorrar mediante su correcto uso.

    La comodidad de no llevar dinero en metálico encima y su facilidad de uso convierten a las tarjetas de crédito en unas de las principales aliadas del verano. De hecho, si contara el número de veces que hará uso de ellas a lo largo de este mes se sorprendería. Aunque lo haría aún más si conociera las distintas fórmulas que existen para sacar partido y hasta ahorrar con la utilización de sus tarjetas de crédito durante la época estival.

    Ahorre planificando sus vacaciones
    Obtener descuentos por pagar con tarjeta a la hora de alquilar el hotel de sus sueños o disfrutar de una apetecible cena en la ciudad elegida para pasar unos días de descanso es posible. Cada vez son más los bancos que aprovechan las sinergias con cadenas hoteleras, tiendas de moda y complementos o restaurantes, para trasladar a sus clientes la posibilidad de ahorrar algo de dinero en caso de que realicen las compras con tarjeta. Un ejemplo es Citi, que ofrece un programa de beneficios y descuentos para sus clientes de tarjetas de crédito y débito que consta de más de 4.000 acuerdos en más de 7.000 establecimientos repartidos por toda España a consultar en su página web. "Un cliente que gaste unos 1.000 euros al mes en hostelería (restaurantes, hoteles...) y haga uso de tales descuentos puede ahorrar entre 40 y 50 euros al mes", explican desde Citi. Da igual la tarjeta de crédito contratada (Tarjeta Citi Oro o la Tarjeta Visa Cepsa, que ofrece un 5 por ciento de descuento en gasolineras Cepsa. Ninguna precisa abrir una cuenta en el banco y además ofrecen tres seguros gratuitos), sus clientes podrán disfrutarlos sin necesidad de alta previa, solo identificándose como clientes de la entidad.


    Si no piensa salir de su ciudad, pero es de los que paga sus compras del día a día con tarjeta... La de Santander (Tarjeta 1 2 3) reembolsa el 1 por ciento a sus clientes en las compras realizadas en hipermercados y supermercados de cualquier cadena, el 2 por ciento en todos los grandes almacenes y el 3 por ciento en las gasolineras de todas las marcas (el descuento se eleva hasta el 7 por ciento hasta el próximo 31 de octubre). La única condición para recibir tales bonificaciones es que el gasto con esta tarjeta en comercios sin descuentos sea igual o mayor que el realizado en comercios con descuento.

    Sin comisión por cambio de divisa
    ¿Quién no se ha planteado alguna vez cuál es la mejor forma de efectuar sus pagos cuando viaja al extranjero? El debate más habitual se produce entre realizar las compras en efectivo o con tarjeta de crédito. Aunque por norma general el tipo de cambio que se aplica a una tarjeta de crédito suele ser más beneficioso que el aplicado al cambio de dinero en efectivo en bancos, hoteles, aeropuertos o casas de cambio; ambas modalidades suelen llevar asociadas una comisión. Salvo excepciones. Por ejemplo, las tarjetas de Citibank carecen de comisión por cambio de divisa para las compras realizadas en moneda extranjera fuera del territorio de la Unión Europea mientras que el resto del sector establece una comisión que oscila entre el 2 por ciento y el 3 por ciento.

    Otro ejemplo es la tarjeta de débito que Evo (la nueva marca de banca comercial perteneciente a Nova Galicia Banco) asocia a su denominada Cuenta Inteligente, que además de no tener comisión por cambio de divisa tampoco presenta ninguna en el caso de querer sacar dinero en efectivo en cualquier cajero del mundo. La cuenta, además, también tiene asociada una tarjeta de crédito que devuelve el 1 por ciento de las compras con independencia de que el pago se realice al contado o aplazado.


    Aproveche la financiación espontánea
    Otra vía indirecta de ahorro a través de la tarjeta de crédito consiste en diferir los pagos a primeros de cada mes siempre que la entidad no cobre intereses por ello. En el caso de Citi, desde que el cliente recibe el extracto tiene diez días para comunicar a la entidad la forma de pago que quiere dejar establecida o la cantidad que quiere pagar ese mes antes de que le llegue el recibo. "Si en ese periodo el cliente decide aplazar la totalidad del pago hasta el principio del mes siguiente, sin intereses adicionales, podrá disfrutar de hasta 40 días de financiación gratuita", explican desde Citi.

    Protegidas contra el fraude
    Otro de los aspectos que más preocupa en verano respecto a la tarjeta de crédito es su extravío, su robo o, simplemente, que se produzca un fraude. Con la nueva regulación propuesta por Bruselas, el consumidor solo asumirá 50 euros de lo estafado (tanto en España como en el resto del mundo) frente a los 150 euros anteriores que se veía obligado a pagar; mientras que el banco asumirá el importe restante.

    sábado, 3 de agosto de 2013

    Todos los trucos que le pueden salvar la vida al volante de su coche en carretera. Fotos.-


    Este verano, los mayores enemigos de su coche serán el calor y las lluvias torrenciales. ¿Se la va a jugar por no saber qué hacer si, por ejemplo, mientras viaja con la familia, de pronto, 'rompe a llover', activa el limpiaparabrisas y no funciona... ¿Sabría qué hacer si ve salir humo por debajo del capó porque el motor se ha sobrecalentado? Siguiendo los consejos que le proponemos, podrá evitar una situación de riesgo en la carretera y revisar su coche en 10 minutos
    Cada año, se registran 4,7 millones de asistencias mecánicas en España y cerca del 40% se concentran en los tres meses de verano. Esto tiene que ver, principalmente, con tres motivos: el primero es que las altas temperaturas afectan de forma especial a la mecánica; el segundo se debe a que, en el periodo estival, es cuando más desplazamientos se producen; y el tercero es que muchos de estos desplazamientos se realizan con vehículos que, a lo largo del resto del año, circulan poco, por lo que precisan de una revisión para ponerlos a punto antes de realizar un gran viaje.
    Por todo ello, si hay un momento del año en el que los expertos recomiendan revisar el coche a conciencia es en verano, llevándolo al taller con antelación para que, en caso de que se detecte cualquier anomalía, se pueda arreglar o subsanar a tiempo.
    AVERÍA: sale humo por debajo del capó
    Qué ocurre: la temperatura del motor supera los 90ºC -su temperatura normal de funcionamiento- debido a un problema en el sistema de refrigeración y se sobrecalienta. Si ocurre, verá que la aguja de la temperatura sube más de lo normal y que se enciende un testigo de avería en el cuadro de mandos. Es probable que vea salir mucho vapor del vano motor. ¿Podrá continuar? No; de lo contrario, quemará el motor.
    Coste: desde 60 euros hasta más de 3.000 euros.

    Trucos para evitarlo
    1.- Revise el nivel de líquido refrigerante una vez al mes -y con el motor frío-. Debe estar siempre entre el máximo y el mínimo. Si observa que el nivel ha descendido o que el anticongelante presenta restos de aceite -debe ser rosa, verde o amarillo-, es que existe alguna anomalía: acuda a revisar el sistema a un taller -desde 30 euros-.
    2.- Vigile el reloj de temperatura del cuadro de mandos -debe marcar 90ºC o 'Norm'-. Si observa que el motor tarda demasiado en alcanzar su temperatura normal de funcionamiento o que, en ocasiones, la supera -especialmente en ciudad o cuando está detenido-, es que algo no va bien: acuda a un taller cuando antes. Es probable que exista algún problema con el electroventilador -repararlo cuesta unos 100 euros-.
    3.- Sustituya el líquido refrigerante en un taller cada cuatro años -60 euros de media-; este líquido tiende a descomponerse por el paso del tiempo y los cambios de temperatura. Esto puede corroer el sistema de refrigeración, algo que provocará fugas de refrigerante.
    AVERÍA: el coche se queda sin batería
    Qué ocurre: vas a arrancar el vehículo pero no responde ningún sistema eléctrico ni se enciende ninguna luz del cuadro. También puede ocurrir que luzcan pero que, al girar la llave de contacto, note que al motor de arranque le cuesta funcionar y que las luces pierden intensidad.
    ¿Podrá continuar? Si logra poner en marcha el coche, sí. De lo contrario, llame al servicio de asistencia de su seguro -se lo cubrirá gratis, aunque lo tenga a terceros- y, cuando se lo arranquen, acuda a un taller para cambiarla.
    Coste: desde 90 euros.
    Trucos para evitarlo
    4.- Revise la batería en un taller si se vasde vacaciones con é. Es probable que no le cobren nada por comprobar su carga con un polímetro y le avisarán de su estado real.
    5.- Si apenas utiliza el coche, intente arrancarlo, al menos, una vez cada dos semanas, y dé una vuelta con él durante unos 15 minutos para que el alternador la pueda recargar.
    6.- Independientemente del tiempo que tenga la batería, cerciórese siempre de que no le deja ninguna luz conectada, ni la radio. Si ocurre, descargarán la batería por completo en unas horas.
    AVERÍA: reventón de un neumático
    Qué ocurre: va por la carretera y, de repente, un neumático revienta. Lo normal es que el vehículo tienda a desplazarse hacia el lado donde está la rueda reventada. Sujete el volante con firmeza, mantenga la dirección recta y frene con suavidad hasta que detenga el vehículo.
    ¿Podrá continuar? Sí, siempre y cuando sustituya la rueda.
    Coste: desde 60 euros.

    Trucos para evitarlo
    7.- Revise las presiones de las ruedas dos veces al mes; la mayoría de los reventones se producen por viajar con las presiones demasiado bajas.
    8- Compruebe el estado de los neumáticos: no deben presentar cortes ni daños de ningún tipo.
    9- Evite golpear bordillos e intente pasar por los baches con suavidad. Si circula por caminos, hágalo a baja velocidad y evite rozar ramas, piedras, etcétera.
    AVERÍA: el coche se queda sin frenos
    Qué ocurre: pisa el pedal del freno y nota que: 1) El pedal se hunde hasta el fondo pero el coche no frena. 2) Los frenos emiten un chirrido muy desagradable, nota vibraciones en el pedal y el coche frena poco. 3) El pedal se ha vuelto esponjoso, tiene mucho recorrido y el coche frena poco. 4) El tacto del pedal actúa con normalidad, pero el coche frena poco.
    ¿Podrá continuar? En los dos primeros casos, no. En los otros dos, sí.
    Coste : desde 60 euros.
    Trucos para evitarlo
    10.- Caso 1: una fuga ha provocado que se quede sin líquido de frenos -le costará desde 120 euros-. Es muy raro que ocurra de golpe, pues siempre queda algo de líquido en el circuito. Revise el nivel de líquido de frenos, una vez cada dos meses.
    11.- Caso 2: se ha quedado sin pastillas de freno -desde 180 euros-. Para evitarlo, pida que observen la vida útil que les queda en cada revisión -su vida media supera los 60.000 km- y cámbielas si es necesario.
    12.- Caso 3: el líquido de frenos se ha calentado en exceso -puede ocurrir si se baja un puerto abusando de los frenos-. Para evitarlo, sustituya el líquido de frenos cada dos años -desde 60 euros- y, en bajadas prolongadas, ayúdese del freno motor para evitar que los frenos se sobrecalienten, algo que afecta directamente al líquido.
    13.- Caso 4: ha abusado de los frenos en una bajada y los discos y las pastillas han alcanzado tal temperatura que no frenan. Cuando se refrigeren, volverán a funcionar con normalidad. Como en el caso anterior, ayúdese del freno motor en las bajadas pronunciadas y no apure las frenadas.
    AVERÍA: se rompe el turbo
    Qué ocurre: nota una pérdida brusca de rendimiento, ve salir mucho humo blanco/azulado por el escape y, en ocasiones, escucha un extraño silbido en el motor -aunque sigue funcionando-.
    ¿Podrá continuar? No.
    Coste: desde 750 euros.
    Trucos para evitarlo
    14.- Vigile el nivel de aceite, que debe estar siempre entre el máximo y el mínimo de la varilla.
    15.- Sea riguroso con los intervalos de mantenimiento y empleesiempre el tipo de aceite motor que le indique su marca.
    16.- Evite dar acelerones con el motor frío; el turbo gira muy deprisa -supera las 150.000 rpm con facilidad-, por lo que precisa de una buena lubricación que sólo se consigue cuando el motor va alcanzando su temperatura normal de funcionamiento.
    17.- Nunca detenga el motor si lleva un rato circulando a alta velocidad o ha subido, por ejemplo, un puerto de montaña. El turbo estará muy caliente, tanto que el aceite que quede depositado en sus turbinas se carbonizará y lo dañará. Si lo dejamos un minuto a ralentí, el propio aceite irá circulando por el turbo y lo refrigerará hasta que ya no corra peligro.
    AVERÍA: falla el motor
    Qué ocurre: nota que el motor da tirones o que, al ralentí, el número de revoluciones varía constantemente. Suele deberse a un fallo en el sistema de inyección o, en los motores de gasolina, en el de encendido.
    ¿Podrás continuar? Sí mientras que no se encienda el testigo rojo de avería del motor -que podría iluminarse el amarillo-. Acuda cuanto antes al taller.
    Coste: desde 100 euros.
    Trucos para evitarlo
    18.- Nunca apure el depósito de combustible por debajo de un cuarto de su capacidad. Esto podría provocar que las impurezas que se hayan acumulado puedan pasar al circuito de alimentación causando una avería. Un inyector de un motor gasolina ronda los 150 euros; el de un diésel, desde 450. Una bomba de inyección de un propulsor de gasolina cuesta desde 400 euros; la de un diésel, desde 1.200 euros.
    19.- Jamás reposte si ve un camión cisterna recargando los tanques de la gasolinera; hay más riesgo de que entre suciedad y, sobre todo, humedad en el circuito de alimentación, dañando el sistema de inyección. La humedad es especialmente dañina en el caso de los sistemas de inyección diésel.
    20.- Sustituya el filtro de carburante en cada revisión, sobre todo si su vehículo tiene un motor diésel. Su coste es bajo -30 euros de media- y puede evitar problemas muy graves.

    Mucho cuidado con las tormentas de verano

    - Reduzca la velocidad y sea especialmente suave con la dirección y los frenos; al mezclarse el agua con el polvo que hay en la carretera, se forma una fina película de barro muy resbaladiza y peligrosa.
    - Si sus escobillas tienen más de dos años cámbielas -30 euros de media-: sus labios estarán en mal estado y, con las altas temperaturas, se deteriorarán aún más, impidiéndole ver correctamente.
    - Revise el nivel del líquido limpiaparabrisas y, si no está lleno, rellénelo con agua y un poco de líquido limpiacristales. Si llueve poco, le permitirá limpiar el barro que le salpiquen otros vehículos a la luna delantera.
    - Para evitar que se empañen los cristales, dirija las salidas de aireación hacia el parabrisas y asegúrese de que la recirculación de gases está desconectada. Si, aún así, se empañan los cristales, conecte el aire acondicionado.
    - Asegúrese de que sus neumáticos tienen un dibujo de, al menos, 1,6 mm de profundidad. De lo contrario, no podrán evacuar correctamente el agua de la carretera y podría sufrir un accidente. Además, la sanción por llevar los neumáticos desgastados es desde 200 euros.
    - Revise los amortiguadores, al menos, cada 30.000 km. En mal estado, las distancias de frenado pueden aumentar hasta un 40% en mojado y también es mucho más sencillo perder el control del vehículo. Cuatro amortiguadores rondan los 500 euros.

    Hágalo usted mismo: revise su coche en diez minutos

    Unos diez minutos. En ese tiempo, puede comprobar fácilmente si su coche está en buen estado para afrontar un viaje. Ante cualquier anomalía, acuda a un taller.
    Neumáticos (cuatro minutos)
    Duran, de media, 40.000 km, pero si están desgastados pierden hasta un 85% de su agarre en mojado y aumenta en un 70% las posibilidades de sufrir aquaplaning -es decir, que la rueda no sea capaz de evacuar el agua que hay sobre el asfalto y el coche empiece a flotar sobre ella, pudiendo perder el control del vehículo-. Por otra parte, unas presiones demasiado bajas aumentan el riesgo de reventón, y empeoran la estabilidad del vehículo hasta un 60% e incrementan el consumo de carburante hasta un 20%.
    ¿Cómo lo puede revisar? Las acanaladuras de los neumáticos llevan unos topes de goma que indican cuándo una rueda ha alcanzado su desgaste máximo, que es de 1,6 mm. Si observa que la profundidad de los surcos de la huella coincide con esos topes, acuda al taller para sustituirlos -por su seguridad y porque la multa mínima es de 200 euros-.
    Por otro lado, revise las presiones de las ruedas una par de veces al mes, y lleve siempre las indicadas por el fabricante -tenga en cuenta que todos los coches tienen unas presiones para circular con poca carga y otras para carga máxima; por ejemplo, un Renault Mégane lleva entre 2,0 y 2,5 bares-. Si están desgastados, acuda al taller para sustituirlos.
    Bombillas y lámparas (dos minutos)
    Si están fundidas o en mal estado, veremos peor... Y no nos verán correctamente. Aunque deben durar toda la vida del coche, van perdiendo intensidad con el paso del tiempo a partir del segundo año -sobre todo, las lámparas halógenas-.
    ¿Cómo lo puedes revisar? Coloque el coche frente a la pared de un garaje y accione todas las luces; irá viendo cómo alumbran y si tienen poca intensidad; después, haga lo mismo colocando el coche 'de culo' contra la pared. Repita esta operación, al menos, cada seis meses. Si tiene que sustituir alguna consulte el manual de su coche; ahí se explica cómo cambiar cada bombilla -si son de xenón, tendrá que acudir al taller-.
    Escobillas limpiaparabrisas (20 segundos)
    Si están en mal estado, no limpiarán bien el parabrisas y no veremos correctamente si llueve o algo ensucia el cristal.
    ¿Cómo lo puede revisar? Moje la luna con agua y observa cómo barren las escobillas; sustitúyalas cuando veas que no lo hacen de forma eficaz. Como consejo, si su parabrisas se ha cubierto de barro o polvo y no está circulando, puede alargar su vida -pierden eficacia por el uso y por las temperaturas extremas que soportan; rara vez rinden al 100% más de un año- limpiándolo a mano en vez de con los limpias. Si tiene que sustituirlas, acuda a una tienda de accesorios e indíqueles cuál es exactamente tu coche y el año de fabricación; ellos le darán las escobillas correspondientes y en la misma caja se explica de forma detallada cómo sustituirlas.
    Nivel de aceite (un minuto)
    Es el encargado de lubricar el motor. En caso de que su nivel disminuya o de que esté en mal estado, puede provocar una avería grave en el motor que, incluso, obligue a cambiarlo por uno nuevo -desde 2.000 euros-. El aceite se sustituye cuando lo indica el fabricante -de media, cada 20.000 km-.
    ¿Cómo lo puede revisar? A través de la varilla que verá en el vano motor cuando levante el capó y que va al depósito de aceite -cárter-: en frío, extráigala y límpiela; después, vuelva a introducirla en su orificio hasta el fondo y sáquela de nuevo: el aceite debe impregnar la parte inferior de la varilla comprendida entre las marcas de "Máx." y "Mín.". Si está por debajo, rellénelo con un aceite de las mismas especificaciones -viene detallado en tu libro de mantenimiento-. Algunos modelos -Renault, BMW...- permiten comprobarlo a través del ordenador de a bordo -es una más de sus funciones-. Revíselo cada 5.000 km.
    Líquido de frenos (diez segundos)
    Es el líquido que emplea la bomba hidráulica del sistema de frenos. Si su nivel es muy bajo o se encuentra en mal estado, podemos quedarnos, incluso, sin frenos. Se sustituye cada dos años.
    ¿Cómo lo puede revisar? En el vano motor hay un pequeño depósito ?ver manual de usuario del coche- que, en una de sus caras laterales, lleva las indicaciones de "Máx." y "Mín." para señalar dónde debe estar el nivel del líquido. Si está bajo, para salir del paso, puede rellenarlo con líquido de frenos -debe tener las especificaciones del que lleve su coche: consulte el libro de mantenimiento-; eso sí, acuda cuanto antes al taller para verificar que no existe ninguna fuga.
    Amortiguadores (dos minutos)
    Un amortiguador en mal estado aumenta, de media, un 30% la distancia de frenado ante una emergencia y disminuye la estabilidad del vehículo hasta un 40%. No rinden al 100% más de 30.000 km; a partir de ahí, van perdiendo eficacia lentamente. Sustitúyalos, como mucho, a los 60.000 km.
    ¿Cómo los puede revisar? Pase por un badén de una calle a unos 20 km/h; si después de superarlo nota que la carrocería se queda 'flotando' como si fuera sobre unos muelles, tus amortiguadores están muy por debajo del 20% de su rendimiento. También puede probar a apoyarse sobre cada una de las cuatro esquinas del coche; si al dejar de hacerlo nota que el vehículo se queda oscilando varias veces, están mal. Si están desgastados acuda al taller para sustituirlos.
    Líquido de dirección (diez segundos)
    Es el líquido que emplea la bomba de la dirección para generar asistencia. Si disminuye su nivel, podemos quedarnos sin dirección asistida y nos costará mucho girar el volante.
    ¿Cómo lo puede revisar? Visualmente. En el vano motor debe haber un pequeño depósito que, en su tapa, lleva el dibujo de un volante. En uno de sus laterales tiene unas marcas de "Máx." y "Mín." que muestran los valores máximo y mínimo del nivel. Si está bajo acuda a un taller. No es normal que el nivel disminuya -sólo ocurre por una fuga- y tendrán que revisar todo el sistema de dirección.
    Líquido limpiaparabrisas (diez segundos)
    Si el coche no lleva este líquido y, en marcha, algo nos ensucia el parabrisas, perderemos mucha visibilidad -o toda-.
    ¿Cómo lo puede revisar? Compruebe su nivel cada seis meses y, si está por debajo de la mitad, rellénelo. Para ello, sólo tiene que añadir agua y líquido limpiacristales en el depósito hasta alcanzar su máximo.
    Líquido refrigerante (diez segundos)
    Se encarga de refrigerar el motor. En caso de que se produzca una fuga de este líquido, el motor se sobrecalentará -de 600 a 3.000 euros de reparación-.
    ¿Cómo lo puede revisar? Observe el depósito con líquido rosa, amarillo o verde que hay en el vano motor; su nivel debe estar entre el "Máx." y "Mín.". Hágalo cada 5.000 km -y sustitúyalo cada cuatro años-. En caso de que esté muy bajo, puede rellenarlo con agua o con anticongelante, pero no es normal que el nivel descienda: si le sucede, acuda al taller.